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lunes, 17 de diciembre de 2012

NAVIDAD EN EL PUEBLO.

Jorge sentía que su vida había sido, hasta ese momento, como un tren que viajaba sin detenerse.
La suya resultó ser una existencia vertiginosa en que, a temprana edad, antes de los cuarenta, había conocido el éxito profesional, un fracaso matrimonial y la soledad de una vida sin afectos.
¡Demasiado rápido todo! ¡Era preciso correr detrás del triunfo y atraparlo antes que otros se le adelantaran!
Pero, ahora que se acercaba Navidad, una sutil melancolía se iba a apoderando de su espíritu.
Sentía que en esa fecha, la carencia de lazos afectivos se hacía más evidente.
Pensó en sus padres, quienes vivían en un pueblo de Provincia y a quienes no veía hacía casi un año.
¡Su tren iba siempre demasiado rápido para detenerse en la estación donde ambos lo esperaban!  Dulces ancianos tristes, parados en el andén, mirándolo pasar a toda velocidad, hacia un destino más importante que su afecto.
Pero ahora sentía que necesitaba hacer un alto.
No tenía planes para las fiestas. A su alrededor, todos se preparaban para pasarlas con la familia, disfrutando la cena y la emoción de abrir los regalos junto a los niños.
Jorge no había tenido hijos y no había vuelto a saber de la que fuera su mujer durante unos pocos años. Alguien le había dicho que estaba en el extranjero. Otro le contó que se había casado de nuevo. Y no fueron noticias que llegaran a conmoverlo.
La cercanía de la Navidad se respiraba en el aire.
Los árboles, engalanados de luces, convertían las avenidas en un espectáculo feérico.
Las vitrinas profusamente iluminadas exhibían juguetes, costosos objetos y vestidos de fiesta para estrenar en esos días.
El ánimo de la gente era eufórico. Presas de la excitación y el cansancio,  recorrían las grandes tiendas en busca del regalo soñado. ¡Siempre habría alguien que extendería los brazos para recibirlo!  Un ser querido cuyo rostro dichoso los compensaría del agotamiento de las interminables horas.
  Pero Jorge no tenía a nadie en la ciudad. No se había dado el tiempo para construir nuevos lazos. Amores efímeros, sin compromiso, le habían dado una falsa sensación de compañía. Pero, en realidad estaba solo.
   Decidió viajar al pueblo de su infancia, donde vivían sus padres. ¡Cómo se alegrarían de verlo!
En realidad, durante todos esos años había evitado volver. Prefería enviarle pasajes a sus padres para que ellos viajaran a visitarlo. Temía recorrer esas calles donde corría el riesgo de encontrarse con Clara.
¡Había sido tan dolorosa la ruptura entre los dos!
Sentía vergüenza y remordimientos al recordar la forma cobarde en que la había abandonado.
Ella había sido la novia de su juventud. Su amor tierno y leal lo había confortado en momentos de dudas, cuando aún no tomaba el camino que lo llevaría al éxito.
Habían hecho planes de matrimonio, porque parecía tan natural, tan obvio que continuaran juntos a lo largo de la vida.
Pero, entonces Jorge había conocido a Estela.
Al verla, se sintió como atravesado por un rayo.
Fue en una fiesta de la oficina. Ella había llegado hacía pocos días a trabajar a la sección contigua.
Cuando se miraron en medio de la gente, Jorge supo que era la mujer con quién siempre había soñado.
Avanzó hacia ella y la invitó a bailar. Fue el principio de una pasión ardiente que lo llevó a desear ser su único dueño. Incapaz de renunciar a ella, al poco tiempo le pidió matrimonio. No podía concebir la vida sin Estela.
Cuando se lo dijo a Clara, ningún gesto en su cara evidenció el dolor que estaría sufriendo.
Se puso intensamente pálida, pero no le dijo nada.
En silencio, se quitó el sencillo anillito que él le había regalado hacía años.
Jorge agradeció esa serenidad y esa generosa renuncia, en lugar de los reproches desagradables que tanto había temido.
Respiró con alivio. ¡No quería que nada turbara la felicidad embriagadora de poseer a Estela!
Sus padres le reprocharon su conducta y al conocer a su novia, no pudieron disimular su escepticismo. Pero se callaron, porque sabían que Jorge estaba convencido y que su pasión era una fuerza que lo empujaba más allá de todo razonamiento.
Duraron casados apenas tres años.
Ambos salieron heridos de esa estéril batalla de dos egos incapaces de ceder. Pero, las heridas cicatrizaron pronto, porque la pasión es efímera y sólo el amor deja huellas profundas.
Ahora, Jorge volvía al pueblo y en su corazón se debatía una mezcla de temor y de ansiedad  de encontrarse con Clara.
Suponía que aún continuaba haciendo clases en la Escuela, pero no se atrevía a preguntarle a sus padres por ella.
Lo recibieron con júbilo y en la casa paterna se sintió relajado y tranquilo, después de tanto tiempo.
La víspera de Nochebuena salió a caminar por el pueblo y llegó hasta la plaza.
Vio que en el hueco de un árbol enorme, los niños de la Escuela habían armado un nacimiento.
En ese instante, había varios decorando las ramas con guirnaldas de luces. Clara los acompañaba.
Habían traído una escalera desde la Municipalidad y ella se aprestaba a subir para sujetar las luces en las ramas más altas.
Jorge corrió a detenerla:
-¡No, Clara! ¡Te puedes caer! Déjame que te ayude.
Ella se sobresaltó al oír su voz, pero cuando se volvió a mirarlo, sus grandes ojos pardos no revelaban otra cosa que una dulce alegría.
En silencio se apartó de la escalera y dejó que Jorge subiera en su lugar. Pronto, la guirnalda de pequeños focos estuvo encendida, parpadeando en la naciente oscuridad.
Los niños volvieron a sus casas y se quedaron solos.
Hablaban de cosas simples, pero un secreto temblor de emoción sacudía sus corazones.
El tiempo que llevaban separados pareció retroceder hacia las sombras, llevándose consigo el dolor y el desengaño.
Caminaron hasta la pileta, donde los niños acostumbraban a echar monedas pidiendo deseos.
Le entregó una a Clara y  ambos las arrojaron al mismo tiempo, cerrando los ojos.
Cuando Jorge los abrió, vio frente a él el rostro de Clara, leal y sin sombras, como siempre había sido.
Y  su mirada llena de amor, le hizo comprender que ambos habían deseado lo mismo.

4 comentarios:

  1. ______________________☆
    ____________________*Paz*
    ___________________*Unión*
    __________________*Alegrias*
    _________________*Esperanza*
    ________________*Bendiciones**
    _______________**Amor_Sucesos*
    ______________*Respeto..armonía**
    _____________*Salud__solidaridad***
    ____________*Felicidad___Humildad***
    ___________*Cofraternización_.Pureza**
    __________**Amistad__Sabiduría_Perdón*
    _________*Igualdad_Libertad_BuenaSuerte*
    ________**Sinceridad_Estima__Fraternidad**
    _______*Equilíbrio__Dignidad__Benevolencia**
    ______*Fé_Bondad_Paciência_Ventura _Fuerza*
    ____*Tenacidad-Prosperidad--_Reconocimento***
    _*Son mis deseos Felíz Navidad y Año Nuevo 2013*
    ________________IIIIIIIIIIIIIIIII
    ________________IIIIIIIIIIIIIIIII

    CON TODO EL AFECTO SINCERO PARA TI EN ESTOS DIAS DE AMOR Y GLORIA

    FELICIDADES SINCERAS
    QUE EL AMOR VERDADERO SEA A TU CASA Y A TU CORAZON GENEROSO!!

    UN ABRAZO!

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  2. Dice María Teresa González: Querida Lillian, leí este lindo cuento. Te alabo que hayas usado la palabra "feérico", es una palabra bonita que no aparece en todos los diccionarios y que se va perdiendo. Ahora se encorporan palabras más corrientes y así es como se pierde el idioma.

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  3. Amigos queridos de mi blog, la palabra "Feérico" significa: encantador, fantástico, etc. Y es verdad que es poco conocida. Lillian

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  4. Bueno, bueno, estás que no se te reconoce jaja Un cuento con final feliz y romántico. Pese a que su desarrollo deja claro que Jorge no merecía tal cosa.
    En los cuentos (de navidad) y en las películas, cuando el personaje vuelve a por la pareja abandonada, ésta siempre parece estar esperando. En cambio, en la realidad, Jorge se hubiera encontrado a Clara casada y con un par de hijos.
    Pero tengamos un final feliz, al menos en esta época.

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