Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 25 de abril de 2021

LA CHICA DE SUS SUEÑOS.

Pablo reconocía que Jorge era su mejor amigo, pero secretamente lo consideraba un latero.

Cuando empezaba con sus recuerdos de su infancia en el Sur, no había quién lo parara.

Pero, era un buen tipo, que tenía una fabulosa colección de música de Jazz....Y Pablo era un fanático  del tema.

A menudo lo invitaba a su departamento a escuchar discos . Hasta ahí, todo bien. Lo malo es que las melodías parecían gatillar su nostalgia y al rato estaba embalado en una cháchara interminable. 

A Pablo le bajaba sueño y luchaba por mantener los ojos abiertos. Pero, sin poder evitarlo, se ponía a cabecear.

Una tarde en que se encontraba entregado a su secreta lucha contra la somnolencia, de improviso entró a la habitación una chica espectacular. Alta y pelirroja, con una figura espléndida.

Pablo alcanzó a pensar que sería una hermana de Jorge y ya ensayaba una sonrisa conquistadora, cuando ella, sin más, desapareció.

Jorge seguía hablando, la música seguía sonando...y entonces, Pablo comprendió que, por una fracción de segundos se había quedado dormido y había soñado.

Por las dudas, le preguntó a su amigo :

-Viejo ¿ tienes una hermana?

-No, soy hijo único. Pero, ahora que lo preguntas, cuando vivíamos en el Sur...

Y volvió a hilvanar sus recuerdos, sin hacerle caso.

Esa noche, en su cama, Pablo se ilusionó pensando en que quizás volvería a soñar con la chica pelirroja. Pero tanto se esforzó por dormirse, que al final se desveló y pasó toda la noche con los ojos pegados en el techo.

Días después, Jorge lo invitó de nuevo a su departamento a escuchar jazz. La tibieza del ambiente, la música suave y el monólogo de su amigo volvieron a adormecerlo.

Esta vez, la chica cruzó la habitación y se sentó a su lado. Pablo vio de cerca sus ojos verdes donde brillaban chispitas risueñas. Iba a hablarle, cuando ella se esfumó.

En varias ocasiones volvió a soñar con ella, pero siempre de día y bajo el influjo hipnóptico de la voz de Jorge, que lo hacía dormir. Terminó por convencerse de que la cháchara  de su amigo  era la llave mágica que convocaba a la chica de sus sueños.   Y empezó a buscar las ocasiones  para pedirle  que le contara más cosas de su niñez. 

Jorge, halagado,llegó a pensar que sus habilidades como narrador eran excepcionales y decidió escribir su autobiografía.

Pero, Pablo ya no se conformaba con soñar. Estaba convencido de que la chica existía. ¿ Por qué iba a soñar siempre con ella, si no era real?

Empezó a buscarla entre la muchedumbre. A toda hora del día y de la noche, escrutaba las caras a su alrededor. Si a lo lejos divisaba una melena cobriza, echaba a correr en esa dirección, para luego sufrir un desengaño.

Si lo invitaban a una fiesta, de in mediato se hacía ilusiones de que era ahí donde la iba a encontrar, que por fin el Destino lo sacaría de su incertidumbre...

Un día en que iba conduciendo por la carretera, un auto que iba adelante, se salió del carril y se le atravesó violentamente. El choque fue brutal.

Pablo quedó atrapado entre los fierros de su auto deshecho.  Luchando por no desmayarse, fijó los ojos en el otro conductor. Era una mujer. Una preciosa mujer de pelo rojizo que se bajó de su automóvil y corrió hacia él, llorando.  Se veía ilesa, excepto un razguño en la mejilla.

-¡ Ay, Dios!- gemía-  ¡ Perdóname! ¿ Qué hice, Dios mío?  ¿ Estás herido?

Pablo la miraba incrédulo. ¡ Era la chica de sus sueños!

-¡ Eres tú !- balbuceó con un hilo de voz-¡ Sabía que existías!  ¡ Por fin te encontré! 

Y sonreía, extasiado, mientras ella se inclinaba sobre él, ansiosamente, tratando de entender lo que decía.

---------------

-¡ MIre, compadre!- exclamó el empleado de la morgue- ¡Nos llegó un cadaver sonriente!

Pobre tipo....  ¡Se ve que murió feliz!  




domingo, 18 de abril de 2021

LA BLUSA ROJA.

Nelly escuchaba desde su cama  el despertar lento de la ciudad. Era como una enorme fiera que se desperezara gruñendo.

Pero no quería abrir los ojos y luchaba por recuperar la bienhechora somnolecia...No quería estar lúcida ni enfrentarse al recuerdo de la humillación que había sufrido la tarde anterior.

Días atrás, Roberto la había llamado sorpresivamente por teléfono.  Hacía más de un año que no lo hacía, pero ¿ como olvidar el timbre de esa voz  que tantas veces había hecho saltar su corazón?

El no se disculpó por su ausencia de tanto tiempo . Al contrario, actuó como si hubieran hablado el día anterior y entró de lleno en el motivo de su llamado.  Le dijo que una alumna suya de Literatura había leído algunos cuentos de Nelly y deseaba conocerla.  Le pedía que se juntaran con ella el día siguiente en un café.  La chica quería hacerle algunas preguntas con respecto a la técnica que empleaba...

A Nelly le llamó la atención que Roberto hubiera elegido el mismo café en que tantas veces ellos se habían juntado.  ¿ Lo haría a propósito para despertar su nostalgia?

Sonrió halagada al pensar que él había inventado el pretexto del interés de  su alumna, para que volvieran a encontrarse.

Su corazón aceleró sus latidos y una nueva ilusión empezó a cosquillearle muy adentro del pecho, sacándola de su rutina gris.

Esa tarde se demoró el doble de tiempo en maquillarse. El espejo se obstinaba en mostrarle la imagen de una mujer madura aunque ella, por dentro se sentía la misma de hacía veinte años... Una y otra vez trató de alisar los tenues surcos que le rodeaban la boca.  

Luego se consoló pensando que Roberto también estaba más viejo. La última vez que lo había visto, se había sorprendido de ver su pelo sembrado de canas.

Revisó su closet y toda su ropa le pareció descolorida y avejentadora. ¡ Necesitaba iluminar su cara con algo nuevo, una prenda que reflejara su estado de ánimo!

Esa misma tarde salió a las tiendas y compró una blusa roja.  La colgó  entre las otras  de tonos apagados y sintió que le recordaba que ella era todavía joven y atractiva.  Cada vez que abría el closet,  parecía salirle al encuentro y anticiparle la emoción de su futuro encuentro con Roberto...

Esa tarde, consultó su reloj para no llegar ni un minuto adelantada.  No quería que la ansiedad la traicionara. Quería aparecer ante él sonriendo casual, como si la cita fuera un quehacer más en su día ajetreado.

Desde lejos, los divisó a los dos. La chica, muy joven y con un pelo dorado natural que ninguna tintura había podido brindarle a Nelly jamás...El, canoso pero interesante, se inclinaba hacia ella como si no quisiera perderse ni una palabra de su parloteo insustancial.

Cuando Nelly se aproximó a la mesa, la miró con cierta frialdad, como si hubiera llegado a interrumpirlos.

La joven le sonrió amistosa pero no se mostró especialmente interesada en conversar de literatura. Apenas evidenció saber que ella escribía.

Entonces Nelly comprendió que todo había sido idea de él.

-Tengo una amiga que escribe-le habría dicho- Podríamos juntarnos con ella y te la presento.

Había buscado un pretexto para citarse con la chica y era Nelly quién le había servido de señuelo.

Enrojeció de verguenza al comprobar su ingenuidad.  Se sentía ridícula, con ganas de salir corriendo de ahí... Pero sonrió con valor y se hizo parte de la charla intrascendente.

Lentamente la fue invadiendo el dolor y la rabia. Disimuló como pudo y mientras pasaban los minutos, le pareció que nadaba en un agua densa, manoteando y tragando agua, pero que al fin lograría alcanzar la orilla sin ahogarse.

Miró su reloj, fingió sobresaltarse y se paró, alegando un compromiso.

La chica dijo que ella también se iba y Roberto, solícito, se ofreció a llevarla.

- A tí no te ofezco, Nelly- dijo con soltura -porque sé que tú  vives cerca...

Los miró alejarse entre las mesas del café. El, con su pelo gris que Nelly había acariciado tantas veces cuando era negro como la tinta. Ella, meciendo sus caderas al caminar, ondeando en el aire su melena rubia. Dueña del mundo y de la vida, insultante en su  esplendorosa juventud.

Nelly se envolvió en la frazada, incapaz de soportar la luz del sol chocando contra sus párpados.

La puerta de calle se abrió con estrépito, anunciando la llegada de la mucama.

Nelly miró la blusa roja que la tarde anterior se había sacado a tirones y que ahora yacía en el suelo.

Se dio cuenta de que la aborrecía, que no soportaba verla ni un minuto más. 

Se levantó a recogerla.

-¡ Aurelia!  -llamó desde el dormitorio- Mire qué linda esta blusa. La compré recién, pero me aprieta bajo los brazos. Creo que a usted le quedaría mejor. 




domingo, 11 de abril de 2021

ANSIAS DE VIVIR.

Desde que Mariana había encontrado a Pablo, se sentía feliz como nunca antes . Ansiaba vivir eternamente para poder disfrutar de su amor. Pablo se había convertido en poco tiempo en lo más importante para ella.  ¡ Y estaba segura de que él le correspondía en igual forma!

Iba perdida en sus pensamientos mientras se dirigía a su trabajo. Sonreía sin darse cuenta y varias personas le devolvían el gesto. Tal vez les sorprendía ver a alguien tan alegre a esa hora de la mañana.

Al pasar frente a una iglesia, sintió fuertes deseos de entrar a dar gracias a Dios por su buena suerte.

Se arrodilló frente al altar mayor y estuvo rezando durante algunos minutos.  Al alzar la vista, se fijó en una puerta herrumbrosa que había a un costado del altar. Nunca antes la había visto.

La empujó suavemente y la puerta se abrió sin ruido.  Se encontró en un recinto muy grande, sumido en la penumbra. No había imágenes ni reclinatorios. Solo grandes mesones sobre los cuales ardían miles de lamparas.  Eran vasos llenos de aceite, en los que flotaban mechas encendidas.

- ¿ Qué será ésto?  - preguntó en voz alta- ¿ Qué serán todas estas lámparas?

-Cada una representa la vida de una persona- respondió una voz a sus espaldas. Era un anciano sacerdote el que le hablaba.

- Entonces ¡ tiene que estar también la mía!- exclamó Mariana.

-Por supuesto- le respondió el viejo y la condujo a uno de los mesones. Enseguida se alejó por un corredor de la iglesia, dejándola sola.

Mariana localizó su lámpara y aterrada notó que le quedaba poco aceite.

- Eso quiere decir que voy a morir pronto- exclamó aterrada- Y yo, que quería vivir junto a mi amor, eternamente... ¿ Es posible que el destino sea tan cruel?

Notó que el vaso contiguo al suyo estaba lleno de aceite hasta los bordes.  Titubeó un momento, pero la tentación fue más fuerte que sus escrúpulos.  Lo tomó y quiso vaciar unas pocas gotas en su vaso, pero, al escuchar los pasos del sacerdote que volvía, hizo un movimiento brusco y lo vació casi por completo.

-¿ Qué haces, niña?  - le reprochó el anciano- ¿ Estás robando la vida de otro?

-¡ Perdóneme!- Solo quería sacar un poco...¡ Ansío tanto vivir, ahora que he encontrado el amor!

-Y ¿ no miraste el nombre del dueño de esa lámpara?

-¡ Pablo!- gritó ella, desesperada- ¿ Qué hice, Dios mío?

El viejo la miró severamente, sin responderle nada. Ella cogió su mano y cayó de rodillas, suplicándole :

-¡ Por favor!  ¡ Ayúdeme a devolver el aceite que robé!

-Lo lamento. No es posible deshacer lo que hiciste.

Mariana escapó llorando a gritos.  Salió corriendo de la Iglesia sin saber lo que hacía. La desesperación y el horror la obnubilaban.

Estuvo todo el día en el trabajo, sin poder concentrarse.  ¡ Tenía que haber alguna forma de remediar lo que había hecho !  Decidió volver esa tarde a la Iglesia y suplicarle otra vez al sacerdote que la ayudara.  Pensó pedirle que reemplazara su lámpara por la de Pablo.

-¡ Que él viva!- repetía- ¡ No importa que muera yo!

Ya en el interior de la Iglesia, buscó la puerta que conducía al recinto de las lámparas. Pero no había nada. Solo un muro sólido, rodeando el altar mayor. 

-Entonces, nada de eso pasó.¡ Fue cosa de mi imaginación !- exclamó esperanzada.

Tomó un taxi para regresar pronto al departamento que compartía con Pablo.

-¡ Mi amor!  ¿ Donde estás?- gritó desde la puerta- ¡ Tenía tantas ganas de volver a verte!

Lo vio sentado en un sillón, con aspecto abatido. Ni siquiera levantó la cabeza al oir su voz.

-¿ Qué te pasa, Pablo?  ¿ Por qué estás tan preocupado?

-Ha ocurrido algo horrible.  Me entregaron el resultado de los exámenes...El médico me dijo la verdad, sin miramientos. Estoy muy enfermo...¡ Me quedan seis meses de vida!




domingo, 4 de abril de 2021

EL ESPANTAPAJAROS.

Dorita había roto con Jorge y, llorando desconsolada, se internó en el trigal.

Se echó en el suelo entre las espigas y haciendo una bola con su pañuelo mojado, se lo metió en la boca. Sentía que su corazón se agitaba dentro de su pecho, como un pájaro que choca contra los barrotes de su jaula.

Un toque leve en su hombro le hizo alzar la cabeza, esperanzada. ¡ Jorge había vuelto a pedirle perdón!

Pero, no vio a nadie a su lado y soltó un nuevo sollozo de desesperación.

-¿ Crees realmente que vale la pena?- le preguntó una voz cariñosa, con un leve tono de burla.

A su lado no había nadie, excepto un espantapájaros, que habían puesto ahí para espantar a los tordos que se comían el trigo.

Miró su cara, que estaba hecha de un saco de harina relleno con paja. Dos grandes botones negros representaban los ojos y de una razgadura pintada de rojo,  que simulaba su boca, colgaba un cigarrillo.

-Han tratado de introducirme en el vicio- le comentó el espantapájaros- pero, no me gusta fumar. Hace mal para los bronquios.

Dorita lo miró atónita. Luego reaccionó y le dijo malhumorada :

-Haré cuenta de que no te he oído, porque me consta que los espantapájaros no hablan.

-Otros no, pero yo sí- le respondió el muñeco- Aquí entre nosotros y sin ánimo de jactarme, te diré que soy alguien especial.

Lo extraño de la situación había hecho que Dorita se olvidara momentáneamente de su pena, pero se acordó de pronto y soltó un sollozo.

-No llores más, niña. Desde este lugar que ocupo, en medio del campo, veo muchas cosas y te puedo decir que ese tal Jorge no vale ni una sola de tus lágrimas.

Dorita lo miró enojada y le respondió con aspereza:  

-No quisiera ser grosera, pero te recuerdo que no te he pedido tu opinión.

-Igual te la doy, porque me caes simpática.

-No sé como puede tener opinión alguien que no tiene cerebro.

-Y no sé como podría quererte alguien que no tiene corazón.

En ese momento se ecuchó la campana que llamaba al almuerzo.

-¡ Tengo que irme!- exclamó la niña- Pero, antes dime como te llamas.

-Armani- contestó el espantapájaros- ¿ No ves que lo llevo escrito aquí?

Y le mostró una etiqueta que estaba cocida en el forro de su chaqueta.

Dobló su cuerpo blando, lleno de paja y cortó una amapola que crecía en medio del trigal. Se la entregó con un gesto galante.

-¡ No te olvides de venir a verme otra vez!

La mamá de Dorita la recibió enojada:

-¡ Niña!  ¿ Qué haces andando por el campo sin sombrero?  Te va a dar una insolación.

Dorita ya había cumplido los quince años y no le gustaba que la trataran  como a niña chica, pero tuvo que reconocer que su madre tenía razón.  La cabeza le pesaba y le zumbaban los oídos.  Su conversación con el espantapájaros le parecía a cada minuto más irreal y no estaba segura de que hubiera sucedido.

Al atardecer, ya tenía fiebre alta y no sabía si estaba dormida o despierta.  Le parecía que su cama se mecía como un barco en alta mar y sorprendida, vio que al timón iba el espantapájaros.

-¡ No te aflijas, Dorita!- le gritó en medio del oleaje- ¡ Esta tormenta no nos hundirá!

Una ola gigantesca los levantó hasta el techo y después cayeron en un abismo de espuma.

Estuvo varios días en cama y cuando al fin se levantó, su primer impulso fue ir hasta el trigal.

Quería comprobar que su charla con Armani había sido un delirio provocado por la insolación. No podía ser de otra manera. Ya estaba demasiado grande para creer en fantasías así.

Se adentró entre las espigas, buscándolo inutilmente. ¡ Ya no estaba!

Decidió preguntarle al capataz :

-Don Alamiro ¿qué pasó con el espantapájaros que había aquí?

-¡ Se quemó, señorita!  A un gracioso se le ocurrió encenderle el cigarrillo que tenía en la boca. Como estaba relleno con paja, ardió en un minuto. ¡ No sé como voy a espantar ahora a estos tordos de moledera!