La luna nueva es como una canoa de plata en la que una princesa india navega por el cielo.
Sus remos son también de plata y los mueve tan suavemente que avanza sin un rumor.
Toda la noche navega tristemente porque sabe que nunca alcanzará la ribera.
Al llegar la aurora, la luz del sol la borra, y a la noche siguiente debe volver a empezar.
La luna llena, en cambio es un espejo de oro pálido en el que un príncipe se contempla. Se está vistiendo para ir a un baile. Su traje, recamado de hilos de oro, refulge con suave resplandor. De su costado, pende una espada de diamantes.
Se contempla toda la noche en el espejo, asombrado de su propia hermosura. Y al llegar la aurora, la luz del sol lo borra, sin que haya partido al baile todavía. Y a la noche siguiente debe volver a empezar.
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