Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



viernes, 30 de mayo de 2014

ENTREGA A DOMICILIO.

(Tarea de Taller)

Por pura casualidad, Cecilia había descubierto la infidelidad de Ramiro.  Y nada más que gracias a  un comprobante de la tintorería...
Lo encontró en un bolsillo de su terno gris, una tarde en que amorosamente lo había sacado del closet para plancharlo.
Le llamó la atención, pues era ella la encargada de llevar a limpiar la ropa...¡Y tampoco lo habría hecho en ese "dry cleanning"  al otro lado de la ciudad!
El detalle del comprobante decía:  Abrigo de mujer, azul con cuello de piel. Mancha de chocolate en el delantero.
Cecilia, por supuesto, no tenía un abrigo así. Sólo su viejo tapado de tweed ya deshilachado en las mangas.
Leyó el nombre y la dirección de la propietaria. Seguramente Ramiro la había acompañado a llevarlo a la tintorería y se había ofrecido galantemente a retirarlo...¡Pero ella le ganaría el quién vive!
La fecha de entrega era precisamente para ese día.
Salió de la oficina más temprano y pasó a retirar el abrigo. Pagó cuatro mil pesos del importe y luego se dirigió al departamento de la dueña.
Le abrió la puerta una mujer pelirroja, envuelta en una bata transparente.
Cecilia le pasó el paquete con el abrigo y le dijo, escueta:
-De la Tintorería. Entrega a domicilio.
La mujer se dirigió al dormitorio y Cecilia la escuchó preguntar con voz melosa:
-Amorcito ¿tiene plata?  Vienen de la tintorería...
Le respondió la voz de Ramiro:
-¡Por supuesto, mi reina!  Yo se lo pago...¡No faltaba más!
Se quedó petrificado al ver a Cecilia parada en la puerta.
-Son cuatro mil pesos- le dijo ella con voz neutra- Más la propina por entrega a domicilio.
Ramiro estaba pálido y le alargó en silencio un billete de cinco mil pesos.
Con calma, Cecilia se echó el dinero al bolsillo y antes de volver la espalda, alcanzó a ver la boca de Ramiro torcida en una mueca de horror, mientras la pelirroja se le colgaba del cuello, haciéndole arrumacos.
Con la plata de la propina pasó a tomarse un café.
En el departamento, llenó un par de maletas con la ropa de Ramiro y las dejó en el vestíbulo, frente a la puerta de entrada.
Luego se tomó un par de somníferos y se acostó a dormir.
No supo a qué hora había llegado Ramiro, pero en la mañana, cuando se levantó a recoger el diario, las maletas habían desaparecido.

domingo, 25 de mayo de 2014

VIVIR ME MATA.

Cuando Juan despertó esa mañana, descubrió que estaba muerto.
Lo primero que le extrañó fue no poder abrir los ojos. Trató de levantarse, pero fue inútil. Como pretender mover una tonelada de plomo.
Entonces comprendió que su cuerpo ya no le pertenecía. Automáticamente, se encontró fuera de él, mirándolo yacer entre las sábanas, descolorido y mustio como un pescado muerto.
Sentada a los pies de la cama, estaba su alma, puliéndose las uñas con aire despreocupado.
Al ver eso, ya no le quedaron dudas...
En su vida había cometido todos los errores imaginables, menos morir.  Se había enamorado, se había casado y divorciado y había convertido su vida en un desastre.
¡Y ahora estaba muerto!
Comprendió que la cosa no tenía remedio y que lo único que quedaba por hacer era tratar de relajarse.
Vio que su alma se había apartado de la cama y se estaba maquillando frente al espejo.
- Y tú ¿para qué te arreglas tanto?- le preguntó con fastidio- ¿O no te enteraste de que ya estamos muertos?
-Por eso mismo lo hago. Pienso irme al Cielo y quiero presentarme allá con buen aspecto.
- Dudo que puedas irte al Cielo. Acuérdate que morimos de una sobredosis de cocaína y eso te quita méritos...
-¡ No me incluyas a mí en las tropelías que cometían tu cuerpo y tú!  Yo me mantenía al margen y conservé siempre mi blancura, como en una prueba de detergente.
-Sí, pero te pasabas todo el tiempo atormentándome con tus dudas existenciales y tus interrogantes metafísicos.  ¡Tus coqueteos con Dios no me dejaban ser ateo tranquilo!  Pero, ahora me despido de ti. ¡Qué alivio! ¡Algo tiene que tener de bueno el estar muerto!
 Juan abrió la puerta con la intención de salir a la calle, pero ésta había desaparecido.  En su lugar vio un ancho río que transcurría lento y unas barca que permanecía anclada en la orilla.
-¿Me esperas a mí?- le preguntó al barquero, un tipo rudo con la cara cubierta de pelos.
-¡Sí!  Tu eres el último espíritu que me falta por recoger en este turno- le respondió el barbudo- Yo soy Caronte, por si no lo has adivinado y mi tarea es conducirlos a su última morada.
Juan notó entonces que la barca estaba atestada de gente, todos pálidos y silenciosos, como si ya no les quedara nada por decir o estuvieran demasiado deprimidos por haberse muerto como para tener ganas de abrir la boca.
-¿Trajiste el importe del viaje?- le preguntó Caronte.
-¡Oh!  Hace mucho tiempo que ya no llevo dinero encima. ¿Aceptas tarjeta de crédito?
-Obvio que no, pero sube de todas maneras. ¡Ya nos estamos demorando demasiado!
Caronte se inclinó a un costado de la barca y recogió agua del río con una copa.
-¡Tómatela!  Este río es el Leteo y quién bebe de sus aguas olvida todo lo que vivió.
-¡No quiero!  Mis recuerdos felices son lo único que me queda...
-Lo siento. No tienes opción-insistió el barquero y Juan, ofuscado se lanzó por la borda.
El golpe que se dio al caerse de la cama, lo despertó.
¡Comprendió con alivio que todo había sido una pesadilla!
Como no había alcanzado a beber del agua del Leteo, se acordaba de todo... Y si no, ahí estaba el  moretón en su cabeza, para refrescarle la memoria.

miércoles, 21 de mayo de 2014

HAIKUS.

Tarea de Taller.





OTOÑO                                        Desnudez de los árboles
                                                       Temblor de los pájaros.
                                                       También mi alma se quedó sin hojas.






INVIERNO                                      Zapatitos de vidrio
                                                         bailan en el alféizar
                                                         ¡Es el granizo que llega!







PRIMAVERA                                  La Primavera llegó descalza.
                                                         Túnica verde
                                                         Cinturón de pájaros.







VERANO                                         Cosquillea el viento
                                                         y el trigal se ríe
                                                         con la boca roja de las amapolas.

domingo, 18 de mayo de 2014

LA APUESTA.

-¡El Amor y la Amistad son los sentimientos que mueven al mundo!- exclamó Pablo, entusiasmado.
-¡Bah! Le das demasiada importancia a las relaciones afectivas- le respondió Julio, con cierto desdén- La verdad es que no duran mucho, porque lo que manda en la gente no es el Amor y la Amistad, como tú crees, sino la vanidad y el amor propio. Cada uno se ama a sí mismo infinitamente más de lo que puede amar a otro.
-¡Qué cínico eres!
-¡Es la verdad!  Cualquier pareja que dice amarse profundamente, puede ser separada con cierta facilidad.  Basta introducir entre ellos un elemento nuevo que incentive su vanidad y su egolatría....
-¡Esas son teorías tuyas, que no podrás demostrar!
- ¡Es lo que crees tú! Te apuesto veinte mil pesos a que en el lapso de dos semanas te demuestro que tengo razón.
-¿Qué piensas hacer?  Tú no puedes manipular a la gente a tu antojo...¿Y si alguien sale herido?
-Te prometo que no. Será sólo un juego, una broma sin consecuencias y luego todo volverá al cauce normal.
-¡Trato hecho!  Voy a empezar a planear en qué voy a gastar el dinero....
Julio se alejó sonriendo, mientras meditaba cómo llevar a cabo su plan. ¿A quienes elegiría como conejillos de India?
¡A Sonia y Joaquín, naturalmente!
Eran una pareja que se mantenía unida hacía tiempo, en un derroche de fidelidad y amor que provocaba la envidia de algunos y el resquemor de otros, menos afortunados.
¿Y quién sería "la tercera en discordia"?
¡Georgina, por supuesto!   Era la mejor amiga de Sonia, se querían como hermanas. Muchas veces los había visto juntos a los tres, en el cine o en alguna exposición, lo que demostraba que también conocía íntimamente a Joaquín.
Georgina había sido su novia hacía tiempo y conservaba, no sabía por qué, una carta de amor que ella le enviara. De Joaquín tenía apuntes que le había prestado en la Universidad, cuando tomaron el mismo ramo.  ¡Sería fácil imitar la letra de ambos!
Escribió una carta dirigida a Joaquín y firmada por Georgina. Empezaba así:
"Joaquín, tú has sido para mí un magnífico amigo. Siempre he comprendido por qué Sonia está enamorada de ti. Pero últimamente me pasa algo que me tiene sorprendida y asustada. Tu presencia me perturba, tu contacto me sacude como una descarga eléctrica. Siento que me he enamorado de ti locamente. ¡Nunca pensé que me pudiera pasar ésto!  Eres el novio de Sonia y ella es mi mejor amiga. ¡No podría soportar hacerle daño!  Pero al mismo tiempo, todo mi ser ansía ofrecerte este amor...¿Qué puedo hacer?  Necesito que me ayudes a vencer este sentimiento. Sólo tú con tu serenidad y tu inteligencia me puedes orientar. ¡No sabes cuanto te admiro!  Por favor, juntémonos frente al Museo de Arte Moderno, el Jueves a las 6,30. "
A Georgina le escribió otra carta de tenor parecido y la firmó como Joaquín.
 En ella le decía que ya no podía callar más lo que le pasaba. Estaba sorprendido por este amor que sin querer se había adueñando de su pensamiento y de su corazón. Sabía que le debía lealtad a Sonia y no estaba en su voluntad traicionarla.  "Sólo tú, Georgina, con tu infinita dulzura podrás comprender cuánto lucho por no amarte. ¡Tenemos que hablar!  Juntémonos por favor, el Jueves a las 6,30, frente al Museo de Arte Moderno"
Tuvo la precaución de poner en ambas cartas la misma post data:  " No le hables a nadie de esta carta. Tampoco me la menciones a mí, cuando nos encontremos. ¡Siento tanta vergüenza de escribirte! " 
El Jueves en la mañana, Julio llamó a Pablo:
-¡Oye!  Juntémonos esta tarde a las 6,30 frente al Museo de Arte Moderno. Hay algo que quiero mostrarte.
Cuando Pablo llegó, lo condujo a un banco desde donde se dominaba la entrada del Museo.
-Siéntate aquí. Lo que verás será muy divertido...
Apareció Georgina, casi corriendo y se paró en la vereda, mirando en varias direcciones.
Segundos después, llegó Joaquín.
Al ver a Georgina, se detuvo, turbado, pero luego se acercó a ella y en silencio, le tomó las manos. Se miraron a los ojos sin hablar y luego, empujados por la fuerza de aquella emoción prohibida, cayeron uno en brazos del otro.
Pablo miraba la escena, atónito.
.¡Pero, cómo!  ¿No es Joaquín el novio de Sonia?  ¿Qué hace con Georgina?
Julio se rió satisfecho.
-¡Sólo quería demostrarte que la vanidad es más fuerte que el Amor y que la Amistad!  Esa era la apuesta. ¿No te acuerdas?
-Pero, tú dijiste que nadie saldría herido. ¿Y qué me dices de Sonia?  Esta doble traición la destrozará...
-Bueno, es sólo un daño colateral...Además, para hacer una tortilla es necesario quebrar huevos ¿no crees?
-¡Inescrupuloso!
-¡Sensiblero!
Pablo lo miró indignado.
Julio, sin dejar de sonreír, extendió su mano:
-¡Ya pues, dame los veinte mil pesos. ¡Está claro que te gané la apuesta!
-¡Toma!- respondió Pablo, pero en lugar del dinero, le dio un puñetazo que lo dejó en el suelo, viendo estrellas.


domingo, 11 de mayo de 2014

EL VIAJE.

Delante de ella había una larga fila de personas que apenas parecía moverse.
Elsa sentía deseos de empujarlas, de urgirlas a que avanzaran, para llegar luego al borde del muelle, donde las esperaba el barco.
El cielo tenía un extraño color púrpura y el sol se veía frío y remoto, como una estrella que se apaga. Sus rayos no daban calor, sólo una luz blanquecina bajo la cual las cosas ya no arrojaban sombras.
Elsa sentía que le faltaba el aire y a ratos se desesperaba. Pero junto a ella estaba su hermana Silvia, que le oprimía la mano, tranquilizándola.
-¡Cálmate, Elsa! Está mal que te agites así. Todo va a salir bien, te lo prometo.
Una cantidad enorme de peces muertos flotaba sobre el mar y había un silencio extraño, sin viento y sin el grito de las gaviotas, como si la vida en el planeta se estuviera extinguiendo.
-¡Eso es lo que pasa!- dijo Elsa- el planeta se muere y la única solución es llegar hasta el barco...¿Pero a dónde nos va a llevar?
La fila de gente, atónita y silenciosa, apenas movía los pies y el barco se veía siempre lejos. A ratos, su silueta desaparecía, como borrada por la bruma.
Elsa despertó de súbito y se encontró en una cama de Hospital. Silvia se inclinaba sobre ella, ansiosa y esperanzada.
-¡Estás despierta, Elsa!  ¡Qué alivio!  Hacía tantas horas que dormías...
-No podía despertar- respondió ella- ¡es tan urgente llegar hasta el barco, antes de que el sol se apague...!
Sintió que caía hacia atrás, como si una fuerza extraña la succionara. Y se encontró de nuevo caminando en el muelle.
Pero ahora el barco estaba mucho más cerca. Por fin lograba  ver a la gente que estaba acodada en la borda. Le pareció distinguir a sus padres, que le hacían señas con la mano.
Se sentía muy débil y adivinaba que no tendría fuerzas para subir por la rampa. Pero Silvia la sostenía y de alguna forma lograban avanzar. Caía la noche y no había ninguna estrella.
El vórtice oscuro que la succionaba, la soltó y se encontró acostada entre una maraña de tubos.
-¡Silvia!  ¿Es ésto la realidad?
-¿Qué quieres decir?
-¿Estoy aquí en esta cama o estamos las dos haciendo fila para subir al barco?
-Estamos aquí, Elsa. No te agites, por favor.
Entonces recordó con nitidez el estruendo del choque,  el olor de la bencina y luego las llamas...Volvió a sentir que la sacaban de entre los fierros.
-¡Mamá, papá!  ¿por qué no vienen a verme?
Silvia palideció, pero Elsa no pareció notarlo.
-¡Estuvieron aquí mientras dormías!  No pude despertarte...
  -Es que es necesario subir a bordo ahora...Ya el sol no calienta... ¡Tengo tanto frío, Silvia!  Siento que me hielo...
Entró el médico y le indicó a la enfermera que aumentara la dosis de calmante.
-Elsa me preguntó por nuestros padres, doctor.  ¿Qué puedo decirle?
-Nada que la inquiete más. Ocúltele la verdad mientras pueda.
El goteo lento del sedante en su sangre la sumió de nuevo en un letargo.
Vio el barco frente a ella y a sus padres que la invitaban a que subiera. 
-¡Silvia!-urgió a su hermana- Ya llegamos...¡apúrate!
Pero sintió que la mano de Silvia se soltaba de la suya y una oleada de gente la empujó. Sin saber como, se encontró sobre la cubierta.
El abrazo de sus padres la envolvió en una dulce tibieza y ya no sintió frío. Notó que lejos, en el horizonte, el cielo se veía traslúcido y lleno de una claridad radiante.
-¡No pudimos salvarla, Silvia!  Lo siento- dijo el médico con tristeza y le hizo un gesto a la enfermera, para que desconectara los tubos.   
El barco se apartó suavemente del muelle y se internó en el mar.



viernes, 9 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LETICIA.

(Tarea de Taller:  El alter ego en la Literatura)

Hacía años que escribía un diario, pero yo misma me daba cuenta de lo aburrido que era. Todos los días iguales, sin nada que rompiera su pesada monotonía.
Hasta que decidí ser otra. Una mujer optimista, con un trabajo interesante. Alguien que empezaba el día cantando. Pero  ¿cómo se llamaría ella?
¡Leticia!  Siempre me gustó ese nombre...¡Me habría encantado llamarme así!
Leticia era bien distinta a mí. Ella llegaba apurada a cambiarse de ropa, para salir con Rodolfo.
 Uno de estos días él le declararía su amor...
Ella no era hermosa, pero sabía sacarse partido. Frente al espejo, imité su peinado. Un rodete en la nuca y rizos rebeldes cayendo sobre la frente.
Compré un vestido de terciopelo verde musgo, porque esa noche ella saldría a comer con Rodolfo.
Fue una noche mágica. El puso en su dedo un anillo de compromiso y fijaron fecha para el matrimonio.
Sin embargo, Leticia escribió en el diario:  Voy a casarme con Rodolfo, pero no estoy segura de quererlo.
Pero ¿cómo era posible? ¿Ella despreciaba la oportunidad de amar?  ¿Esa oportunidad que yo nunca había tenido?
Empecé a vigilarla y pronto me dí cuenta de que engañaba a Rodolfo. ¡Ni siquiera se quitaba el anillo de compromiso para salir con el otro!  Yo estaba espantada de su cinismo.
Una tarde llegó una caja de flores. Para la señorita Leticia, dijo el mensajero.
Traía una tarjeta que decía:  "A las nueve pasaré por tu casa. Con amor, Rodolfo"
¡Ah, no!  No permitiría que ella siguiera burlándose....Guardé el diario de vida en el ropero y lo cerré con llave.
Cuando Rodolfo tocó el timbre, fui yo quién abrió la puerta.
Me miró confundido:   -Perdone, busco a Leticia.
-Lo siento, ella salió. Si quiere, puede pasar a esperarla.
Nos sentamos frente a frente y él me dijo:
-Ustedes dos se parecen mucho. Se peinan igual...y ese vestido de terciopelo verde ¿no lo usaba ella el otro día?
No le contesté, porque había empezado a llegarme un ruido de golpes desde el dormitorio. ¡Era Leticia, que trataba de abrir la puerta del ropero!
Decidí hacer algo para que Rodolfo se fuera.
-Lo siento mucho-le dije- Pero, la verdad es que Leticia se ha ido y dijo que no va a volver.
El se puso pálido y se paró para irse. En la puerta, se volvió hacia mí y me dijo:
-Vendré otro día, para saber si hay noticias...
Apenas se fue, saqué el diario del ropero y lo quemé en la estufa a gas.
¡Ya no habría más noticias de Leticia!
Pero, él dijo que las dos nos parecemos....Si sigo peinándome igual y usando el vestido de terciopelo verde, quizás Rodolfo termine por enamorarse de mí.



domingo, 4 de mayo de 2014

UNA HORA ESPECIAL.

Tomás miró el calendario y pensó:
-¡Vaya!  Hoy entramos al horario de Invierno.  ¡Hay que atrasar los relojes en una hora!
Y se quedó pensativo, analizando la idea bajo una luz nueva.
-¡Esto es fantástico!- concluyó- A las doce, serán de nuevo las once. ¡Como si el tiempo caminara para atrás y nos regalara sesenta minutos de vida, para que hagamos con ellos algo especial!  Porque esta hora extra tiene forzosamente que ser mágica...Algo habrá en ella que no puede existir en ninguna hora corriente. ¡Una nueva oportunidad!  ¡La posibilidad de algo grandioso e insospechado!
-Creo -siguió reflexionando- que uno debiera aprovecharla para realizar un deseo que antes no se atrevió a intentar siquiera....  ¡Seguro que la magia que contiene esta hora lo ayudará a uno para que todo le salga bien y su deseo se convierta en realidad !
Se preguntó qué era lo que él siempre había querido atreverse a hacer y le había faltado el valor. ¡Confesarle su amor a Laurita!
La verdad era que ella nunca se había fijado en él.  Sus ojazos negros de largas pestañas resbalaban sobre Tomás como si él fuera un accidente topográfico o un ladrillo de la pared.
Sí, resbalaban sobre él para ir a posarse sobre alguien más buenmozo y más simpático, como Julio, por ejemplo.  O sobre Aníbal, que era chispeante e ingenioso y siempre la estaba haciendo reír...
   Tomás era tímido y callado. Todo en él era interior y reservado. Las joyas de su corazón no estaba expuestas en la vidriera...
Y por eso estaba condenado a ser mero espectador de los encantadores coqueteos de Laurita, que nunca, pensaba melancólico, ¡nunca! estarían destinados a él.
Pero en esta hora que se le brindaba todo podía ocurrir. Era cuestión de saber aprovechar su  magia sin perder un minuto...¡Ya no habría otra oportunidad igual hasta dentro de un año!
Miró su reloj. ¡Eran justo las doce!  Lo atrasó en una hora y corrió a casa de Laurita.
-Recién son las once- iba pensando- ¡Seguro que ella está levantada!
Tocó el timbre largos minutos y ya desesperaba, cuando la puerta se abrió por fin. En el umbral estaba Laurita en pijama, con el pelo enrollado en tiritas de papel y una cara de furia que lo dejó sin habla.
-¿Qué pasa, Tomás?  ¿Qué quieres?- le preguntó, serenándose a duras penas.
El reunió valor y balbuceó:
-Quiero decirte que estoy loco por ti, Laurita. Que te amo y que siempre te voy a amar.
-¿Y para decirme eso vienes a sacarme de la cama a las doce y media de la noche?
-¡Pero, Laurita!  ¡Te equivocas!   ¡Son recién las once y media!  Había que atrasar los relojes...¡Esta es una hora mágica!
-¡Qué hora mágica ni qué gato muerto! -exclamó ella, colérica- Si en lugar de andar pensando tonteras te preocuparas de leer el diario, sabrías que el cambio de hora lo postergaron para el próximo Sábado... ¡Y ahora ándate a dormir, a ver si mañana te despiertas más inteligente !