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jueves, 18 de julio de 2013

EL CUMPLEAÑOS DE CLAUDIA.

Claudia intentaba ser feliz, pero todos sus esfuerzos eran vanos.
No podía evitar que una sombra de tristeza la acompañara siempre. Era una sensación de vacío y de insatisfacción. Como si en el fondo de su corazón hubiera un profundo hueco, donde no alcanzaban a llegar los suspiros y que nada lograba llenar.
Hoy era su cumpleaños.
Apartando de sí la melancolía que parecía acecharla desde el espejo, se levantó temprano para preparar su fiesta.
Sería algo sencillo, sólo un té  para sus hermanas y algunas amigas.
De todas maneras, salió a comprar flores y a recoger la torta que había encargado. Quería que todo resultara un éxito y que el día de su cumpleaños fuera, de la mañana a la noche, cada hora, cada minuto, un día feliz.
Pero, no dependía solamente de ella.
Al volver a su casa, le habló Carmen, desde la cocina.
-¡Señora! La llamó don Julio. Dijo que tiene una reunión en la tarde y que lo más probable es que no venga a comer.
Claudia se mordió los labios, pero se rehizo en seguida. No quería que Cármen notara su contrariedad. Que en el fondo, era dolor.
¡El había olvidado otra vez su cumpleaños!
En la mañana, salió apurado y como de costumbre, su beso estalló en el aire.
-¡Hasta luego, mi linda!  Voy atrasado...
Claudia se había ilusionado pensando que lo hacía de intento, para dejarla en la duda...Pero que, ¡por supuesto se acordaba!  Y en la tarde llegaría con flores y le diría que se arreglara rápido, para salir a comer... 
Acomodó las flores en los jarrones. Crisantemos amarillos como trozos de sol. Abrió las cortinas y el esplendor de la mañana entró a raudales, envolviéndola.
Su tristeza se replegó al fondo de su alma, como un animalito asustado que se refugia en su madriguera y al que le han advertido que no salga inoportunamente.
Se preparó un café en la cocina y lo llevó a su habitación, junto con el diario.
Un rostro conocido le salió al encuentro desde una página.
"La compañía teatral de Facundo Ugarte vuelve a Chile después de una exitosa gira"
Los ojos de Facundo parecían mirarla a ella con reproche, desde la fotografía.
Claudia se estremeció y el pasado se vino sobre ella, como una enorme ola.
Ese Verano, Facundo...Le había pedido que se casaran y ella no tuvo valor para dejarlo todo y vivir aquella grandiosa aventura.
 El recién empezaba la carrera de actor que lo llevaría a la cima. Y Claudia tuvo miedo de la pobreza de los primeros años.
-¿Por qué fui tan cobarde?
Recordó su amor, el fuego de su pasión, que después se fue apagando de a poco, hasta no ser más que un tibio rescoldo bajo frías cenizas.
Al cabo de algunos años, había conocido a Julio.
-Y hemos sido felices. ¡Sí, muy felices!- Se repitió a sí misma, porfiadamente.
Pero, en el espejo vio la cara de una mujer insatisfecha, que luchaba por borrar el rictus amargo que torcía su boca.
  Sonó el timbre y al abrirse la puerta, voces femeninas llenaron el vestíbulo.
Se rehizo en un segundo y se puso la máscara de la Felicidad.
Así protegida, salió a recibir sonriente los abrazos y los obsequios.
¡Feliz cumpleaños, Claudia!

2 comentarios:

  1. Bueno, aquí tenmos la tristeza de amores pasados pero no olvidados, creo que la mayor parte de los humanos en el alma guarda un amor secreto, pasado pero NO, olvidado.
    Triste pero muy real.
    Un abrazo.
    Ambar.

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