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lunes, 3 de octubre de 2011

ANGELES EN LA TIERRA.

Había despertado recién cuando por la ventana entró un hombre con una maleta. Llevaba traje y sombrero y a juzgar por el corte de la ropa, parecía venir de los años treinta.
Se sentó a los pies de mi cama y suspiró aliviado.
Me quedé mirándolo atónita. Pensé que todavía estaba durmiendo y que lo soñaba. Pero al mismo tiempo me llegaban de la cocina los ruidos que hacía mi mamá preparando el desayuno y luego la alarma de mi reloj despertador.  Marcaba las siete y quince.
El hombre se sacó el sombrero y una espesa mata de cabellos dorados cayó sobre sus hombros. Entonces sospeché que era un ángel.
-Perdón-le dije-¿Podría explicarme. . . . ?
-Me escapé del cielo, eso es todo-respondió con soltura.
-O sea que de verdad eres un ángel. Pero ¿y dónde están tus alas?
Se quitó la chaqueta y un par de maravillosas alas blancas se desplegó con un suave rumor llenando parte de mi pieza.
-¿Y por qué te escapaste?
-No sé. Hacía tiempo que estaba aburrido. No me gustó el cielo. No hay penas ni alegrías, no hay nada. Eso es precisamente el cielo: una Nada resplandeciente. Y a Dios no lo veíamos nunca.
Cada cierto tiempo corría el rumor de que se acercaba. Nos apurábamos, empujándonos unos con otros para llegar a la nube desde la cual surgía una melodía prodigiosa. Era la cortina musical que anunciaba su presencia. Pero, nunca alcanzábamos a verlo. Sólo una Luz. La intuición de algo infinito que no estaba a nuestro alcance. Así es Dios. Siempre tras una cortina de nubes que se ilumina a su paso y luego se apaga como un crepúsculo.
-¿Y por eso te escapaste?
-No, no sólo por eso. Fue por el vacío del no sufrir. Echaba tanto de menos los dolores de la tierra. No quería esa felicidad rosada e insípida como postre de hospital. Quería volver a estar vivo.
-Pero, estás muerto ¿no?
-Bueno, eso es tan relativo. Por aquí anda mucha gente que cree que está viva sólo porque respira y anda. Ni se va a notar si me mezclo con ellos.
-Pero en el cielo advertirán tu ausencia. . .
-¿Entre miles de ángeles?  Por lo menos no será tan pronto.
-Bueno. Está entretenida tu charla pero tengo que levantarme para ir al colegio. Si no te parece descortés la pregunta ¿Dónde piensas quedarte?
-En tu closet estaría bien ¿No crees?
No, no lo creía, pero tampoco era cosa de echarlo .
-Cuando mi mamá entre a hacer el aseo se llevará  tremendo susto-pensé riéndome por lo bajo.
En la tarde, cuando volví, no lo encontré en ninguna parte. Y mi mamá no hizo comentarios.
Sin embargo, al otro día lo vi sentado en el paradero de buses. Llevaba bien abrochada la chaqueta y el sombrero calado hasta las cejas, así es que nadie habría podido distinguirlo de los demás transeúntes. Sólo yo, que sabía. . . Y a veces tendía a delatarlo una delicada luz que se escapaba por  debajo del  ala de su  sombrero, cuando un rizo dorado pugnaba por caer sobre su frente.
-¿A dónde vas ahora?-le pregunté.
-Voy a buscar trabajo. Cuando vivía en la tierra era gasfiter y conservo todas mis habilidades. En esta maleta ando trayendo mis herramientas, así es que no tendré problemas.
-¿Y crees que vas a poder quedarte aquí para siempre?
-"Para siempre" sólo existe en el cielo. Eso es precisamente lo que tiene de aburrido. Aquí en la tierra todo es "Mientras". Nunca sabes lo que pasará mañana y esa incertidumbre es lo estimulante de la vida. Así es que me voy a quedar "mientras" y ojalá que me dure.
Lo vi subir a un bus por la puerta trasera. ¡Claro! Si el pobre no tenía plata con que pagar el pasaje. De todas maneras, un montón de gente hizo lo mismo, así es que pasó inadvertido.
A través de la ventanilla le vi levantar la mano en un gesto de adiós y sonreírme con complicidad.
No he vuelto a saber de él.
Pero les advierto: Si se les rompe alguna cañería y llaman a un gasfiter, fíjense bien. Si se deja puesto el sombrero mientras trabaja y  algo sospechoso abulta bajo su chaqueta. . .  ¡Entonces  es él!
 Pero, por favor, disimulen, finjan que no advierten nada. ¡No es cosa de poner en evidencia al pobre ángel!
 Y él nunca me perdonaría por haber traicionado su secreto.

3 comentarios:

  1. Es un cuento aburrido, una trama trillada. Un cielo aburrido y una vida doliente. Elegir el dolor como algo entretenido en la tierra, es un concepto enfermizo. No,,no me gustó. ACV2

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  2. ¡Hola! ¿Puedo ocupar el sitio de ese ángel allá arriba? :)
    Como para gustos los colores, siempre hay alguien que se siente extraño entre la mayoría...
    Me ha gustado el cuento. Se me hace especial cómo afrontas las situaciones.
    Un saludo.
    José

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  3. Se trata un tema fantástico como si fuera lo más común. Gran mérito de la imaginación al describir la vida en el cielo. Ingeniosa filosofía.

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