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lunes, 2 de mayo de 2011

ANITA Y EL CONEJO.

Anita entró a su pieza y asombrada vio sentado en su cama a un conejo con chaqueta de terciopelo.
-¿Tú eres Alicia?  
Enseguida comprendió de qué se trataba.
-¿Vienes del País de las Maravillas?-le preguntó.
No-dijo el conejo, molesto-Eso es algo que inventó Lewis Carrol para no asustar a los niños. Vengo del País de las Pesadillas.  ¿Dónde si no iba a vivir una reina que ordenaba que a todo el mundo le cortaran la cabeza?
A Anita le pareció muy lógico y le preguntó:
-¿Quieres que te ayude a encontrar a Alicia?
-Bueno-respondió el conejo -Pero tienes que comerte este pedacito de galleta.
Lo hizo y de inmediato se encontró caminando junto  a él  por un bosque sombrío. Una penumbra aterciopelada envolvía los árboles y le dio un poco de miedo, pero más fuerte era su curiosidad.
Entre los troncos vio brillar algo como una estrella caída y quiso correr hacia allá.
-No, no vayas -dijo el conejo- Es el espejo mágico. Si te miras en él, te dirá de inmediato que Blanca Nieves es más linda. . . Aunque sabe perfectamente que ella murió envenenada.
-¿Qué dices? Pero si en el cuento. . . .
-Claro, en el cuento. -dijo el conejo y la miró con sarcasmo. -
¿Crees que por aquí viva el Sombrerero Loco? Podríamos pedirle una taza de té.
-Ja -rió el conejo- Otra fantasía del Sr. Carrol-En este bosque no vive ningún sombrerero, pero sí un loco que mata a los niños. -¡Ojalá que encontremos a Alicia antes que él!-Añadió con voz lúgubre.
Anita estaba cada vez más arrepentida de haber acompañado al conejo, pero lo disimulaba por educación.
De pronto escucharon un llanto. En un muro vieron una puerta cerrada y apoyada en ella estaba llorando una niñita rubia.
-¡Alicia! -exclamó el conejo-¡Por fin te encuentro! Pero ¿Por qué lloras?
-Es que quiero entrar por esa puerta pero no tengo la llave.
-Yo la tengo-respondió el conejo-pero no te la daré. Tras ese muro está el jardín de la Reina de Corazones y si te ve, lo más probable es que no le gustes.
Alicia lo miró ofendida. Se arregló los pliegues de su delantal y ordenó su cabello rubio.
-No veo por qué no habría de gustarle-exclamó con petulancia.
El conejo fingió no escucharla y ambos la tomaron de la mano y la alejaron de la puerta.
Siguieron adentrándose en el bosque y a lo lejos divisaron una casita.
-¡Vamos!-dijo Alicia-Quiero tomar agua y descansar un rato.
No-dijo el conejo-Ahí vive la bruja que se comió a Hansel y Gretel y tendrá muchas ganas de que la visite una niñita como tú.
   Alicia se echó a llorar y Anita se paró firmemente en medio del sendero.
-¡Basta! Ya tengo de sobra de tu País de las Pesadillas. Dame más galleta porque quiero volver a mi casa.
Dócilmente, el conejo sacó de su bolsillo una galleta y la dividió entre las dos niñas.
Ambas comieron y Anita no supo más de Alicia. Ella se encontró en su pieza, tendida en la cama, con el uniforme del colegio todavía puesto.
Se lo quitó rápidamente porque su mamá se enojaba si se echaba con él, arrugándolo.
¡Justo a tiempo!. Se abrió la puerta de calle  y entró ella, que traía a su hermanita del Kinder.
La niñita entró corriendo a la pieza.
-¡Mira, Anita, lo que te traigo!
Abrió la mano y mostró un papel plateado que envolvía algo informe.
-¡Oh! Se derritió-dijo decepcionada-¡Era un conejo de chocolate!

1 comentario:

  1. Leí tus últimos cuentos y en general me gustaron mucho. "Pascua de Resurrección" me encantó. Lo encontré de antología. Sólo el título creo que no es el acertado, porque sólo al final se relaciona indirectamente con ese tema. Te aconsejaría que lo cambiaras a "Anita y el Conejo" o algo así.

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