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domingo, 19 de agosto de 2018

BETTY QUIERE SER MODELO.

Una mañana, Betty entró como una tromba en el departamento de su amiga Nora.
-¡Escucha!   ¡Una revista femenina está organizando un desfile de modas y tenemos que presentarnos al casting !
-Pero, Betty ¡ esos casting son para veinteañeras anoréxicas!
-¡ Te equivocas!  Varias marcas de ropa van a presentar modelos para treintañeras y necesitan gente como nosotras para lucirlos...
-¡ Treintañeras!  jaja  Hace ya tantos años que se nos fueron los treinta, que si miro para atrás, apenas los diviso...
-No seas derrotista.  Las bases del concurso no estipulan edad...y tampoco discriminan a las gorditas.
Betty dijo Eso último con tono esperanzado mientras se miraba de reojo en el espejo del tocador.
-¿ Y cuando es el casting?- preguntó Nora, casi convencida.
-Esta tarde a las 16...Así es que almuerza algo liviano. Una hoja de lechuga bastará.
Cuando llegaron al lugar del evento, vieron que estaba lleno de interesadas. Las alumnas de una academia de baile se habían inscrito en masa y entraron con un andar cimbreante de palmera hawayana.  Miraron con desdén a las del Taller Literario, entre las que se encontraban Nora y Betty.
-¡ Se equivocaron, gorditas!  ¡El Concurso de cuentos es el próximo mes!
Incluso una flaca, de  talla treinta y ocho, se atrevió a agregar:
-No hay nada que engorde más el trasero que pasarse el día frente al computador...
Betty se sintió aludida y roja de rabia, se avalanzó a pegarle.
Nora la sujetó con fuerza.
-No les hagas caso. ¡ Son unas picadas!  -y para apaciguarla, agregó - No saben que a nosotras no da lo mismo quedar o no...¡ Somos más que una percha para colgar ropa!
- ¡ A ti no te importará, pues Nora! -le respondió ella, furiosa-  Estás asumiendo de antemano el fracaso ¡ Creí que tenías más confianza en ti misma!
Nora la miró preocupada. Se dio cuenta que para Betty quedar en el casting era cosa de vida o muerte. Y deseó que si elegían a una de las dos, fuera Betty, porque otra cosa haría peligrar su amistad.
Cada vez que entraba una nueva postulante, por lo menos cincuenta pares de ojos la atravesaban como dagas mortíferas.
El jurado estaba compuesto por la directora de la mencionada revista, una modelo argentina que a todas las llamaba " querida", tres dueñas de boutiques, cuyos modelos se exhibirían en el desfile, y el famoso modisto Luchino Frescoli, que entró muy perfumado y envuelto en un abrigo de piel.
Al  parecer, era  piel natural, no sintética... Porque en la vereda del frente había un grupo de ecologistas con pancartas y tarros de pintura, esperando que el modisto saliera para vaciárselos sobre el abrigo.
A cada postulante le dieron un número, le tomaron una foto y la hicieron desfilar por una pasarela improvisada.
Nora, de puros nervios se tentó de la risa y desfiló riéndose, como si le acabaran de contar un chiste de gallegos.
Betty, posesionada de su papel, se quitó la chaqueta y caminó arrastrándola por el suelo con displicencia...
La modelo argentina repartía sonrisas y a todas les decía:
-Nosotros te llamaremos, querida.

Pero, ni a Betty ni a Nora las llamaron jamás...y superada la decepción inicial, siguieron siendo tan amigas como antes. 


1 comentario:

  1. Bueno m está claro que nunca hay nque no dejar de hacer lo que se ha pensando
    pues mejor pasar por eso y vivirlo , a que nunca saber cómo hubiera resultado
    me imagino a las chicas ahí, entre tanta farandulilla
    después de todo con intentar nada se pierde.

    Te dejo un abrazo

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