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domingo, 13 de noviembre de 2022

UNA CHARLA EN EL METRO.

Una noche en que viajaba en Metro, muy tarde, creo que me quedé dormida, apoyada en el vidrio de la ventanilla. Pero, me despertaron dos personas que conversaban. 

-Supongo que a usted, como a todo el mundo, le gustaría saber qué es la Muerte.  Yo puedo decírselo. La Muerte es un país subdesarrollado que queda cerca del Polo Sur.

El que hablaba era un hombre muy flaco, envuelto en un abrigo gris.

-¿ Y por qué es un país subdesarrollado?-  El que objetaba era un gordito que parecía haberse apropiado de todos los kilos que le faltaban al otro- ¿ Que acaso no han tenido millones de años para progresar?  La gente se muere desde que existe el mundo ¿ no?

-Es que los muertos son muy abúlicos....¿ Y para qué van a querer trabajar también si no tienen futuro? Allá no hay escalafones ni ascensos...Y como no hay nada en qué gastar la plata, les pagan con billetes de Metrópoli.  

- Usted habla como si supiera mucho del tema- sugirió el gordito- ¿ es que acaso...?

- Así es, pues amigo.

-¡ Con razón lo veo tan flaco!   ¿ Y qué anda haciendo por acá?

-Vengo bien seguido, de pura nostalgia. Somos los muertos los que echamos de menos a los vivos. Ellos nos olvidan fácilmente ¡ La vida les ofrece tantos estímulos! En cambio allá,  todo es tan monótono...

-¡ Vaya! Pero debe haber mucha gente interesante con quién conversar.   Si yo viera a  Leonardo Da Vinci le pediría que me aclarara el misterio de la Gioconda. Y a Einstein no lo dejaría tranquilo hasta que me explicara eso de que el tiempo no existe.

-Yo, al principio, estaba entusiasmado igual que usted. Pero ¡ me he llevado cada chasco!  Sin ir más lejos, hace días vi a Oscar Wilde en un bar. Me acerqué a él, esperando disfrutar de su charla brillante, pero ahora apenas habla.  Y como murió de meningitis, se lo pasa quejándose de dolor de cabeza...

-Pero, allá se habrá encontrado con Bosie, me imagino.

-Claro, pero ya ni se miran. Parece que se cumplió la promesa que se habían hecho:  "  Hasta que la muerte nos separe "  porque la muerte  definitivamente los separó.

-Es bien poco interesante lo que me cuenta...

-Tiene razón. A la muerte le han otorgado un prestigio inmerecido.  ¡ Hasta parece que tuviera más sex-appeal que la misma vida!  Por la forma como la ensalzan los poetas y los filósofos... Si la gente supiera lo aburrida que es, se acabarían los suicidios.

- No sabe cuánto le agradezco la información-  suspiró el gordito, con aire meditabundo-

Creo que ahora voy a preciar más el hecho de estar vivo...

El flaco miró a través de la ventanilla y lo interrumpió:

-¡ Amigo, lo siento!  Aquí me bajo yo.

Sin dudarlo, el gordito se bajó con él, seguramente deseoso de continuar la charla.

Yo me quedé estupefacta. No podía creer lo que había oído.  Y después de pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que lo había soñado.




6 comentarios:

  1. Muy cierto. La muerte está sobrevalorada. Existe para que especulemos con ella. Ya cansa y ni miedo causa. Con la cantidad de gente que ha muerto no debe ser gran cosa la cuestión...

    Abrazo hasta vos.

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    1. Gracias, Carlos. Me pregunto por qué nos parece tan natural y jubiloso nacer y tan trágico morir. ¿ No será al revés?

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  2. No me fio de la muerte , aunque se haga la que desprecia su cargo...ella sabe que hay muertos en vida que no es neceario buscar.
    Tengas buena semana-

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  3. Me gusta mucho cómo has personificado un tema tan tabú para nuestra sociedad y a la vez tan presente con la ayuda de los dos misteriosos conversadores.
    Besitos.

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    1. Gracias, querida Noelia. Creo que es mejor bromear con lo que nos angustia.

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