Había
empezado la primavera y el aire llegaba tibio y cargado de olor a flores.
Julieta
escapaba todas las tardes del estrecho departamento y llevaba al su hijito al
parque cercano.
Se respiraba una grata frescura bajo los
árboles y el niño se reía y agitaba los bracitos cuando lo sentaba en el césped con sus juguetes.
Pronto
notó la presencia de una joven rubia en un banco cercano. La había visto varias
veces, hojeando algún libro. Notó que
siempre eran libros de pintura y eso le dio tema para meterle conversación.
Ella
le dijo que se llamaba Paula y que trabajaba en una librería, cercana al Museo
de Bellas Artes.
Se
iba al parque en su colación y llevaba algún libro de los que vendían en la
tienda.
Se
acostumbraron a conversar todas las tardes y si Paula faltaba, Julieta la
echaba de menos y se volvía a su casa más temprano de lo habitual.
Eso
la ponía triste porque en el departamento no tenía nadie con quién hablar.
Favio estaba llegando cada vez más tarde y la esperaban varias horas de
soledad.
Afortunadamente,
tenía el libro de Bonnard que él le había regalado. Era un pintor impresionista
poco conocido y a ella le extrañaba que no fuera famoso, si pintaba tan bien.
En sus telas estaba toda la luz y el color que caracterizaba a los
impresionistas.
Repasaba
las reproduciones de los cuadros hasta en
sus más mínimos detalles...Mientras las manecillas del reloj avanzaban sin
piedad y la cena se recalentaba en el horno, inútilmente.
Cuando
Favio llegaba, venía distraído y cansado y no le ponía atención. Por eso nunca
tuvo la oportunidad de contarle de su amistad con la joven de la librería.
Una
semana, ella faltó varios días al parque. Julieta la esperaba en vano, pero no
se atrevió a ir a la tienda a preguntar si todavía trabajaba ahí.
La
tarde que apareció, venía pálida y desanimada.
-
Paula ¿ qué tienes? ¿ Estuviste enferma?
Al
principio, se notó que no quería hablar, pero después le confesó que estaba
deprimida, que tenía un problema.
-Estoy
enamorada, Julieta. Y él es casado.
-¿ El
te mintió y te dijo que era libre?
-No,
si yo sabía...Lo que pasa es que al principio lo tomé como algo pasajero. ¡
Nunca creí que me iba a enamorar así! Y
ahora, aunque quisiera no podría dejarlo...
-Y él
¿ que te dice?
-Que
lo espere un poco, que se va a separar. Que le cuesta mucho porque tienen un
niño muy pequeño...
-Y ¿
donde lo conociste?
-Fue
en la librería. Un día llegó pidiendo un libro para regalarle a su mujer. Me
habló de un pintor poco conocido, pero que ella admira mucho.... No sé tú lo
ubicas. Se llama Bonnard.