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miércoles, 7 de septiembre de 2011

COSAS QUE QUIERO DECIRTE.

Cada día es un ovillo de lana gris con el que tejo un cuadradito. Al caer la noche, remato los puntos, apago la luz y me duermo. Cuadrados grises, todos iguales, van llenando el cesto de mi labor. Es necesario unirlos para hacer una frazada. Días grises, cosidos uno al otro ¿qué tristeza voy a abrigar con ellos? ¿La de mis padres muertos? ¿La de un amor perdido?
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Desde que tengo una dirección en Internet, enmudeció el teléfono.
¡Qué cobarde es esa costumbre de mandar mails!
No se da la cara, no se entrega la voz.
Es mentira esa amistad cómoda de apretar una cuantas teclas y dejar un mensaje sin compromiso:
"No preciso verte, no necesito oírte, sólo quiero fingir que me intereso por ti.
"Lo que hago es deleitarme en este nuevo vicio que me ata a la pantalla. Se me van las horas siguiendo pistas, rastreando huellas.
Cada día más solitario, creyéndome conectado a una multitud que como yo vaga en el espacio, semejante a un enjambre  de polillas en un rayo de luz.
"Mientras, tú allá, anhelas oír mi voz. Sentir el dulce calor de mis palabras pronunciadas junto a tu oído, de mis preguntas que solicitan tu inmediata respuesta.
"Pero no, lo siento. Para mí es más fácil esta amistad de mentira, este mensaje lanzado hacia ti como una flecha sin punta, que nunca atravesará tu corazón".
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El teléfono permanece mudo.
Mientras, yo tejo los días como uniformes cuadraditos de lana gris. Haré con ellos una frazada para abrigar mi friolenta nostalgia de tu voz.

1 comentario:

  1. Hola, Lillian.
    Es verdad que el teléfono tiene el encanto de escuchar la voz del otro, cosa agradable cuando hay amor de por medio, pero claro, las compañías de telecomunicaciones lo han convertido en algo caro, por más que arrasen ahora los celulares.
    Ahora ha llegado internet y eso ha hecho más fácil la comunicación con personas que viven muy lejos pero ya las mismas compañías se han apoderado del acceso a la red, convirtiéndolo en un artículo para privilegiados que puedan pagar la cuota mensual y el desembolso en hardware.
    Sea como sea, debemos pagar un alto precio por poder intercambiar unas palabras con alguien, ya sea por escrito o de palabra.
    Saludos.
    José

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