Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 26 de agosto de 2018

NUNCA SE SABE...

Graciela iba despacio por la vereda, con las manos en los bolsillos de su chaqueta y la cabeza baja. Al final de un día de pesado trabajo no le quedaban ganas de mirar otra cosa que el suelo.
El crepúsculo derrochaba su esplendor rojo y dorado sobre los techos de la ciudad pero muy pocos ojos se fijaban en su despliegue.
En una esquina, un anciano había extendido su humilde mercadería sobre un cartón. Al ver a Graciela, le preguntó esperanzado.
-Señorita ¿ necesita algo?
-No, no necesito nada- respondió ella con acritud, pero, al levantar los ojo se encontró con los del anciano y se conmovió sin querer.
Entonces se detuvo y miró los objetos expuestos sobre la vereda. Había pañuelos desechables, paquetes de agujas, hilos de colores...Buscó inútilmente con la mirada algo que le hiciera falta.
Pero el vendedor metió la mano en una bolsa de papel y sacó un  par de medias. Eran finas y delicadas, como para lucirlas en una fiesta.
-¿ Y a donde voy a ir yo con esas medias?- preguntó Graciela.
- ¡ Nunca se sabe!.... ¡Llévelas!   Solo cuestan mil pesos.
Lo miró dudosa, pero no pudo decir que no a esa cara arrugada y triste.  Su corazón pareció volcarse hacia afuera y llenarse de una bondad desconocida, ajena a su natural egoísmo.
Se alejó con el sobre de las medias, pero ya no iba con la vista clavada en el suelo. Ahora notó el esplendor del atardecer y en sus labios se fijó una sonrisa.
Al rato pasó un joven por esa misma esquina.  Se llamaba Julián y también arrastraba los pies, agotado después de buscar inútilmente un trabajo durante todo el día.
-¿ Necesita algo, joven?- le preguntó el anciano.
-Por supuesto que necesito muchas cosas...Un trabajo, para empezar...Pero, no creo, abuelo que usted pueda ayudarme.
-¿ Y no le gustaría llevar ésto?- preguntó el vendedor.
-¿ Una corbata?  No me haga reír...¿ Para qué quiero yo una corbata?
-Nunca se sabe...¡ Llevela!  Cuesta solo mil pesos.
Pobre viejo, pensó Julián, yo al menos soy joven y puedo seguir luchando. Y sacó del bolsillo el último billete de mil pesos que le quedaba.
Al llegar a la pensión donde vivía, encontró a un amigo que lo estaba esperando.
-Julián, estás de suerte- exclamó al verlo- Mañana a las nueve mi patrón va a entrevistarte para un trabajo en la Fábrica. ¡ Ha surgido una vacante!
Al ver la cara esperanzada de Julián, lo palmeó en el hombro y agregó:
-¡ Tienes que ir bien vestido!  Allá son muy exigentes con la apariencia...
Ya en su habitación, Julián sacó del armario su único traje decente...Una camisa blanca y...  ¡entonces se acordó de la corbata!
Volvió a ver al anciano que le sonreía diciendo:  ¡ Llévela!   ¡Nunca se sabe...!
Mientras, Graciela había llegado a su departamento, agotada y estaba preparando  té en la cocina cuando sonó su celular.
 Era su amiga Alicia.
-¡ Hola, chica!  ¿ Estás de ánimo?  Te llamo para invitarte a una fiesta el Sábado...  
- ¿ Y donde ?
-En casa de Leticia. Es su cumpleaños. ¡ Tienes que producirte bien, porque irán chicos guapos!
Graciela se acordó del vestido azul que colgaba en el closet junto a sus zapatos de tacón...Pero, le faltaban unas medias. Entonces se acordó de su compra....
De la cartera sacó el sobre que le había vendido el viejo. Se rió feliz y murmuró:  ¡ Es verdad que nuca se sabe!
El Sabado Julián partió entusiasmado a la fiesta de Leticia.
Había conseguido el empleo y la vida le parecía otra vez llena de buenas perspectivas.
No quiso ir con ropa deportiva y se puso de nuevo su traje  y la corbata...
Al entrar vio a una chica preciosa. Iba vestida de azul y llevaba unas medias transparentes que mostraban lo lindas que eran sus piernas.

Atravesó el salón y la invitó a bailar. Y no se separó de ella en el resto de la noche.  


domingo, 19 de agosto de 2018

BETTY QUIERE SER MODELO.

Una mañana, Betty entró como una tromba en el departamento de su amiga Nora.
-¡Escucha!   ¡Una revista femenina está organizando un desfile de modas y tenemos que presentarnos al casting !
-Pero, Betty ¡ esos casting son para veinteañeras anoréxicas!
-¡ Te equivocas!  Varias marcas de ropa van a presentar modelos para treintañeras y necesitan gente como nosotras para lucirlos...
-¡ Treintañeras!  jaja  Hace ya tantos años que se nos fueron los treinta, que si miro para atrás, apenas los diviso...
-No seas derrotista.  Las bases del concurso no estipulan edad...y tampoco discriminan a las gorditas.
Betty dijo Eso último con tono esperanzado mientras se miraba de reojo en el espejo del tocador.
-¿ Y cuando es el casting?- preguntó Nora, casi convencida.
-Esta tarde a las 16...Así es que almuerza algo liviano. Una hoja de lechuga bastará.
Cuando llegaron al lugar del evento, vieron que estaba lleno de interesadas. Las alumnas de una academia de baile se habían inscrito en masa y entraron con un andar cimbreante de palmera hawayana.  Miraron con desdén a las del Taller Literario, entre las que se encontraban Nora y Betty.
-¡ Se equivocaron, gorditas!  ¡El Concurso de cuentos es el próximo mes!
Incluso una flaca, de  talla treinta y ocho, se atrevió a agregar:
-No hay nada que engorde más el trasero que pasarse el día frente al computador...
Betty se sintió aludida y roja de rabia, se avalanzó a pegarle.
Nora la sujetó con fuerza.
-No les hagas caso. ¡ Son unas picadas!  -y para apaciguarla, agregó - No saben que a nosotras no da lo mismo quedar o no...¡ Somos más que una percha para colgar ropa!
- ¡ A ti no te importará, pues Nora! -le respondió ella, furiosa-  Estás asumiendo de antemano el fracaso ¡ Creí que tenías más confianza en ti misma!
Nora la miró preocupada. Se dio cuenta que para Betty quedar en el casting era cosa de vida o muerte. Y deseó que si elegían a una de las dos, fuera Betty, porque otra cosa haría peligrar su amistad.
Cada vez que entraba una nueva postulante, por lo menos cincuenta pares de ojos la atravesaban como dagas mortíferas.
El jurado estaba compuesto por la directora de la mencionada revista, una modelo argentina que a todas las llamaba " querida", tres dueñas de boutiques, cuyos modelos se exhibirían en el desfile, y el famoso modisto Luchino Frescoli, que entró muy perfumado y envuelto en un abrigo de piel.
Al  parecer, era  piel natural, no sintética... Porque en la vereda del frente había un grupo de ecologistas con pancartas y tarros de pintura, esperando que el modisto saliera para vaciárselos sobre el abrigo.
A cada postulante le dieron un número, le tomaron una foto y la hicieron desfilar por una pasarela improvisada.
Nora, de puros nervios se tentó de la risa y desfiló riéndose, como si le acabaran de contar un chiste de gallegos.
Betty, posesionada de su papel, se quitó la chaqueta y caminó arrastrándola por el suelo con displicencia...
La modelo argentina repartía sonrisas y a todas les decía:
-Nosotros te llamaremos, querida.

Pero, ni a Betty ni a Nora las llamaron jamás...y superada la decepción inicial, siguieron siendo tan amigas como antes. 


domingo, 12 de agosto de 2018

DIFERENCIAS.

Daniel había empezado a sentir un extraño ardor en la espalda, un cosquilleo que no lo  dejaba dormir. Como si algo le estuviera brotando ahí, secretamente.
Una mañana, al ducharse, notó que los huesos de sus omóplatos habían engrosado. ¿ Se notaría el bulto a través de la camisa?  Decidió no quitarse la chaqueta en la oficina,  aunque se sintiera incómodo.
Al cabo de una semana, ya no le cupieron dudas. ¡ Le habían crecido alas !
-¿ Qué voy a hacer ahora?  - se preguntaba angustiado- ¿ Como voy a ocultar lo que me pasa?
Sentía verguenza y miedo. Pensaba que la única forma de ser aceptado era parecerse  en todo  los demás...Las personas diferentes eran acosadas y perseguidas.... Se imaginó una turba vociferante que corría tras él por la calle, para encerrarlo después en una jaula.
¡ Nadie tenía que saberlo! 
Ocultar su secreto se trasformó en la prioridad de su vida  y ese esfuerzo lo fue envolviendo una irremediable soledad .
A pesar de su  angustia, la posesión de esas alas lo llenaba de placer. Por las noches, en su dormitorio, se sacaba la camisa y las dejaba desplegarse en total libertad.
Estaban cubiertas de un plumaje blanco que recordaba el de los cisnes y al extenderse, parecía emitir un suave rumor, como el de las hojas del follaje cuando lo atraviesa el viento.
Una noche,  abrió la ventana y presa de un impulso, se lanzó a volar por sobre los techos de la ciudad.
Tiritando de emoción, sobrevoló las calles iluminadas. Lo embargaba una alegría indescriptible, pero al mismo tiempo tenía miedo. Pensaba que si alguien lo divisaba desde algún edificio, podría dispararle solo por el gusto de verlo caer.
Volvió a su dormitorio y se prometió a sí mismo no repetir la peligrosa experiencia. Decidió vivir como una persona corriente, olvidando aquella carga maravillosa que llevaba sobre la espalda y que lo ponía en peligro de ser discriminado y perseguido.
Todas las tardes, al salir de su oficina, tomaba el mismo autobús para llegar a su casa.  Sin querer, empezó a observar a una joven que hacía el mismo recorrido.
No era especialmente linda, pero lo atraía su aire reservado y solitario. A penas se sentaba, abría un libro y todo el trayecto se lo pasaba leyendo, sin mirar a su alrededor.  Daniel podía mirarla libremente y se sentía seducido por ella cada día más. A veces, la muchacha levantaba la vista y sorprendía su mirada, pero en seguida apartaba la vista y continuaba la lectura.
Una tarde, Daniel decidió bajarse junto con ella y seguirla de lejos, sin que lo notara.
Pero, ella se volvió bruscamente y le preguntó:
- ¿ Por qué me sigues?
-Perdona...Quería conocerte... Quizás invitarte a una taza de café.
Ella pareció vacilar, se notaba que dudaba si aceptar o no, pero se sobrepuso y le dijo con sequedad:
- Es mejor que te olvides de mí. Tú y yo somos diferentes.
En seguida entró a un edificio de departamentos y desapareció.
Daniel se quedó parado en la vereda, sintiéndose humillado y triste.
Mientras se dirigía a su casa, se preguntaba:
-¿ Por qué me habrá dicho que somos distintos?  ¿ Habrá adivinado mi secreto?
Más tarde, en su habitación, se quitó la camisa. Las alas se desplegaron con una euforia de libertad y su resplandor blanco iluminó la penumbra.
Pensó que después de todo, había sido mejor que ella lo rechazara. ¿ Como habría reaccionado después, cuando le revelara su secreto?
Abriendo la ventana, se lanzó volando hacia la noche. Le daba lo mismo ya si alguien lo veía y le disparaba. Le resultaba cada vez más difícil soportar una vida de ocultamiento y soledad.
Se dirigió hacia el edificio donde la había visto entrar esa tarde.
Estaba en sombras, solo había una ventana iluminada en un piso alto. ¿ Sería la habitación de ella?
Se sentó en el techo de una casa vecina y decidió pasar ahí la noche.
De pronto, la ventana iluminada se abrió y apareció la joven, envuelta en una bata oscura.
Miró en todas direcciones, como si temiera ser vista y luego dejó caer la ropa que la envolvía.
Dos alas blancas se desplegaron a su espalda.  Permaneció un instante, indecisa y luego se echó a volar.
Loco de alegría, Daniel voló hasta alcanzarla.
Se elevaron sobre la ciudad dormida y vieron que muchas ventanas se abrían y de ellas salían otras personas aladas, que su unieron a ellos  hasta formar una bandada.

Daniel comprendió que había muchos seres diferentes en el mundo y que ya nunca volvería a estar solo. 


domingo, 5 de agosto de 2018

ENCUENTRO CON LA NENA.

Mariela estaba lavando la verdura , sin tener una idea todavía de qué podría preparar para el almuerzo. Pedro, como siempre había salido sin dejarle dinero... Afortunadamente, quedaba todavía la mitad de un paquete de macarrones...
Sonó el teléfono y fastidiada pensó en no contestar. Pero se arrepintió y su alegría fue grande al escuchar la voz de la Nena.
¡ Habían sido tan amigas los últimos años en el Liceo!  La Nena era hija de los dueños de la tienda que quedaba frente a la plaza del barrio. Siempre tenía dinero para comprar helados o pasteles a la salida de clases. En cambio, los papás de Mariela eran pobres...Pero, eso a la Nena no le importaba y la había elegido entre todas, para que fuera su amiga.  
 Hacía mucho tiempo que no se veían.   Años, en realidad... ¡Y ahora la estaba llamando! 
-Hoy voy a andar cerca del centro y me gustaría que nos juntáramos-  le decía, como si se hubieran visto el día anterior-  ¿ qué te parece, Mariela?
Quedaron a las cuatro,frente a la Plaza de Armas.
Mariela se sintió feliz y al mismo tiempo nerviosa.  Se miró las manos  mal cuidadas , tocó su pelo que hacía tanto tiempo que no se arreglaba en una peluquería...Y  lo peor de todo, no sabía qué ponerse. No quería  que la Nena sospechara su situación desmedrada...
Ni que adivinara lo poco que ganaba Pedro como vendedor,recorriendo las calles todo el día con su maletín de muestras.     
¡Ah, pero tenía el abrigo nuevo!
Lo descolgó del closet con renovado placer.  Era rojo,con cuello de terciopelo negro.  El día que lo vio en la vitrina de la tienda, ya no pudo despegarse de ahí. Se quedó hechizada. mirándolo...Pedro se enojó cuando la vio llegar con el paquete.
-Y ¿cómo crees que lo vamos a pagar ?
Pero al ver sus ojos arrasados de lágrimas, se arrepintió de su rabia y la abrazó.
Sí, se pondría el abrigo abrochado hasta abajo para que no se le viera la falda...  Sus zapatos de tacón alto  todavía estaban bien.
En la tarde tuvo que esperar a que le llevaran el cilindro de gas para la cocina  y salió atrasada a tomar el Metro.  Ansiosa corrió hasta la estación. ¿ Qué pensaría la Nena al no verla llegar?   ¿Creería que no quería verla?
Cuando bajó frente a la Plaza,ya eran las cuatro y veinte.Trató de correr, pero le molestaban los tacones.Y había tanta gente que la empujaba y no la dejaba avanzar.
A mitad de la cuadra, divisó a la Nena en la esquina. Alta y rubia,con su pelo brillando bajo el sol invernal.
¡Nena! Quiso llamarla, pero no la habría oído,entre los bocinazos y los gritos de los vendedores.
Cuando le faltaba poco para alcanzar la esquina,la vio mirar su reloj con fastidio y empezar a alejarse.
-Nena!-gritó.
El semáforo cambió de luz. Escuchó un frenazo y gritos.
¡Atropellaron a alguien! -pensó-Pero, no puedo pararme a ver...  ¡Tengo que alcanzar a la Nena!
De pronto vio que la calle parecía cambiada. Se había oscurecido  de un minuto al otro y una niebla densa envolvía los edificios. ¿Me habré perdido? - se preguntó, angustiada- Y la Nena  ¿donde está?
El lugar entero había cambiado.
Se encontró,sin saber como,caminando por un parque. Estaba muy cansada por haber corrido...Vió un banco y pensó en sentarse un momento. Había allí una mujer,con las manos juntas y la cabeza baja. Al mirarla de cerca reconoció a su madre. Pero ¿cómo? Si ella había muerto hacía más de cinco años...
-Mamá-la llamó. La mujer alzó la vista y la miró con ternura.
Mariela se arrodilló y puso la cabeza en su regazo.Estaba tan cansada ¡Solo quería dormir!
.......................................
Fue inútil-dijo el enfermero,retirando el oxigeno.
-Y ¿supiste cómo fue?
-Sí, los policías me dijeron que un automóvil la atropelló en el centro.
- ¿Andaba con alguien? ¿ Pudieron identificarla ?

-No, parece que andaba sola. Pero, ¡mira!  Traía puesto ese abrigo rojo ....Revisa los bolsillos a ver si encuentras la cédula de identidad.