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miércoles, 2 de marzo de 2011

VIAJANDO DE PIE. Cuento

Iba pensando que si la Vida fuera un bus, fijo que me habría bajado antes de llegar al  paradero.
Y la pura verdad que era como ir en un bus, viendo desfilar frente a ti el mundo, inaccesible y ajeno. Rodeado  de caras anónimas, que te miraban sin verte. De personas de quienes no podías esperar otra cosa que algún empujón o un gesto de rabia si les cerrabas el paso.
Sí, ahí iba yo, de pie, colgado de la barra, sin saber a donde se dirigía la Vida, como en un bus tomado por equivocación en un paradero rodeado de niebla.
En algún momento había viajado con mis padres. Mudos los tres, con esa resignación que tenemos los pobres. Sufriendo los pisotones y las malas palabras, sin despegar los labios.
Pero ellos se bajaron antes.
Primero fue el viejo, tan chiquitito y encorvado que casi no ocupaba espacio. Como si se hubiera tragado una máquina trituradora que lo hubiera ido carcomiendo desde adentro.
Apenas quedaba casi su pellejito arrugado, cuando se despidió con un gesto y se bajó en una esquina.
Después le tocó el turno a mi madre. Me apretó la mano y se fue sin una palabra. La vi bajarse en un barrio gris, mojado de lluvia. Se perdió por una calle larga a la que no le vi el fin ni tampoco el nombre.
Y ahora iba yo solo, buscando alguna mirada, algún gesto amistoso entre tanto rostro impávido.
Subió una niña de pelo oscuro, apretando su humilde carterita sobre el pecho. Se acomodó contra mí y me  miró un instante. Tenía unos ojos tan tristes, como si se hubiera traído el  crepúsculo de afuera atrapado en ellos. Y su carita resaltaba en la penumbra como la lámpara olvidada de algún árbol de Navidad.
Ella me miró, no sé por qué y así seguimos los dos, hombro contra hombro, viendo desfilar el mundo tres los vidrios de la Vida.
Sentí una tibieza y la convicción repentina de que ya no estaba solo.
No nos mirábamos, pero nos sentíamos. Y ella llevaba en los labios una sonrisa chiquita que parecía esconder una secreta alegría.
Y aunque no me miraba, yo sabía que todo el tiempo me estaba viendo y  que esa alegría secreta iba a ser para los dos.

5 comentarios:

  1. Opinion de Carlos Morales.Leí tus últimos cuentos.Muy buenos.Sobre todo "Viajando de Pié"
    Tiene tu sello inconfundible.

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  2. Tu cuento "Viajando de pié" me gustó mucho. Hallo un verdadero hallazgo la metáfora entre el viajar en un bus y la Vida. Me hiciste recordar, no sé por qué, una frase de la Biblia: "Y se fue a dormir con sus padres. "

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  3. Me quedo con gusto a poco.¡Ojalá tus cuentos fueran más largos! Dan ganas de seguir leyendo, pero hasta ahora, el que más me ha gustado ha sido "Viajando de pié".

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  4. Mucho me gusto Viajando de pie me sobro , como la lampara olvidada de algun arbol de navidad. ¿pero quien soy yo?

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  5. Siempre escribe en forma poética a mí eso me encanta, es un cuento corto y real como la vida.

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