Me ha escrito un amigo que vive a orillas del mar.
Acerqué su carta a mi oído como si fuera un caracol y escuché el ruido de las olas al chocar contra las rocas.
¡También llegó carta de mi amigo el ornitólogo!
La puse en mi oído, esperando escuchar trinos pero me dio un feroz picotazo en la oreja. Después se alejó volando y no ha vuelto, por más que le puse miguitas de pan en el alféizar. Es imprescindible que la próxima vez el cartero me la traiga enjaulada.
Ahora que lo pienso, no me ha escrito mi amigo el domador de leones...¡Oh!...Creo que es preferible que me llame por teléfono.
Mucho ingenio y buen humor.
ResponderEliminarEste cuento recuerda a Kafka. O sea Kafkacómico.
ResponderEliminarcortito, simpático, gracioso.
ResponderEliminarBonito y simpático escrito, Lilly. Me gusta ese humor.
ResponderEliminar¡Me quedo con la primera carta! La de los trinos la hubiera devuelto al remitente.