Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



lunes, 30 de mayo de 2011

ERRORES.

Los errores son como los bumerangs. Por muy lejos que los arrojes, siempre vuelven a ti.
Pero no te aflijas ni te avergüences por haberlos cometido. ¿Quién no lo ha hecho?
Nadie nos enseñó a vivir. Fuimos como los niños que dan sus primeros pasos y tropiezan una y otra vez. Sólo  que la infancia de nuestro corazón duró toda la vida. Cuando aprendimos a andar y sentimos que por fin estábamos erguidos y firmes, nos dimos cuenta de que pisábamos el borde de nuestra fosa. Había llegado la hora de morir.
¿De qué nos había servido el dificultoso aprendizaje? Habíamos logrado dominar nuestras pasiones, sobreponernos a los dolores de la vida, pero ya no nos quedaba tiempo para utilizar nuestra sabiduría.
No sé si tú a veces pensaste también en eso que te dije al principio. Que los errores son como los bumerangs. Que vuelven hacia ti y te golpean justo cuando creías que eras tú el que había golpeado.
Nunca pensé que nos encontraríamos hoy junto a la tumba de ella.
Muchas veces vine y encontré flores frescas sobre el mármol. Rosas amarillas, las que más le gustaban.
¿Quién podía conocer su preferencia aparte de mí?
Tú, sin duda. El único que la amó como yo la amaba.
Porque no niego que la quisiste. No soy tan mezquino para pretender que no era amor el que a tu pesar te llevó a arrebatármela. Eras mi amigo. Sé que luchaste contra tus sentimientos. Que incluso partiste al extranjero huyendo. Pero, fue más fuerte lo que ella sentía.
Empezó a languidecer a mi lado. Los bellos colores de su cara palidecieron. Trataba de disimular y cuando la miraba, me sonreía con dulzura. Pero ¡qué tristes sus ojos, qué apagados!
Al final le dije que lo sabía todo. Que no la culpaba, que la liberaba de todas sus ataduras para que corriera hacia ti. Pero que el niño se quedaba.
Me miró con horror y escapó a su pieza llorando. La vi arrodillada junto a la camita donde él dormía, inocente del dolor que desgarraba nuestros corazones.
Pero, fui inflexible. Sé que mi propósito recóndito era impedirle que se fuera. La amaba demasiado para resignarme a perderla. Usé al niño como un arma, como el cerrojo que le impedía abrir la puerta que le daba la libertad.
Y se quedó. Se quedó a mi lado y la pena la fue consumiendo. Yo sabía que su corazón era frágil. El médico me había dicho que le evitara situaciones de angustia. Pero me empeciné, cegado al lento deterioro de su salud. Me pregunto si no fui como aquel que mantiene enjaulado un pájaro para solazarse oyendo sus trinos. Necesitaba tenerla a mi lado, gozar de su presencia  en la casa, oír su voz. Se  me hacía insufrible la posibilidad que ella me dejara.
Pero, ya ves. Me dejó. Ahora yace bajo esta loza fría donde tú acabas de poner un ramo de rosas amarillas.
Ninguno de los dos pudo tenerla. Estamos solos ahora. Sé que también sufres y este dolor nos une como antes nos unió nuestra amistad.
Ven a mi casa conmigo. Hablaremos de ella. Nos hará bien a los dos. .

2 comentarios:

  1. Eres una maestra para entrar en los laberintos síquicos. Muchas veces las personas toman a los niños como reénes para castigar al conyuge. Me gustó, tu impronta Kafkiana. En vez de disfrutar de la vida la convierten en una cárcel para el otro y al mismo tiempo el victimario queda encadenado.

    ResponderEliminar
  2. He leído varios cuentos tuyos y en general me han gustado, algunos más que otros, como es natural. "Errores" lo encontré muy bueno. Es como una síntesis de reflexiones filosóficas. Hay en él mucha sabiduría.

    ResponderEliminar