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lunes, 10 de enero de 2011

VOCES EN LA NOCHE. Cuento

Me había acostado hacía rato cuando sonó el teléfono. Una voz de hombre, llena de ansiedad, preguntó:
- ¿Marita?
- Lo siento, equivocado.
Al rato volvió a sonar.
- Marita, no cortes. Escucha…
- Lo siento, ya le dije que está equivocado.
Apagué la luz y empezaba a dormirme cuando de nuevo sonó la campanilla. Descolgué y puse el fono sobre el velador, me llegaba la voz del hombre que decía:
- Marita, contesta, se que estás ahí.
Me tapé la cabeza con la almohada.
Alojé un par de días en la casa de mi hermana y me olvidé por completo del asunto. Por eso, al volver, me sorprendió que, ya tarde, sonara el teléfono.
- Marita te estuve llamando. ¿Por qué no contestabas?
Me dio pena esa voz tan triste, que vagaba en la noche, buscando a quien sabe quien…
- Señor, yo no soy Marita. Vivo aquí desde hace poco.
- No trates de engañarme. Se que no quieres hablar conmigo, pero necesitpo explicarte…
- Lo siento Sr. De veras, lo siento.
Al final ya no le cortaba el teléfono. Lo dejaba que hablara, que me suplicara perdón por desconocidos agravios…
- Marita, tu sabes que te he querido tanto.
¿Dónde estaría la verdadera Marita, aquella abandonada?
El portero me habló de una pareja que había ocupado antes el departamento. Pero no supo decir más.
Una noche, la voz pidió que nos juntáramos.
- Es preciso que te vea. Te esperaré mañana a las 7, en el café de la plaza. Estaré ahí todas las tardes hasta que vayas.
Todo el día estuve pensando en el asunto. Sentía curiosidad y lástima. Y creo que había algo más. Porque una fuerza extraña, una loca sensación de identidad transferida me empujaron esa tarde hasta el café. Pasaban de la s ocho y pensé que se habría ido.
A través de la vidriera, espié el interior. En una mesa había un hombre frente a una taza vacía. Era flaco, con los cabellos grises y tenía los ojos fijos en la puerta de entrada. Nunca había visto unos ojos tan tristes.
Y ahí, no se que me dió. Salí de las sombras y empujé la mampara.
Al verme, se paró de golpe y vino hacia mi con las manos extendidas.
- ¡Marita, por fin! ¡Sabía que vendrías!

5 comentarios:

  1. Este cuento nos habla de la importancia de la imaginación.
    Bueno.

    CME

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  2. creativo, cautivador, con un final que me enseñó que los sueños tanto desearlos se pueden volver realidad. Esto siempre así lo he sentido.

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  3. Voces en la noche Bueno, sera la soledad. Amiga continua , lo haces super bien.

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  4. ¿Soy el único que ha visto algo muy inquietante en el final del cuento? Diríase el comienzo de una película de terror. El tema de las llamadas telefónicas siempre da mucho juego en el género terrorífico. Esos timbrazos de los teléfonos cuando suenan crispan los nervios a cualquiera...
    Saludos Lillian
    José

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  5. Me gustó tu cuento. Es extraño. Se trata de soledades no resueltas.

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