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martes, 31 de enero de 2012

FRAGMENTOS DE UN AMOR

Lidia se sorprendió mucho cuando su madre la llamó para avisarle que tenía una carta para ella.
-Es del extrajero-le dijo-De Canadá.
Una sombra helada pasó por el rostro de Lidia y se alegró de que su madre no pudiera verla.
-¡Mañana iré a buscarla! -respondió con fingida alegría- ¡Alguna antigua amiga que se acordó de mi!
Pero sabía que la carta era de Sergio. Cinco años habían pasado, pero supo inmediatamente que era suya.
Al día siguiente, pasó parte de la tarde en la casa paterna y salió de allí con la carta sin abrir en el bolsillo.
Tomó el sendero bordeado de pinos que llevaba hasta la playa. Se sentó en una roca y contempló el mar bajo sus pies. El sol arrancaba destellos dorados a las olas y algas color marrón flotaban a la deriva en el agua verde, yendo a posarse aveces sobre la arena.
No se decidía a abrir la carta. Tenía miedo de leerla. El pasado yacía enterrado bajo los escombros de aquellos años y sabía que no podría revivirlo sin sufrir.
Había amado a Sergio y sin embargo, nada de aquel amor había quedado en sus recuerdos. Sólo el dolor de su separación de Julio y la angustia y la humillación que había padecido.
Se había comportado como una insensata y su error había sido castigado con creces.
Sergio, a último momento le había vuelto la espalda.
Recordó la noche en que Julio volvió tarde a la casa y a sus preguntas angustiadas, respondió que había estado con él y que Sergio le había informado que partía al extranjero.
En su voz había un acento de amargo triunfo y ella notó cómo espiaba el efecto que sus palabras producirían en ella.
Logró mantener el rostro sereno mientras sentía que toda la sangre se agolpaba en su corazón. Flaquearon sus piernas y se apoyó contra la pared, desfallecida.
De todas formas,aquella partida no cambiaba las cosas.Su matrimonio estaba acabado y pocos meses después se separaron.
Lidia no guardó ningún recuerdo dulce de aquella corta aventura. Sólo las mentiras y los ocultamientos, el horror de sus discusiones con Julio, las noches sin dormir y luego, la partida de Sergio como el final de una pesadilla.
Y ahora, esta carta.
La desdobló con lentitud y empezó a leerla.
"Querida Lidia:
¡Cuánto te sorprenderá saber de mí!
Ha pasado el tiempo y tú pensarás que mi vida ha tomado aquí un rumbo definitivo. Pero no ha sido así.
Venirme fué una equivocación. Apartarme de tí fué el mayor error que he cometido. Creí que al hacerlo, salvaba tu matrimonio y mi amistad con Julio, que me era tan preciada.
Pero nada de eso pasó.
He sabido que te separaste de él al poco tiempo de mi partida y en cuanto a aquella amistad de los dos, era imposible reconstruirla. ¡Qué necio fuí al creer que él podría perdonarme!
Aquí he sido desgraciado. He sufrido muchas decepciones y me abruma la nostalgia de Chile, pero sé que la principal fuente de mi desgracia ha sido aquello, Lidia. El abandono que hice de todo sin mirar atrás.
Creía que actuaba con nobleza, pero era mi egoismo el que me aconcejaba distanciarme. Busqué la paz de mi espíritu sin pensar en el dolor tuyo ni en el conflicto atroz en el que te dejaba sumida al partir.
Ahora vuelvo, Lidia.
He dirigido esta carta a casa de tu madre porque no sé donde vives. Espero que llegue a tus manos.
No sé qué ha sido de tu vida. Mi intuición me asegura que no has vuelto a casarte. Incluso he soñado contigo varias veces en estos últimos días y pienso que esos sueños han sido una manera de comunicarnos en la distancia. Algo me dice que aún piensas en mí y que no has superado lo ocurrido así como yo tampoco he podido hacerlo.
Espérame,Lidia y dime que aún no es tarde para volver."
Estrujó la carta y la destruyó en diminutos fragmentos.
Si de algo estaba segura era de que ya no amaba a Sergio.
¡Era tan joven cuando se conocieron! Un matrimonio decepcionante la había empujado a sus brazos. Pero de eso hacían ya cinco largos años. Ahora era una mujer,amargada y dura talvez, pero dueña de sus impulsos y de sus sentimientos.
Sintió que dolorosos latidos sacudían su corazón y la idea de volver a verlo se le hizo insoportable.
Fué soltando de a poco los pedacitos de la carta. Giraron en el viento durante unos instantes y luego se disiparon sobre el fragor del mar.

2 comentarios:

  1. De este cuento, lo que más me ha gustado es el inicio, cuando aún no se sabe nada de la protagonista y su lío amoroso. El recibir una carta inesperada, el vuelco del corazón ante la noticia, el hecho de esperar a abrirla, irse a un lugar apartado para leerla...
    Y sí, muchas veces, con el paso del tiempo, todo cambia y ni siquiera apetece ver a determinadas personas.
    Un abrazo y buen día.
    José

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  2. Me encantaron tus cuentos,en especial Fragmentos de un amor, Mali y El secreto de Letizia.¡¡Realmente buenos!! Tienes un don. Felicitaciones.

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