Esta tarde en la playa, mi alma era la mano de un mendigo
y el sol le echaba una moneda de oro.
y el sol le echaba una moneda de oro.
Te conocí y me di cuenta de que estaba sola.
Antes, mi vida estaba llena de rostros y de voces.
Llegaste tú y se quedó vacía.
Sólo tu presencia la podría llenar.
¿Por qué me privaste de mi posibilidad de la belleza?
El mar era tan hermoso antes de que vinieras. Me entregaba a manos llenas su tesoro de esmeraldas.
Ahora estoy sorda y ciega a su fragor resplandeciente.
Sólo vuelvo mis ojos al interior de mi pecho, donde tu ausencia es una marea salobre que anega mi corazón.
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