Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



jueves, 22 de diciembre de 2011

LA TIENDA DE MEDIANOCHE.

Fue la semana entre Navidad y Año Nuevo. Esa semana en que Olivia, invariablemente, se sentía triste, porque la noche del veinticuatro la había pasado sola. Luego de llamar por teléfono a sus padres, que vivían en Provincia, se había sentado en la alfombra, bajo el árbol de Navidad. El mismo que cada año se empecinaba en adornar y que en lugar de alegrarla, la llenaba de melancolía.
El cartero le había traído una sola tarjeta de felicitación.
-¡Viene del extranjero!-le dijo, entusiasmado, como si con ese dato pudiera reemplazar a todas las otras que nadie le había mandado.
Era cierto que Olivia no había enviado ninguna tampoco. Pero ¿por qué tenía ella que tomar la iniciativa siempre?-se preguntó disgustada.  Además, le resultaba insufrible hacer la fila en el Correo. . .
La tarjeta era de su amiga Mariucha. Quizás había ido hasta el buzón abriéndose paso entre la nieve, para enviarla al otro lado del mundo, donde el calor del Verano arreciaba.
Fue una noche de esa semana, lo recordaba bien.
Estaba desvelada y ya eran pasadas las doce, cuando fastidiada por no poder dormir, se levantó para ir a la cocina a buscar un vaso de leche. A través del vidrio de la ventana le llegó un extraño resplandor azul que venía desde la otra vereda.
Levantó la cortina y vio algo asombroso.
En la casa que había estado vacía durante meses se había instalado una tienda. La luz brotaba de un letrero hecho con tubos de neón que decía:
"Tienda de Medianoche.  Artículos no tradicionales. "
¡Qué extraño! Pero si esa misma tarde había pasado por frente a la casa y había visto la puerta y las ventanas cerradas. ¡Y una tienda abierta a medianoche, además!
El poco sueño que podía tener se disipó por completo. Ya no quería dormir. ¡Quería ir a conocer la tienda y saber lo que vendían en ella!
Se vistió rápidamente y cruzó la vereda. La luz azul la envolvió como un halo mágico. No sólo parecía brotar del letrero de neón sino que reinaba dentro de la tienda entera.
Vio al fondo, tras el mesón, a una señora de cabello azul, que le sonreía alentándola. Todo en ella era azul, los ojos el pelo, el vestido. . . Por efecto de la luz, ¡claro!, pero no pudo evitar pensar en el Hada Azul del cuento de Pinocho.
-Señora-le dijo-¡Qué tienda tan extraña tiene usted, que está abierta a esta hora!
-Es para los que no pueden dormir.
-¿Y qué vende usted?
-Lo que les hace falta a los desvelados, por supuesto.
-¿Acaso somníferos?
-¡Claro que no!-le respondió riendo-Los que no pueden dormir es porque están tristes o preocupados y aquí se vende lo que ellos necesitan para calmar su inquietud.
Olivia quedó asombrada y miró los anaqueles. Vio que estaban llenos de cajitas y frascos forrados en papel de plata.
-Y tú ¿por qué no duermes?-la interrogó la señora con dulzura.
-Porque siento en el corazón un vacío tan hondo que ni todos los suspiros del mundo lo podrían  llenar.
-¿Y qué te gustaría comprarme?
-Me gustaría comprar Amor.
La vendedora se puso seria y sacudió la cabeza con cierto disgusto.
-No. Aquí no vendemos Amor, porque el Amor depende de los otros. Pero te puedo vender "Amar", que depende exclusivamente de ti misma. ¿Comprendes la diferencia?
Olivia se quedó pensativa. Nunca antes lo había visto así.  Sólo había ansiado que la quisieran y sentido que se estrellaba contra un muro de hielo. Miró dentro de su corazón y vio un cuarto vacío. Nadie habitaba allí porque la puerta había permanecido cerrada .
¿A quién he amado yo?-pensó de pronto, y no obtuvo respuesta.
La señora del cabello azul sacó del anaquel más alto una cajita plateada. En la tapa se leía "Amar".
-¡Toma! ¡Llévala!. Aquí dentro hay un poderoso talismán, pero si no lo usas pronto, su poder se desvanecerá.
-¿Y qué debo hacer con la caja?
-Para empezar, no debes abrirla. La magia se irradia a través de ella. Cada día al despertar debes leer el rótulo de la tapa. Dice "Amar", no lo olvides. En las noches, déjala sobre tu velador y en el día, llévala siempre contigo.
-¿Y cuánto vale?
-No tienes que pagarla ahora. La última noche del año vendrás a contarme si te ha servido y entonces me la pagarás. Pero, no temas, ¡no será cara!-agregó sonriendo.
Olivia se quedó pensativa con el paquete en sus manos. Mirando los anaqueles, preguntó:
-¿Y qué otras cosas vende usted aquí?
-Vendo Paciencia, Comprensión, Ternura. . . . Pero tú no necesitas llevar nada de eso, porque "Amar" lo involucra todo.
Olivia cruzó hasta su casa y se acostó ilusionada. Sobre su velador, la cajita irradiaba un débil resplandor y a través de la cortina, la luz azul de la tienda brillaba como un faro en medio de la noche.
-¿Cuántas personas más irán a comprar?-se preguntó Olivia y ese fue el último pensamiento que tuvo porque después se durmió.
Toda la semana llevó en su cartera el talismán y bajo su influjo olvidó el egoísmo que la había impulsado a querer ser amada en lugar de amar. Sus ojos resplandecían cálidos y su sonrisa atraía otras sonrisas.
Al terminar la semana se sentía satisfecha de sí misma porque había sido generosa con quienes la necesitaban y había prodigado su afecto sin esperar retribución.
Recibió una invitación para la Noche de Año Nuevo.
Iría a la casa de una compañera de Sección en quién nunca antes había reparado siquiera. Pero una tarde, Olivia, aunque estaba cansada,  se quedó a ayudarle a terminar un pesado trabajo de fin de año y luego fueron juntas a tomar un café.
-Antes me habías parecido fría e indiferente-le dijo su compañera-¡Cómo se nota que no te conocía bien!
Olivia tocó la cajita plateada en el fondo de su cartera y sonrió misteriosa.  
La noche de fin de año se vistió feliz para ir a la fiesta,  pero pensó que antes debía cruzar a la Tienda a pagar el talismán. Esperó en vano que se encendiera la luz azul y ya pasadas las doce debió partir, sin haber podido cumplir su compromiso.
Fue una fiesta maravillosa y era muy tarde cuando el hermano de su nueva amiga fue a dejarla en su auto.
Olivia miró hacia la vereda del frente y vio que la casa permanecía cerrada y oscura como siempre.
¿Ya nunca volvería a abrir la" Tienda de medianoche"?
La primera semana de Enero aparecieron unos albañiles en una camioneta y empezaron a pintar las paredes de la casa. Otros retiraron escombros del interior y luego trajeron máquinas  para pulir el entablado.
Olivia comprendió que ya no volvería a ver a la señora del cabello azul.
Tomó el talismán y lo desenvolvió con cuidado. Bajo un papel de estaño corriente vio una simple caja de cartón y al abrirla, no se sorprendió de que estuviera vacía.
No sintió decepción alguna, porque ya había comprendido que el sortilegio de "Amar" no se encontraba ahí,  sino en su propio corazón.
 

1 comentario:

  1. Un cuento muy bonito, muy agradable. Y con un importante mensaje.
    Aunque si te aman también, mejor que mejor...
    Saludos y que todo vaya bien.

    ResponderEliminar