Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 29 de mayo de 2016

EL REFLEJO DE MARIANA.

Mariana trabajaba en una librería. Durante el día, entraba mucha gente, pero pocas personas se decidían a comprar. La mayoría sólo entraba a hacer tiempo mientras hojeaban los libros sin mayor interés.
Pero ella debía estar siempre atenta a cualquier consulta, disimulando con una sonrisa su escepticismo y su desdén. Era natural que al final del día terminara agotada.
En las mañanas despertaba malhumorada y llena de pesimismo. ¡ Otro día fastidioso, idéntico al anterior!  Y como no tenía con quién desahogar su amargura, le hablaba al espejo mientras se vestía.
No le extrañó demasiado que un día, su imagen le respondiera. Estaba dispuesta a aceptarlo, pero lo que le molestó fue que la contradijera.
-¡ Seguro que se viene otro día infernal!- rezongaba Mariana, mientras se abrochaba la falda- Gente fastidiosa que pregunta y pregunta, sin jamás comprar nada...A veces siento que la sonrisa se me convierte en mueca y un día de éstos,  les voy a soltar una palabrota...
-¡ Mariana!  ¡ Qué temprano empiezas!- le reprochó el espejo- Siempre estás lamentándote y compadeciéndote de ti misma. Si miraras a tu alrededor, verías que hay gente que lo pasa más mal que tú y te mostrarías agradecida de la suerte que tienes...
-¡ Claro!  A ti qué te cuesta dar consejos y pontificar como libro de autoayuda- le respondió Mariana furiosa- ¡Como no haces nada en todo el día!  Tu única tarea es reflejarme en las mañanas mientras me visto. Seguro que cuando me voy, te pones a dormir. ¡ No es raro que estés tan descansado!
Su imagen en el espejo no le contestó, pero la miró en forma misteriosa, como si tuviera algún secreto que ocultar.
Mariana salió de su casa de peor humor que de costumbre.  ¡ Ahora resultaba que su reflejo pensaba distinto que ella y más encima se daba el gusto de contradecirla cuando hablaba!
 -Y esa sonrisa que trató de disimular - pensaba enojada- ¿ Tendrá algo que esconder, que lo tiene tan contento?
   En la tarde, al volver del trabajo, se bajó del Metro una estación antes, porque ya no soportaba ni un minuto más los pisotones y los manoseos.
Al pasar frente a una fuente de soda, tuvo que restregarse los ojos para convencerse de lo que veía.
Allí estaba su reflejo, llevando su mejor vestido. Sentada junto al mesón, tomaba un jugo, acompañada de una amiga. De una amiga de Mariana, naturalmente...Bueno, no tan amiga. Nunca se habían llevado muy bien...Pero ahora vio que se reía y parecía encantada escuchando las ocurrencias de la falsa Mariana.
O sea, la muy pérfida,no sólo salía a pasear en su ausencia sino que se apropiaba de su vida y le quitaba las amigas,  haciéndose la simpática. ¡ Traidora!
Se apuró en regresar a su casa, para constatar su ausencia, pero allí estaba. ¡ Había vuelto antes!
 La vio venir desde el fondo del espejo, reflejando fielmente su cara de agotamiento y de rabia. No pudo reprocharle nada...
Otro día, le pasó algo que no supo si era peor o mejor, después de todo. Se topó en la calle con Rafael, un muchacho que le gustaba mucho y a quién no había logrado interesar.
-¡Mariana!  ¡ Qué gusto verte!  Quería decirte lo bien que lo pasé  contigo el otro día.  ¡Qué suerte tuve de encontrarte en ese café!  ¿ Qué tal si nos juntamos ahí mañana?
  Mariana se quedó muda. Comprendió de inmediato que era su reflejo el que había estado con Rafael. Sintió celos y rabia, pero después pensó que le convenía seguir el juego y aprovecharse de los adelantos que había logrado su otro yo.
Así es que rápidamente aceptó la invitación.
Pero cuando llegó a su casa, el resentimiento la embargaba. Se sentía suplantada por su reflejo. Se daba cuenta de que su imagen se mostraba más simpática que ella y lograba despertar afectos que siempre se le habían negado.
Fue a la despensa y cogió un martillo. Con él en la mano, se dirigió al espejo.
- ¡Eres una traidora!  ¡ Me quitas mis amigas y te haces querer por el hombre que me gusta!
¡No lo voy a tolerar!  ¡ No cabemos las dos en este mundo!
Al verla blandir el martillo, dispuesta a romper el espejo, su reflejo gritó.
-¡ No, Mariana! ¡ No lo hagas!  ¿ No comprendes que yo soy tú, tal como debieras portarte con el resto de la gente!  Te he pavimentado el camino para que cambies...Sé más amable,  interésate en los demás...¡No vivas pensando sólo en ti misma!   Y yo te prometo no moverme del espejo nunca más.
Se abrazaron conmovidas y el martillo quedó olvidado en un rincón.
Tiempo después, Mariana se acordó de él cuando lo necesitó para poner un clavo en la pared de su dormitorio .
 Quería colgar una foto, donde ella y Rafael aparecían sonriendo,tomados de la mano. 


domingo, 22 de mayo de 2016

FOTOGRAFIAS.

Melita entró radiante al departamento que compartía con Felipe.
-¡ Mira, mi amor!  ¡ La tía Yaya me dejó de herencia una maleta llena de tesoros!
-Ja- respondió Felipe, escéptico, sin apartar los ojos de su tablet - Conociendo loa avatares financieros de tu tía Yaya, dudo que pudiera dejarte algo valioso...
-¡ Pero, mira!  La maleta está llena de cosas estupendas.
Melita esparció sobre la alfombra un conjunto eterogéneo:  sombreros viejos, pretenciosos candelabros " de plata" que pregonaban  a gritos estar hechos de peltre, albums de fotos medio deshojados y cuellos de piel comidos de polilla.
-Te lo dije, Melita. ¡ Basura y nada más!
-¿ Y ésto?- exclamó ella, separando del montón una especie de caja- Es una antigua máquina fotográfica. De esas que entregaban una instantánea al cabo de unos segundos ¿ te acuerdas?
-¡ Seguro que no funciona!
Felipe parecía dispuesto a exhibir todo su muestrario de expresiones desdeñosas. Pero, Melita no se rendía.
-¿ Y si está buena?  ¡ A ver!  ¡ Tómame una foto!
Y adoptó una pose sugestiva reclinada sobre el sofá.
-Bueno- concedió Felipe, aburrido. Y apretó el obturador.
Después del relampagueo del flash, no pasó nada. Fue como si la máquina, luego de soltar ese destello, como un último suspiro, se hubiera muerto de agotamiento.
-¿ No te dije?- alcanzó a burlarse Felipe. Pero en eso, se oyó un chasquido inesperado y por una ranura de la máquina, asomó una cartulina.
-¡ Resultó!- gritó Melita- ¡ Mira!
Pero, ambos quedaron atónitos. En la foto aparecía ella, por supuesto, llevando el mismo vestido liviano que lucía ese día, pero se veía empapada por una copiosa lluvia y buscando refugio en el quicio de una puerta.
-¿ Qué es ésto?- se preguntaron, consternados.
Felipe meditó un rato y luego pareció haber dado con la explicación.
-Esta es una máquina con truco. Adentro hay varias cartulinas preparadas de antemano y sólo toma la cara de la gente. Como en esos telones que hay en la playa, en que tú asomas la cabeza y en la foto apareces vestido de marino, navegando en alta mar.
 -Sí, debe ser....- aceptó Melita, dudosa y haciendo girar la máquina entre sus dedos, sin querer apretó el obturador.
-¿ Qué fotografiaste ahora?- le preguntó Felipe.
-Nada. Creo que la puerta de entrada...Dudo que se pueda hacer algún truco con eso.
A los pocos segundos, se oyó el chasquido y ambos se precipitaron a coger la instantánea.
En la cartulina aparecía la puerta...y una mujer morena entrando por ella, con aire decidido.
Felipe se puso pálido y quiso romperla. Melita lo miró sorprendida de su extraña reacción.
En ese momento, sonó el timbre.
Melita corrió a abrir y la misma morena de la foto se precipitó en el living, con aire amenazador.
-¡ Así que era verdad, cínico, infeliz !  ¡ Me dijeron que me engañabas, me dieron esta dirección....y no quería creerlo!
Se avalanzó sobre Felipe, dándole un bofetón.
El, rojo como la grana, se volvió hacia Melita, que miraba la escena, paralizada.
-¡ Melita!  No es lo que parece...Te juro que es un error. ¡ Nunca antes había visto a esta mujer!
-¡ Canalla!- rugió la morena, y tomando un florero, se lo lanzó a la cabeza. Felipe lo esquivó de milagro.
Melita no quiso ver más. Llorando a gritos salió a la calle, sin mirar a donde iba.
No le cabía duda de la traición de Felipe. Siempre había dudado de él y ahora tenía la prueba irrefutable de su infidelidad.
Mientras vagaba por las calles, sin rumbo, el cielo se había encapotado y de pronto empezó a llover con furia, dejándola empapada en pocos segundos. La tela fina del vestido que llevaba se le adhería al cuerpo y tiritando, buscó refugio en el quicio de una puerta.
Entonces se acordó de la foto en que aparecía mojada...y en todo lo que había pasado después. Y no le cupo duda de que la máquina tenía el poder de fotografiar los acontecimientos venideros.
Se había anticipado a la llegada de la mujer y a la huida de Melita, bajo la lluvia.
¡ Tenía que recuperar esa máquina!  Con ella podría ver el futuro y ya no recibiría más decepciones.
¡ Tenía que apurarse!  Felipe ya habría comprendido también el valor que tenía. Y si se apoderaba de ella, sólo pensaría en venderla y hacerse rico.
Regresó al edificio y se quedó merodeando en los alrededores.
Al rato vio salir a la morena acompañada de Felipe. El la iba recriminando ásperamente, pero ella , sin hacerle caso, se arrimaba, colgada de su brazo y cada cierto tiempo, se ponía de puntillas y lo besaba en el oreja. Eso, a él no parecía molestarle...
 Melita esperó que se alejaran y subió corriendo al departamento. Sobre la mesa del living estaba la máquina. La tomó con cuidado, temiendo que un movimiento brusco estropeara el mágico mecanismo.
Se asomó con ella a la ventana y se puso a esperar que regresara Felipe. Apenas lo viera venir, le tomaría una foto y conocería sus verdaderas intenciones antes de que empezara a hablar.
Pero, le llamó la atención una etiqueta pegada en un lado del aparato. Decía:  " Prohibida la venta. Prototipo de prueba. Capacidad:  Dos instantáneas."
- ¡No puede ser!- exclamó Melita- ¡ Será otra payasada de esos malditos fabricantes!
Apretó el obturador, pero no ocurrió nada. No hubo flash ni chasquido. Ahora sí que la máquina estaba muerta.
Furiosa, la arrojó por la ventana del octavo piso en que vivían. El aparato fue ganando velocidad y golpeó violentamente a Felipe, que se apresuraba hacia la entrada, seguramente preparando alguna nueva mentira...
Melita lo vio caer fulminado y quedar tendido como un muñeco de trapo, sobre la vereda. Un enorme chichón de color azul empezaba a crecer sobre su frente.
-¡ Casualidades de la Vida! - reflexionó Melita. Y ya más segura de sí  misma y de su destino, se dirigió al dormitorio a preparar su maleta.

¡ Qué máquina tan servicial !


domingo, 15 de mayo de 2016

EL DIARIO DE VIDA.

Hacía años que Marina llevaba un diario de  su vida, pero hasta ella misma se daba cuenta de lo anodino que era.  Pensaba que si algún intruso se metiera en su escritorio e intentara leerlo,  al cabo de dos páginas ya estaría roncando.
Todos los días eran iguales, nunca pasaba algo nuevo que rompiera la pesada monotonía.
Así es que un día se le ocurrió escribir un diario falso. Apócrifo, como dicen en literatura.
Decidió ser otra y llamarse Leticia. Ese era un nombre que le encantaba. Le sonaba misterioso y prometedor. Una mujer con un nombre así forzosamente  tendría una vida interesante.
A Marina le resultaba muy exitante llegar todos los días de su monótono trabajo y sentarse a escribir lo que le había ocurrido a Leticia.  ¡ Ella sí que lo pasaba bien!
Generalmente llegaba apurada a cambiarse ropa para salir con Rodolfo. ¡ Y qué guapo era él!
Rubio de ojos grises....Siempre estaba llamándola e invitándola a salir. Un día de esos, seguramente, le declararía su amor.
Marina pensaba que Leticia no era hermosa, pero sí muy interesante y sofisticada.
Sabía sacarse partido. Un día Marina se paró frente al espejo y trató de imitar su peinado. Un rodete tirante sobre las sienes y que acentuaba la línea de sus pómulos.
Adivinó que Rodolfo se iba a declarar una de esas noches y compró un vestido de terciopelo verde musgo que resaltaría la piel pálida de Leticia.
No se daba cuenta de que poco a poco iba identificándose con el personaje, al extremo  de que sentía que era Leticia la que escribía el diario y no ella.
Fue una noche mágica cuando Rodolfo se le declaró.  El le puso un anillo con un brillante en el dedo y fijaron la fecha para el matrimonio.
Sin embargo, la dicha duró poco. Un día Marina vio que Leticia había escrito en el diario:
"Ya le dije que sí y voy a casarme con él, pero no estoy segura de amarlo."
Se indignó. ¿ Cómo era posible?  ¿ Se daba el lujo de despreciar la oportunidad de amar?   ¿No pensaba en ella, en Marina, que nunca había tenido una oportunidad semejante?
Con el tiempo, Leticia empezó a escribir cosas enigmáticas, pero que dejaban traslucir que estaba engañando a Rodolfo. Marina no podía concebir tanto cinismo.
A pesar de todo,   seguía pensando que Leticia era sólo un personaje creado por ella, para escapar a la frustración de su vida sin alicientes. Y que bastaría con romper el diario para destruirla y terminar así con tanta desvergüenza .
Pero una tarde llegó una caja de flores. "  Para la señorita Leticia" -dijo el mensajero.
Traía una tarjeta firmada por Rodolfo. " A las nueve pasaré a buscarte a tu casa, mi amor".
Marina quedó consternada. ¡ Así que, después de todo, Leticia había cobrado vida !
Seguro que se preparaba a seguir mintiendo y burlándose del pobre Rodolfo. Pero, ella no lo permitiría.
Tomó el diario y metió en el fondo del closet, cerrándolo con llave.
A las nueve en punto sonó el timbre y  Marina abrió la puerta.
En el umbral estaba Rodolfo, con su cabello rubio y sus ojos grises...Tan guapo que aceleraba los latidos del corazón.
Al verla, se quedó confundido.
-Perdone, señorita. Busco a Leticia...
-Lo siento-dijo Marina- Leticia salió, pero si quiere, puede pasar a esperarla.
Ya en el interior, se sentaron frente a frente y él le dijo, extrañado.
-Ustedes dos se parecen mucho. Se peinan igual...y ese vestido de terciopelo verde ¿ no es el mismo que llevaba ella el otro día?
Marina no supo qué contestar y en ese mismo instante, empezaron a llegarle ruidos provenientes del dormitorio. Como si alguien que estuviera encerrado,  aporreara la puerta con desesperación.  Indudablemente, era Leticia.
Antes de que Rodolfo llegara a escuchar el alboroto, Marina exclamó:
- ¡Lo siento tanto ! No me atrevía a decírselo... Leticia se fue de esta casa y me  dijo que no volverá más.
Rodolfo se puso pálido y se levantó para irse. Y en la puerta, se volvió hacia ella.
-Vendré otro día, para saber si hay noticias...
Apenas él se fue, Marina  corrió a sacar el diario del closet y lo quemó en la llama de la estufa a gas.  Ardió gloriosamente y en cosa de segundos, sólo quedaron unas briznas de papel chamuscado...
¡ Ya no habría más noticias de la pérfida!
Y cuando Rodolfo volviera.....
- El dijo que nos parecemos mucho- suspiró Marina, esperanzada-  Y si sigo peinándome con este rodete y usando el vestido de terciopelo verde, es muy posible que termine enamorándose de mí...


domingo, 8 de mayo de 2016

EL VIAJERO.

Ella lo vio salir con una maleta. Se había puesto su abrigo y su viejo sombrero de ala ancha.
-¿ A dónde vas?
- Voy Allá.
- ¿ " Allá "  dónde?
-Allá donde pertenezco. Aquí me siento prisionero. Me ahogan estas paredes.
Ella guardó silencio. No entendía lo que él quería decir, pero no se extrañó de su partida.
Siempre supo que terminaría por abandonarla.
De a poco se habían ido cortando los lazos que los ataban. Ahora sólo los mantenía juntos la costumbre, como una frazada gris que los envolvía, sofocándolos.
Lo había notado ausente, sumergido en su introspección y no había podido atravesar el muro que se alzaba entre ellos.
Lo miró partir sin un gesto.
La puerta se cerró sin ruido a sus espaldas. El la había sostenido hasta el último momento, para que no se golpeara contra el marco. Pensaba tal vez que esa partida silenciosa  le haría menos daño a ella.
Pero su precaución fue inútil. Porque un ancho hueco de ausencia se abrió a donde antes había estado su cuerpo.
La vida de ella se volvió una laguna oscura donde iba arrojando las horas, como guijarros que se hundían sin dejar huella.
El partió libre y esperanzado. Caminó durante largo tiempo sin detenerse. Atravesó pueblos grises, envueltos en una neblina de humo o de melancolía. Ninguno de ellos era su meta.
Por fin divisó a lo lejos los muros de una gran ciudad.
Un alto muro la rodeaba y junto a la puerta vio parado a un hombre.
-¿ Es ésto  " Allá" ?-le preguntó esperanzado.
-¡ OH, no!- le respondió su interlocutor, con un dejo de burla- "Allá " está mucho más lejos. No has recorrido ni la mitad del camino.
- Y esta ciudad qué es?
- Esta ciudad es  "Mientras".  Puedes descansar aquí antes de reanudar la marcha. Encontrarás a otros que andan buscando lo mismo que buscas tú...
A medida que se internaba en la masa gris de edificios, vio a mucha gente caminando delante de él. En sus caras brillaba débilmente la esperanza, como una brasa que crepita antes de extinguirse.
A todos parecía guiarlos la certeza de que su destino se encontraba " Allá".
Al día siguiente, salió de la ciudad y caminó durante largo tiempo.
Su espalda se fue encorvando y su pelo se volvió gris, como si lo cubrieran las cenizas de su esperanza.
El cansancio lo agobiaba, pero siguió caminando sin alcanzar nunca la meta. Cuando por fin creía haber llegado, la veía diluirse como un espejismo.  Los que marchaban junto a él se iban quedando a tras y se perdían en los recodos del camino.  A muchos los vencía la fatiga y la convicción de haber buscado en vano.
Un anochecer, cuando creyó que ya no le quedaban fuerzas, entró a una ciudad. Sintió renacer su optimismo.
¡ Tiene que ser este el lugar que he buscado durante tanto tiempo!
Las calles estaban oscuras y las casas parecían desiertas.  Pero, vio brillar una luz tras el vidrio de una ventana.
Golpeó la puerta y le abrió una mujer de ojos apagados.
- ¿ He llegado al fin?  ¿ Es ésto " Allá" ?
- No- suspiró ella- Este es el mismo lugar de donde partiste.
La miró sobresaltado y sólo entonces reconoció a su mujer. En las arrugas de su cara vio escrita una historia de tristeza y abandono.
Arrepentido, se dejó caer a sus pies y hundió la cabeza en los pliegues de su falda.
Ella lo oprimió contra sí y acarició su pelo encanecido. Con ternura, sus dedos intentaron alisar los surcos de su frente.

-¡ Quédate conmigo!- le pidió, sonriendo entre sus lágrimas- ¡ Quédate conmigo porque aquí está el Amor!  ¡ Quizás " Allá"  sólo se encuentra la Muerte !


domingo, 1 de mayo de 2016

LA PRIMAVERA DE LAURA.

Laura oprimió el botón de acceso al computador y digitó la clave que sólo ella conocía. De inmediato la pantalla se iluminó y apareció el logotipo del Archivo General, que era la Sección en que ella trabajaba.
Le habían dicho que su labor era vital para el desarrollo de los planes del Gobierno. Pero Laura  sentía que sólo era una pieza más de una enorme maquinaria.
En la vasta sala iluminada por la fría luz de neón, trabajaban otras treinta jóvenes muy parecidas a ella.
Laura pensó que las seleccionaban cuidadosamente para que formaran un conjunto armónico.
Todas rubias, de facciones similares, se veían serenas y eficientes,  atentas únicamente a las pantallas de sus computadores.
Laura notaba que ninguna de ellas la miraba nunca, pero ella recorría ansiosamente  sus rostros, buscando un gesto amistoso que la rescatara de su soledad.
Una vaga inquietud la turbaba, no sabía desde cuando y le parecía que desde siempre.
Sospechaba que ese trabajo monótono había ido vaciando su mente de recuerdos. Por más que trataba, no lograba rescatar de su pasado ni una imagen de sus padres , ni una escena de su infancia.  Todo parecía sepultado bajo una capa de arena y convertía su vida en ese presente plano y estéril, donde ni siquiera  existía la nostalgia de lo que pudo suceder alguna vez.
A través de los vidrios del ventanal, veía los árboles cubiertos de un delicado follaje color esmeralda. Antes los había visto ir quedando desnudos cuando el viento del invierno  desprendía sus hojas amarillas.  Ahora estaba llegando la primavera y Laura se preguntaba si ese renacer de la naturaleza sería lo que hacía crecer esa extraña  inquietud en su interior.
¿ Pero por qué nadie más que ella parecía sentirla?  Espiaba los rostros de sus compañeras y las veía tan imperturbables, tan deshumanizadas. Sólo atentas a la pantalla que frente a ellas centelleaba sin cesar.
De pronto, vio abrirse la puerta que comunicaba con el pasillo.
Entró un grupo se funcionarios de la planta, escoltando a un visitante desconocido.
Laura se estremeció. Nunca antes lo había visto, ni siquiera en sueños, puesto que no recordaba haber soñado jamás.
Miró su rostro y comprendió que era el hombre a quién podría amar.
Su corazón aceleró sus latidos. El vacío de su vida desapareció. Todo ese hueco sombrío que había existido hasta entonces en su mente, se iluminó de pronto. Fue como si amaneciera, después de una noche muy larga.
Sus manos abandonaron el teclado y se apoyaron sobre su pecho.
Vio al grupo de hombres recorrer la inmensa sala. Un funcionario parecía ir detallándole al visitante el trabajo que allí se realizaba. El asentía con sonrisa cortés y su secretario iba tomando notas.
De pronto, los ojos del grupo se fijaron en ella. Los vio dirigirse a su escritorio y una mezcla de temor y de júbilo agitó su corazón.
¿ Vendrían a amonestarla porque estaba distraída?  ¡ No importaba! El se acercaba y Laura tendría la oportunidad de mirarlo de cerca y escuchar su voz...
Se detuvieron junto a ella. El funcionario que había hablado hasta ese momento, la envolvió en una mirada fría y la señaló al visitante.
- Este es el prototipo WH 14.  Lo llamamos Laura, como nombre de fantasía....Entró en funcionamiento a principios de otoño.
-¿ Y como se comporta?- preguntó él, con una voz sin inflexiones.
-Es muy eficiente, no cabe duda. Pero hemos detectado una serie de reacciones inusuales que parecen conspirar contra su eficiencia.
-¿ Qué quiere decir?
-No sé, aún no lo decifro. Pero le han agregado un nuevo programa de humanidad ficticia que escapa a los parámetros deseados...
Laura no comprendía nada. Ni siquiera escuchaba bien, porque los violentos latidos de su corazón la ensordecían.
Sus ojos se clavaban en el rostro del hombre desconocido, persiguiendo inútilmente una mirada que correspondiera a su emoción.
En un instante de silencio se escuchó  lo que parecía el tic tac de un reloj.
-¡Una bomba!- exclamó el desconocido, retrocediendo.
-  ¡No señor, no tema ! El sonido viene del interior del robot. Algo debe haber alterado su mecanismo.
- ¡ Ábralo!- ordenó él, con voz autoritaria.
El funcionario tocó un resorte en la espalda de Laura, y automáticamente se abrió una puertecita en mitad de su pecho.
-¿Qué es eso?- preguntó alguien.
-¡ Parece un corazón!- dijo otro- ¡ Debe ser una broma del fabricante!
-  ¡Ya me parecía que este robot tenía una falla!  - exclamó el funcionario con las facciones alteradas- ¡ Un corazón!  Me gustaría saber quién fue el gracioso...
-Retírenlo de inmediato- dijo el desconocido, en tono molesto- Se hará una investigación. Mientras tanto, el prototipo WH 14 queda descontinuado.