Se puede decir que me embarqué de polizón en el crucero de la Vida.
"No quiero tener un hijo de la casualidad desgraciada"
Esa fue la frase con que mi padre me dio la malvenida a este mundo.
Pero mi mamá que era flaquita y tenia recién los dieciocho, decidió protegerme, más no fuera que por darle la contra a ese patán.
Me acuerdo del día en que ella y yo tuvimos conciencia de que estábamos solos.
Después de la frase para el bronce que se largó mi progenitor, nos quedamos parados en mitad de la pieza. Sonó un portazo y después el sollozo de mi madre.
Todo su cuerpo tan flaquito, pobre, se estremecía por el llanto y adentro de ella yo me balanceaba como a bordo de un buque en alta mar. Por eso, creo, me quedó la idea de que me embarqué como polizón. Y la verdad es que todavía ando medio mareado por el oleaje de la Vida.
Del patán de la casualidad desgraciada no supimos más.
Parece que se arrepintió y anduvo llorando por los muelles. Pero ella, la flaquita, mi madre, se secó las lágrimas, hizo su equipaje y nos embarcamos rumbo a otro continente.
Maneja muy bien las metáforas, pero el tono es demasiado gris.
ResponderEliminarCME
Lillian, tienes mucha riqueza literaria, muy lindas metáforas, pero usas mucho el "que". Eso se puede arreglar cambiando las formas verbales.
ResponderEliminarMe gustó mucho "Viajeros" y su complemento "Una casualidad", pero creo que faltó la voz de la madre. Debió ser un tríptico. Pero, en general está muy bien.