Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 26 de marzo de 2017

EL ESPEJO DE SORAYA.

Quién piensa que todas las brujas son viejas y feas, es porque no conoció a Soraya.
Era tan linda que hasta parecía que había nacido con banda sonora. Caminaba como bailando y un nimbo dorado la rodeaba, de la cabeza a los pies.
Era rubia natural y el color de su pelo era también el de su piel.  Puro oro.  Se diría que tenía un sol propio, que la bronceaba todo el año, incluso bajo la lluvia.
Llegó a la Empresa como secretaria de gerencia y entre los hombres se produjo un inmediato revuelo. Fue un estado de celo escandaloso, como gatos en época de aparear.
El corazón de Soraya era como una manzana agusanada.   Gozaba llevando a la desesperación a los que se enamoraban de ella... Que eran todos, sin excepción.  Y lo que era peor, se hacía amiga de las niñas que tenían un novio buenmozo, con la única intención de quitárselos.
Anita fue la primera.
Cayó a la cama con gripe y Soraya ¡ tan buena ella!  empezó a ir a verla cada tarde, al salir de la oficina. Le preparaba una limonada caliente y le leía algún libro, hasta que llegaba el novio a acompañarla.
De más está decir que el ingenuo creía que ella era una especie de hada bienhechora y no una bruja despiadada.
Se enamoró como un demente.
Y solo esperó que Anita se levantara de la cama para deshacer el compromiso.
Hasta compró un anillo, cosa que Anita le había insinuado muchas veces sin que se diera por aludido...Pero, cuando lo quiso poner en el dedo de Soraya, ella se le rió en la cara y le volvió la espalda con desdén.
 Hubo varios otros corazones rotos...Hasta que le tocó el turno a Lidia.
La ví enflaquecer de pena mientras su amado se convertía en un nuevo satélite de ese planeta deslumbrador.
Pero ella era mi mejor amiga y pensé que había llegado el momento de pararle los pies a la vampiresa.
Algo me decía que  su belleza no era natural. Que tenía algo de magia negra. Un conjuro maligno que había que romper a toda costa.
Yo no tenía un novio que pudiera quitarme, así es que me costó lograr que se interesara en ser mi amiga. Pero, al final lo logré. Tal vez porque todas las otras chicas de la oficina habían empezado a hacerle el hielo y a apartarse cuando llegaba.
Conseguí que una tarde me invitara a su casa.  Fui entusiasmada, porque estaba segura que ahí iba a descubrir la fuente de sus malas artes.
Me dejó en el living y fue a su pieza a cambiarse ropa para ir al cine.
De pronto, me llegó nítida su voz que preguntaba:
-Espejito, Espejito ¿ quién es la más hermosa?
Por la puerta entre abierta me llegaron estallidos de luces de todos colores y escuché una voz profunda que le respondía:
-Tú eres la más linda, Soraya. No hay nadie que te pueda igualar.
Me asomé en silencio y la vi parada frente a un espejo de cuerpo entero donde se reflejaba. Más linda todavía, si era posible...Con una belleza sobrehumana, capaz de dislocar huesos y de derretir carámbanos.
¡ Así  que esa era la fuente de su poder!
No me extrañó que el cuento de Blanca Nieves tuviera una dosis de verdad, porque se sabe que la mayoría de los mitos y leyendas también la tienen.
Ahora que ya sabía por donde atacarla, me fui tranquila,  para idear un plan.
Pensé en Sonia, la chica que iba a hacer el aseo a mi departamento, una vez por semana.
Empecé por hablarle a Soraya de lo eficiente que era.  Como dejaba todo brillante y sin cobrar más que lo justo.  Se entusiasmó y me pidió que se la mandara.
Lo siguiente fue convencer a Sonia de que su misión era romperle el espejo.
-¡ Pero, señorita Lily !  ¡  Romper un espejo trae siete años de mala suerte!
-No, Sonia. La cosa cambia cuando la dueña del espejo es una bruja maligna.  ¡ En ese caso serán siete años de buena suerte para ti !
Viéndola todavía dudosa, agregué:
-Y te daré una gratificación.
Eso último terminó por convencerla.
-¡ Qué bueno, señorita!  Con esa plata voy a ir a Talcarehue a ver a mi mamá.
Quedó de ir un Martes a casa de Soraya, llevando un martillo en su cartera, por si allá no encontraba otra cosa mejor.
Esa noche me llamó, entre asustada y feliz:
-¡ Lo hice, señorita Lily!  ¡ Lo rompí!  Hubo relámpagos y truenos y casi me desmayé... ¡Pero me armé de valor y lo molí bien con el martillo!  No quedó ni un pedacito en el que la bruja se pueda mirar...
Soraya faltó tres días a la oficina.  Le dieron licencia médica por depresión.
Cuando volvió, ya no era la misma.
Seguía siendo linda, es cierto. Seguías teniendo el pelo dorado y las caderas con ritmo, cierto también. Pero, aquel encanto subyugante, aquel resplandor de Vía Láctea, se habían esfumado...
Ahora era una rubia más del montón, y lo sabía.
Hasta se veía más baja, como si hubiera perdido un par de centímetros. 

Era el ego el que se le había encogido. Y la verdad es que nunca lo volvió a recuperar.    


viernes, 24 de marzo de 2017

LA HORA DEL PLANETA.

NUESTRO MUNDO.

 

El agua azul me llama de lejos.

Una ola mansa quiero alcanzar.

Muere en la arena mientras suspira:

" Yo soy el Mar...Yo soy el Mar..."

 

El bosque verde también me llama.

Las aves cantan en el pinar.

Bajo el refugio que da su sombra

cierro los ojos para soñar.

 

El viento mece el trigo dorado

y trae aromas del manzanar.

Las mariposas parecen flores

que por prodigio pueden volar.

 

Mira este cielo, mira esta Tierra

si es que tú quieres a Dios mirar.

Su rostro hermoso no lo mancilles.

¡ Nuestro planeta debes cuidar!

 

domingo, 19 de marzo de 2017

BIENVENIDO OTOÑO.


HISTORIA DE GENARO.

A Genaro le inquietaba no tener recuerdos. Su vida parecía reducirse al presente más inmediato, es decir, una semana atrás...
Antes de ese día, en su mente no había imágenes, ni nombres, ni lugares...Solo una masa de sombras que no lograba disipar.
Por un aviso en el diario había llegado a casa de aquel hombre, que según parecía era un famosos  escritor. Solicitó el empleo de secretario y fue contratado sin mayores inconvenientes.
A él mismo lo sorprendió lo fácil que le resultó todo, pero lo aceptó de buen grado, porque no se le ocurría otra cosa qué hacer.
A menudo sentía como si flotara en un mar sin orillas, pero acabó por atribuir su falta de recuerdos a alguna enfermedad o un accidente.  Decidió ir improvisando en su vida, sin cuestionarse demasiado, aunque la incertidumbre de su pasado lo llenaba de melancolía.
El escritor le dijo que podía alojar ahí y lo condujo a un dormitorio muy confortable, al fondo de la casa. Genaro deshizo su maleta y entre sus ropas encontró el retrato de una mujer.
Llevaba una dedicatoria escrita con una letra afilada y elegante:  A Genaro, con el amor de su madre.
Pero él no recordaba haberla conocido nunca.
Su vida empezó a deslizarse tranquila, en una rutina sin sobresaltos.  Clasificar correspondencia, atender los llamados del editor y de vez en cuando, concertar un encuentro con algún periodista.
Todo ésto se efectuaba en las mañanas y  Genaro podía disponer del resto del día a su antojo.
Así fue como una tarde, en un café, conoció a Rosario. Por un tiempo se creyó enamorado y sintió que las sombras que envolvían su vida se hacían menos densas.
 Pero ella lo traicionó con otro hombre.
Tiempo después, conoció a Gabriela.  Fue una aventura grotesca que lo dejó humillado.
 Cuando apareció Blanca, él pensó que sería la mujer de su vida.  Se vio a su lado, envejeciendo juntos, construyendo recuerdos para llenar ese extraño vacío de su memoria.
Pero un día la sorprendió en un café con un desconocido. Tenían las manos entrelazadas y no cabían dudas sobre el grado de intimidad que había entre ellos.
Salió sin que lo vieran, y echó a correr, desgarrado por un dolor rabioso.
Al llegar, se tumbó en su cama, clavándose las uñas en la frente, preguntándose por qué siempre fracasaba en el amor. Le parecía como si su destino estuviera trazado de antemano...
Una mañana,  el escritor salió apresuradamente, dejando el computador encendido.  Al parecer, hacía meses que había empezado una nueva novela. En un fichero había varias carpetas, cada una con el nombre de un personaje. Genaro hojeó el contenido de una y vio que se trataba del perfil de una  mujer.
Las descripciones que hacía de su físico y de su carácter le parecieron familiares. Impresionado, leyó el título de la carpeta:  Rosario. ¡  No podía ser!   La siguiente llevaba el nombre de Blanca...y la otra, el de Gabriela.
 En la última que tomó en sus manos, antes de sentir que desfallecía, leyó claramente: Genaro.
La abrió y descubrió, ya sin sorprenderse,  que se refería a él.  Lo pintaba como un hombre triste y de carácter huraño.  Su historia empezaba con su llegada a la casa del escritor.Luego, esbozados a grandes rasgos, aparecían los lineamientos de su vida sentimental.  Una sucesión de fracasos...
Entonces lo comprendió todo. Su ausencia de recuerdos, la pobreza de su vida sin pasado. La extraña sensación de no poder elegir un destino.
¡El era solo un personaje de ficción!  No existía antes de ocupar ese empleo. Había sido creado en forma caprichosa como parte de una novela que sería publicada en unos meses más.
El computador seguía encendido y no le fue difícil encontrar la última página escrita.  Ahí estaba su vida, manipulada sin escrúpulos por esa mente despiadada.  Vio que se aprestaba a empezar un nuevo capítulo que llevaba por título:  Un fracaso más.
¡ No!  ¡Eso no podía soportarlo!  Apretó varias teclas hasta que estuvo seguro de haberlo borrado todo.  Con lo descuidado que era  el escritor, seguramente no tendría respaldo...Luego tomó las carpetas y echándolas al papelero, les prendió fuego.
Fue a su habitación e hizo rápidamente su maleta. El retrato sobre el velador pareció mirarlo con reproche, al ver que lo dejaba.  Pero no le hizo caso. ¿ Para qué llevarlo si no era su madre?  ¿ Si eran un detalle más agregado por el novelista para darle veracidad a una historia inventada?
 Al pensar en él, sintió una rabia homicida. Le dieron ganas de destrozarlo todo. Quemar también el computador y la casa entera... 
¡ Pero no tenía tiempo!  Necesitaba huir antes de que llegara y tratara de retenerlo con otra   mentira más.
Se sentía muy débil y lo atribuyó a la impresión de su descubrimiento. Al tomar la maleta, la notó más pesada, como si alguien la hubiera llenado con un montón de piedras.
Algo extraño le pasaba...Era evidente que perdía fuerzas a cada segundo.
Quiso abrir la puerta para huir y su mano resbaló sin poder asir la manilla...Se miró en el espejo del vestíbulo y vio que su rostro empezaba a borrarse.También su cuerpo se estaba diluyendo.
  Desesperado, soltó la maleta y manoteó unos segundo, sintiendo que se hundía en un agua negra. Lo último que vio en el espejo fueron sus ojos, agrandados por la desesperación.
Y después, nada. 



domingo, 12 de marzo de 2017

OLIVIA.

Juan estaba cesante y deambulaba por la ciudad, a paso lento, llevando en los bolsillos apenas unas monedas para pagarse un café.
Al pasar frente a una tienda, le llamó la atención un maniquí que había en una vidriera.  Era una mujer rubia, muy linda y estaba vestida con un traje de fiesta, que realzaba su figura.
Juan se quedó mirándola embobado. ¿ Cuando podría conocer a una mujer así?
Al cabo de un minuto, el maniquí sonrió con coquetería y le dijo:
- No me cabe duda de que te he impresionado.
Juan la miró incrédulo y no atinó a decir palabra.
Ella lanzó una risita burlona y le preguntó:
-¿ Se puede saber como te llamas?
- J..J..Ju..Juan. Me llamó Juan. ¿ Y tú?
-Bueno, como ves soy un maniquí,  así es que nadie se ha molestado en ponerme nombre. Pero me gustaría llamarme Olivia.
-¿ Y no te aburres en esa vidriera, Olivia?
-¡ Muchísimo!  Es cierto que me cambian a menudo el vestido y que la gente se detiene a admirarme...Pero me cansa estar de pie todo el día. Además me siento prisionera aquí. ¡ Me gustaría salir  a conocer el mundo!
En ese momento, dos mujeres se acercaron y Olivia rápidamente volvió a su inmovilidad. Sus ojos quedaron fijos en un punto indefinido y su boca, tan cerrada como le corresponde a una boca que ha sido pintada en una cara de yeso.
Juan decidió volver al otro día. Pensó que había soñado o se había imaginado su diálogo con Olivia.
-¿ Estaría borracho?- se preguntaba- Sería bien raro porque solo había tomado una taza de café...
Comprobó que no había nadie mirando y se acercó, expectante.
A Olivia le habían cambiado el traje. Ahora llevaba uno de lanilla azul, a tono con sus ojos y sobre su melena rubia, lucía una boina, al estilo de París.
Al ver a Juan, sonrió complacida.
-¡ Qué bueno que volviste!  ¿ Y qué te parece como me veo?
Juan tiritaba de emoción. Después de todo era cierto. ¡ Estaba viva !
-Olivia- le confesó- Ayer pensé en ti todo el día. En la noche me desvelé y cuando logré dormir, soñé contigo.
-Yo también pensé en ti y deseé que volvieras. Tú eres el único que puede sacarme de aquí. Iremos a donde tú quieras. ¡ Vamos juntos a recorrer el mundo!
-Pero ¿ como podría sacarte de ahí?
El vigilante de la tienda, que había notado la presencia de Juan el día anterior, se acercó temiendo que fuera un ladrón que planeaba un atraco.
-Y usted, joven ¿ qué busca por aquí?
Juan reaccionó a tiempo y le dijo que buscaba empleo.
- Casualmente, necesitamos a alguien para hacer el aseo. Entre y hable con el encargado del personal.
A Juan le pareció un sueño. ¡ Ahora podría estar cerca de Olivia y planificar como llevársela!
Llegaba muy temprano todos los días y se ponía a limpiar el polvo de los estantes. Luego se quitaba los zapatos y entraba con cuidado al interior de la vidriera. Agitando el plumero, se acercaba al maniquí y le apretaba la mano. Ella le correspondía el apretón y le susurraba despacito:
-¡ Te quiero, Juan!
Con el paso de los días, Juan se empezó a desesperar. Ya no le bastaba estar cerca de Olivia.  ¡Necesitaba sacarla de ahí y llevársela a su casa !
Una tarde, en lugar de salir con el resto de los empleados, se escondió en el cuarto de las escobas.  Cayó la noche y en la tienda solo quedó encendida la luz de la oficina del nochero, que pronto se quedó dormido frente al televisor.
Juan entró sigilosamente a la vitrina y tomó a Olivia entre sus brazos.
Iba saliendo por la puerta trasera que daba a un callejón, cuando lo interceptó un policía que hacía su ronda.
-¡ Alto!  ¿ Adonde va con ese maniquí?
-No, oficial. Se equivoca. Ella es Olivia, mi novia, y nos vamos juntos a mi casa...
-¡ Así que su novia!  Ja ja...Me salió un ladrón ingenioso, por lo que veo.
En vano, Juan apretaba las manos de Olivia, rogándole:
-¡ Dile, pues que eres mi novia, que no te estoy robando!
Pero ella permanecía muda, con sus ojos de vidrio fijos en la oscuridad de la noche.
El policía intentó arrebatársela y en el forcejeo, se le salió un brazo.
-Ya, pues, hombre ¡ entréguela!  ¿ Que no ve que se está rompiendo?
En medio del barullo, apareció el nochero y el policía le entregó el maniquí. Acto seguido le puso unas esposas a Juan y se lo llevó a la comisaría.
El pobre iba llorando, no tanto por la humillación como por el dolor de haber perdido a su amada.
Lo tuvieron toda la noche encerrado en una celda.  Cuando amaneció, escuchó a unos policías que se reían de él.
-¡ Ya, soltémoslo!  El tipo está loco, pero es inofensivo...
A media mañana, le abrieron la reja y de un puntapié lo lanzaron a la vereda.
Juan se fue corriendo, antes de que se arrepintieran y su primer impulso fue ir a la tienda.
Vio que ya habían abierto y que en la vidriera había un nuevo maniquí. Esta vez era morena y llevaba un abrigo de piel.
Dio vuelta la esquina y en el callejón casi chocó con un contenedor de basura. Adentro estaba Olivia.
Le habían quitado el vestido y le habían arrancado la peluca rubia. Se veía calva y fea.
Juan se acercó a ella y la miró con lástima.
-Tenía razón el policía anoche...Es solo un maniquí. ¿ Como pude creer que estaba viva?
Se acordó que en la comisaría le habían prohibido terminantemente acercarse a la tienda. Se alejó rápido, temiendo que lo detuvieran otra vez.
  Iba tan apurado que no alcanzó a escuchar una voz llorosa que salía del contenedor:
-¡ Juan!   ¡ No te vayas! ¡ No me dejes!   ¿  Ya no vas a llevarme a conocer el mundo?

   

domingo, 5 de marzo de 2017

LIRIOS Y ROSAS.

Hacía tiempo que Rosa tenía un diario de vida. Había empezado a escribirlo sin propósito alguno, como no fuera desahogarse, una tarde en que llegó triste de su trabajo.
Tomó un cuaderno y vertió en él toda la desesperanza por su vida, que le parecía estéril y sin sentido.
Frente a las demás personas representaba una pequeña farsa de optimismo, porque no le gustaba que la compadecieran o que alguien, nunca falta ese alguien , se alegrara al saberla infeliz.
Una noche, al abrir su cuaderno, se encontró con algo asombroso. ¡  Otra persona había  escrito en su ausencia !
Pero ¿ como pudo haber entrado ?  Ella dejaba bien asegurada la puerta cada día, antes de salir. Además, en el departamento no faltaba nada.
Por otra parte, era absurdo pensar que alguien hubiera entrado solo para escribir algo en su diario.
Notó que era una letra casi infantil. Y el tono de lo escrito revelaba también a una persona joven.
Decía, por ejemplo:   " Hoy desperté contenta y no sé por qué. Quizás tuve un sueño lindo del que no me acuerdo. Como está lloviendo, saqué mi bufanda roja para ponerle un toque de color vivo a este día gris.  En el Metro, le di el asiento a una señora que llevaba un gran ramo de rosas y ella me regaló una.  Al llegar a la casa, la puse en agua. A veces me siento triste cuando las cosas no me salen bien...Pero, ahora, con solo mirar mi flor,  recupero el buen ánimo"
A Rosa la conmovió ese entusiasmo juvenil. Le recordó como era ella, hacía unos años...¿Por qué la vida la había cambiado tanto?
Dos días después, encontró otras frases escritas en su diario:
" Por más que le cambiaba el agua dos veces al día, mi flor se marchitó.  ¿ Por qué la Belleza es tan efímera?  Solo la fealdad y el dolor tienden a perdurar en el tiempo.  Ya sé que las rosas tienen poca vida. Si me dieran a elegir qué flor quiero ser, yo elegiría ser un lirio azul, como los que pintaba Van Gogh.  De todos modos, me llamo Lily, que en inglés significa lirio."
Cuando terminó de leer, Rosa quedó aún más intrigada. ¿ Quién era Lily?  Primero imaginó que era el personaje de algún sueño, que se introducía en su vida con algún propósito.
Después le pareció más lógico pensar que era el fantasma de alguien que había vivido antes en ese departamento.
Para desentrañar el misterio de una vez, bajó a hablar con el conserje, que llevaba muchos años trabajando en el edificio.
El recordó de inmediato a un matrimonio que tenía una hija de poco más de quince años.
-¡ Era tan alegre, tan llena de vida....hasta que se enfermó!-  dijo el anciano suspirando  -  Sus papás lloraban el día que la ingresaron en una clínica.  Nunca más salió de ahí.
Eso era todo lo que recordaba, pero Rosa no necesitó que le dijera que el nombre de la niña era Lily.
Varios días se siguieron alternando en el diario sus páginas amargas con las otras gozosas. Hasta que una noche no se tomó el somnífero que la ayudaba a dormir.  Quería quedarse despierta porque estaba segura de que Lily vendría a escribir y ella podría verla.
Pasadas las doce, cuando los ojos se le cerraban de cansancio, escuchó un leve rumor, como el roce de un vestido. Una figura casi transparente se había sentado frente al escritorio.
Rosa oyó nítidamente el sonido del papel, cuando abrió el diario.
Al terminar de escribir, se volvió hacia Rosa con una sonrisa de secreto regocijo. Era evidente que se sabía observada.
Después, en cosa de segundos, desapareció.
Rosa se acercó a leer lo que había escrito. Decía lo siguiente:
" Alguien escribe aquí cosas tristes cuando yo no estoy. Es una mujer llamada Rosa. Ella cree que yo soy un sueño que se introduce en su vida y yo creo que ella es una vida que se introduce en mi sueño. Pero ¡ qué vida tan desolada!  Quisiera poder darle mis días de sol y quedarme con los suyos de lluvia. Sabría disfrutarlos también. Ella sólo piensa que se mojará los zapatos, en cambio yo me imagino lo hermosos que se verán los árboles con sus joyas de diamantes.  ¿ Será muy tarde para salvar su corazón? "
Eso fue lo último que escribió en el diario. Nunca más volvió a verla.
Pero, bajo en influjo de Lily,  Rosa trató de escribir frases menos amargas.  Poco a poco,  sintió que de alguna forma iba rescatando algo de la frescura de su pasada juventud. Y empezó a enfrentar la vida y a la gente con un espíritu más conciliador.
Seguramente, ese había sido el propósito de Lily, al introducirse en su vida. 
Decidió que no podía defraudarla. Que tenía que demostrarle que aún era tiempo de salvar su corazón. 


miércoles, 1 de marzo de 2017

NO ME REGALES LA LUNA.

No me regales la Luna. La encuentro fría y poco sincera.  La mayor parte del tiempo anda como de perfil, mirando de soslayo. Muy pocas veces en el mes se muestra de frente y  da la cara.
Entonces, le gusta que la llamen Luna llena...  (Más que todo, porque está llena de vanidad.)
Así es que no me la regales.

Prefiero que me regales  una estrella, para usarla como lámpara de velador... En esas noches en que tengo insomnio , de tanto pensar en ti.