Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



lunes, 7 de noviembre de 2011

EL NACIMIENTO.

Que yo estaba enamorado de María, eso nadie podía dudarlo. Pero lo que todos dudaban, empezando por mí, era que ella me quisiera.
Es cierto que vivíamos juntos, pero a pesar de mis ruegos se negaba a casarse conmigo.
Andaba con ese discurso feminista de que ella se bastaba a sí misma y que no transaba su libertad por nada de este mundo.
Trabajábamos en la misma Empresa y a la hora de la colación se sentaba en una mesa aparte, con sus amigas. Yo la contemplaba desde lejos y si llegaba a mirarme, le mandaba besos. Pero ella esbozaba una sonrisa petulante y seguía conversando como si no me viera.
Al cabo de unos meses, con sólo mirarla, supe que estaba encinta.
No cabía en mí de orgullo y felicidad.
Llamé a mi mamá para contárselo y la pobre vieja lloró de emoción al saber que sería abuela.
-¡Espero que ahora te casarás!-me amonestó entre lágrimas, porque es chapada a la antigua y no le gusta eso de las parejas que "viven así no más", como dice ella.
Era lo que más ansiaba yo también, pero cuando se lo propuse a María, me soltó una barbaridad que me dejó mudo.
-¿Y por qué nos vamos a casar si el niño no es tuyo?
-¿Qué dices?
-Que no es tuyo ni de nadie. Lo voy a tener yo sola porque es del Espíritu Santo.
Y no la pude sacar de ahí.
Terminé llorando arrodillado a sus pies. Ella me hizo un respingo de desprecio y anunció que se iba.
-Pero ¿a dónde? María, por favor. . .
-A Belén, pues-¿Donde crees que voy a tener al niño?
Por un segundo pensé que se había vuelto loca. Pero después preferí creer que lo decía para hacerme rabiar y me quedé callado mientras ella seguía descolgando sus vestidos del closet.
Llamó a un Radio-taxi, y como dicen en los noticiarios, "partió con rumbo desconocido".
El Lunes ya no estaba en la Empresa. ¡Claro! Había salido con prenatal.
Por más que interrogué a sus amigas, ninguna sabía su paradero, o no quisieron decírmelo.
Cuando volví la espalda, escuché sus risitas y cuchicheos.  ¡Las muy malvadas!
Pasaron los días y sacando las cuentas, calculé que se aproximaba el nacimiento de mi hijo.
Lo más notable fue que una semana antes, apareció una noticia en los diarios. Los astrónomos habían descubierto una nueva estrella, una Super Nova. Había estado viajando por el firmamento y ahora se hallaba detenida sobre Santiago. Pura casualidad, claro, pero no dejaba de ser impresionante.
Al fin logré saber, por una amiga piadosa, que María se había inscrito en la Clínica Belén y que el parto estaba programado para el día siguiente.
-Ella no querrá que vaya a verla-pensé-¿Tendré que disfrazarme de Rey Mago?
De todos modos fui, por supuesto y me encontré con un grupo de gente en la puerta de su pieza.
Me presenté como José, que es mi nombre, sin dar mayores explicaciones.
Tres jóvenes me dijeron que eran primos de María, criadores de ovejas en Chaitén. ( O sea, pastores. . . ) Otro joven alto me dio la mano y me dijo:
-Soy Angel. Yo les avisé a estos para que vinieran.
Al fin, se abrió la puerta y apareció la matrona.
-Ya pueden pasar.
Y ahí estaba María, más hermosa que nunca, sosteniendo al niño entre sus brazos.
Para mi sorpresa, me miró con alivio y se notó que le alegraba verme.
-¿Cómo le vas a poner al niño?-le preguntaron varios.
-Jesús, naturalmente-dijo ella, como si la pregunta le pareciera ociosa.
Después de llenarle la pieza de regalos, partieron las visitas y nos quedamos solos los dos, con nuestro hijo en la cuna.
-María-le dije-¡Cásate conmigo! Me necesitas para criar al niño.
-Es cierto-respondió ella, y arriando las banderas del feminismo, derramó una lágrima de desamparo.
La tomé entre mis brazos y a través de los vidrios de la ventana, vi la estrella brillando sobre la Clínica Belén.
Y así fue como nos casamos y me convertí en el padre adoptivo de Jesús.
Porque ella sigue insistiendo hasta hoy que lo tuvo sola después que un ángel se lo anunció.
Lo bueno es que el niño, cada día se parece más a mí. Hasta Ana, mi suegra, lo comenta sonriendo y aunque María le lanza miradas de enojo, ella no se da por aludida.

2 comentarios:

  1. Creo que al poner en tiempo actual, la historia de Jesus,juegas con las creencias de millones de personas y literariamente no ganas nada, porque el relato no es original,salvo en el tiempo en que transcurre.
    Waldemar

    ResponderEliminar
  2. Un relato de humor sobre una historia bien conocida por todos. Está bien la última frase porque así se resuelve la duda de si estaba embarazada de José o de otro hombre.
    La verdad es que cuesta creer que haya tanta gente que se tome en serio algo así. Aunque hoy en día, si alguien viniera con semejante historia, sería tomado por loco. Algo hemos avanzado en 2000 años.

    ResponderEliminar