Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



lunes, 13 de febrero de 2012

TRISTE SAN VALENTIN.

Julián amaneció más desanimado aún que los otros días.
Era catorce de Febrero, Día de San Valentín y Katty se había ido.
Hacía casi seis meses ya que, al volver de la oficina, encontró el departamento oscuro y silencioso.
Al entrar, había tenido un presentimiento. La luz del recibidor estaba encendida, pero al entrar al dormitorio, vio el closet abierto y en la parte que habían ocupado los vestidos de ella, colgaban los ganchos vacíos.
Al principio, no se inquietó mucho. Pensó que volvería. Y por otra parte, aún lo dominaba la pasión que lo había empujado hacia Sonia.
Llevaba meses teniendo una aventura con ella.
Casi desde que llegó a la sección, despertando la codicia de todos con sus labios sensuales y su andar insinuante.
Notó que era a él a quién ella miraba con insistencia y pensó que sería fácil conquistarla. Halagaba su vanidad haber sido el elegido, despertando así la envidia de los otros.
Por supuesto que le gustaba también. Cuando la conoció mejor lo sedujeron aún más su carácter extrovertido y su generosa disposición al amor, sin plantear exigencias.
Empezó a llegar tarde a la casa, con diversos pretextos.
Al principio, Katty lo esperaba para comer con él. Luego empezó a guardarle la cena en el microondas y a servírsela en silencio. Sus ojos, infinitamente tristes, lo miraban sin decir nada y sin formular preguntas.
¿Quién se lo contó?
Seguramente fue la infaltable amiga bien intencionada que empieza su discurso diciendo:
-Mira, te quiero mucho para permitir que ese imbécil se salga con la suya. ¡Tú mereces algo mejor que esto!
Y tras la frase llena de lealtad  y de empatía, llega la información que es preciso transmitir cuanto antes, para que se haga justicia...
No supo cómo fue, pero una tarde, al volver, ella se había ido.
Su pasión por Sonia fue menguando como una hoguera que se apaga de a poco, dejando sólo un rescoldo cubierto de cenizas.
Se fueron distanciando sin reproches ni dramas.
Tiempo después, Sonia se fue de la Empresa y Julián se quedó solo.
Solo sin Katty a quién había amado y amaba aún, sin saber dónde encontrarla.
Hizo preguntas en su trabajo y a sus amigas, pero nadie sabía nada. O si sabían, no quisieron decírselo. Algunas lo miraron con desdén y se rieron a sus espaldas.
Y ahora era el Día de San Valentín.
Varios, en la oficina, se fueron más temprano a comprar flores o el regalo de última hora. Otros, desde hacía días se habían preocupado de hacer reservas en algún restaurante.
A las siete, sólo quedaban Gajardo y él, fingiendo que trabajaban pero sumidos en la amargura de no tener a dónde ir.
Gajardo se había separado hacía años y nunca se le había conocido una nueva pareja. Era callado e introvertido y nadie sabía la verdadera historia de su fracaso sentimental.
Dieron las siete y media y llegó la señora del aseo.
-¿Vamos a tomar un trago?- propuso Julián.
Se fueron a un bar y estuvieron allí hasta las diez.
Ninguno tenía ganas de hablar. Ensayaban temas  que morían al nacer, entre murmullos inconexos.
Se tomaron varias copas que en lugar de alegrarlos, acentuaron su melancolía.
Gajardo se paró, algo mareado, y dijo que se iba a dormir.
Julián pidió otro trago para prolongar su estadía en el bar.
Tenía miedo de llegar al departamento.
-¡Katty, Katty !-pensaba-¿Por qué fui tan estúpido?
-La vanidad me cegó. Sonia me hacía sentir atractivo y la envidia de los otros incentivaba mi interés en ella. Me gustaba mucho, es cierto, pero ¿cómo es posible que por razones tan triviales haya perdido un amor que era verdadero? Ahora que ya es tarde, me doy cuenta de que Katty ha sido la única mujer a quien en realidad he querido.
Eran más de las doce cuando abrió la puerta del departamento. Se había ido caminando para enfriar su cabeza y disipar los efectos del alcohol en su sangre.
Vio luz en el interior y una loca esperanza hizo palpitar más a prisa su corazón. Pero no había nadie.
Sobre la mesa del comedor, una rosa roja se marchitaba por el calor. A su lado  había una nota:
"Estuve esperándote durante horas, pero veo que todo sigue igual. Ahora sí que el adiós es definitivo.
Katty."  

1 comentario:

  1. ¡Vaya que fue triste el día! Aquí lo que separa a los protagonistas por segunda vez es el hecho de sacar conclusiones sin conocer la verdad. Aunque claro, causado todo por la amargura de la infidelidad, que ya lo trastoca todo.
    ¡Qué rotunda suena esa frase de "ahora sí que el adiós es definitivo"! Cuando la confianza se ha roto, es fácil que se den este tipo de situaciones.
    Cuidado con las flechas de Cupido...
    José

    ResponderEliminar