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viernes, 28 de diciembre de 2012

UN NUEVO AÑO PARA JUAN.

Juan se acostó desanimado. Siempre se sentía así cuando se acercaba el fin del año.
Hacía un balance de los meses vividos y le parecían vacíos y tediosos.
¿Qué cosa buena le había pasado?
(Hay que aclarar, eso sí, que nunca se preguntaba qué cosa buena había hecho él.)
Le parecía que había sido un año intrascendente.
El Amor le había pasado por el lado, mirándolo de reojo con displicencia. El Éxito lo había palmoteado en la espalda con un gesto prometedor, pero había seguido de largo.
(Más tarde, lo había visto detenerse junto al escritorio de Rivas y al día siguiente supo que lo habían nombrado Jefe de Área, aunque llevaba menos tiempo en la Empresa que Juan.)
Días de trabajo monótono. Compañeros que no eran amigos, sino extraños con máscaras joviales, que no sabía si ocultaban verdaderos rostros, o si sus rostros eran aquellas máscaras.
Tardes solitarias en su departamento, jugando a contactarse en la Red, con personas a quienes jamás conocería.
A veces pensaba que Internet era como un vasto mar sin orillas, en el que flotaban miles de náufragos, esperando inútilmente un barco que llegara a rescatarlos.
Así meditaba Juan en la soledad de su dormitorio, mirando la última hoja del calendario y temiendo que el porvenir fuera tan decepcionante como el presente.
Al fin, se quedó dormido y soñó.
Era una pesadilla en la cual veía pasar los años en un segundo, como los vagones de un tren que corriera vertiginoso sin detenerse.
Se miró en el espejo y vio la cara de un viejo.
¿Qué había pasado?  ¿Cómo era posible que su vida hubiera trascurrido íntegra de un momento a otro, precipitándolo en la vejez?
En su sueño, abrió la puerta y salió a la calle, desesperado.
Atardecía y se encontró en un parque donde el Otoño parecía haberse quedado suspendido indefinidamente.
Vio en un banco a una mujer de expresión desolada, con las manos vacías abiertas sobre el regazo.
De sus ojos manaban sin cesar lágrimas que corrían por los surcos de sus mejillas y se perdían en las comisuras de su boca.
Se sentó a su lado, queriendo prestarle algún consuelo, pero ella esbozó una mueca y lo increpó con rabia:
-¿De qué quieres consolarme, si tú tienes la culpa?
-¿Qué dice? Pero, si no la conozco... ¿Quién es usted?
-Soy tu Vida  ¿y niegas conocerme?  Tú hiciste de mí lo que soy ahora.
Y ante la mirada incrédula de Juan, continuó su amargo discurso:
-Si estoy sola, es porque no supiste amar. Dilapidaste tu juventud en amores fugaces, sin comprometer nunca tu corazón.
-¡Pero, si yo quería amar!
-Dí mejor que querías que te amaran a ti. No es lo mismo ¿verdad?
A continuación, la mujer lo miró y con mudo reproche le mostró sus vestidos andrajosos y sus manos vacías.
-Pero ¡ si trabajé duramente y la Fortuna me fue siempre esquiva!
-¿Por qué no reconoces que perseguiste el éxito por vanidad?  Competiste con otros para superarlos, pero no te superaste a ti mismo. Te conformaste con ser mediocre, pudiendo haber sido el mejor.
-Me echas en cara tu soledad -respondió Juan, resentido-  pero no puedes negar que tenía muchos amigos...
-¿Amigos por Internet? Creíste tener muchos, pero no conociste a ninguno. Te resultaban más cómodas esas amistades sin compromiso. ¿Acaso alguna vez reconfortaste a alguien con un abrazo? ¿Escuchaste una voz que pronunciara con cariño tu nombre? Piensa que nunca estrechaste una mano que se tendiera hacía ti buscando la tuya. No era calor humano el que brindabas pulsando las teclas de tu computador...
Juan bajó la cabeza y comprendió que ella tenía razón en su sarcasmo.
Su egoísmo y su incapacidad de entregarse, habían hecho de su vida un erial.
La mujer se levantó del banco y con una última mirada acusadora, se alejó, perdiéndose entre los árboles.
Juan quiso seguirla, preguntarle si era posible aún volver atrás...Pero sus piernas flaquearon y fue tal su angustia, que despertó.
Sin comprender aún que había soñado, se precipitó al espejo, creyendo que encontraría allí  su cara envejecida.
Pero se vio a sí mismo joven, tal como era en realidad.
  Entonces pensó que el sueño había sido un aviso para que corrigiera la vanalidad de su vida, antes de que fuera demasiado tarde.

2 comentarios:

  1. Que la vida te sea propicia en todo lo que hagas
    porque todos merecemos alcanzar nuestros sueños...

    un abrazo fraterno

    ¡felicidades!

    *************************

    Hoy en día hay muchos Juanes amiga...por tantos motivos...pero si cambiamos en una mirada sincera y vemos lo que realmente esperamos de la vida...entonces quizás despertemos no?

    es una larga tarea y ojalá ese Juan pueda enmendar su existencia...
    al fin las decisiones son personales y artífices somos de ese caminar

    felicidades en tu vida junto a quienes amas!

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  2. Querida Lilian, es María Elena, o Maggie, como me dice mi mamá, soy bastante sencillas aunque mis cuentos son algo extraños, vivo en venezuela, tengo 39 años, casacerrada es mi apodo, no es por ningún cuento literario, sino porque me han cerrado mi casa de a infancia por problemas de familia. Escribo desde el 2011,fué para desahogarme y sacar mi parte oscura, obviamente no soy así, también me gustan los cuentos ligeros y con mensajes hermosos como los tuyos, y sueño una casa hermosa. En enero entro a un taller de escritura creativa, de hecho yo no soy escritora, soy arquitecta, pero hay amigos que me han motivado a hacerlo.
    Me gustaría considerarte compañera de taller, puedes criticar toda casacerrada si quieres...A propósito, cuando vi el dibujo de tu último post pensé que se aplicaba mucho a mi.
    Felicidad!

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