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domingo, 27 de noviembre de 2022

LA HORA DOBLE.

Laura se había enamorado de Diego apenas lo conoció. Al principio, trató de disimular sus sentimientos, porque no quería que en él brotara un amor que fuera un mero reflejo del suyo.

Habían salido un par de veces nada más, pero ella sentía que Diego estaba empezando a interesarse en ella. Sus ojos la miraban con una mezcla de sorpresa y entusiasmo, como si no pudiera convencerse de que existiera en realidad. Eso la halagaba y la llenaba de ilusión. ¡Seguro de que terminaría por amarla como ella a él!

Una noche de viernes salieron a caminar por las calles de su barrio. Diego le dijo que a la mañana siguiente tenía que levantarse muy temprano, porque subiría a la montaña a esquiar con unos amigos.

-Se hace tarde, es mejor que me vaya a dormir.

Al consultar su reloj, exclamó sonriendo :

-¡ Mira! ¡ Una hora doble!

-¿ Qué quieres decir?

-Que son exactamente las 23 con 23 minutos. ¡ Tenemos que pedir un deseo!

-¿ Y crees que se cumpla?

Laura pensó que aunque fuera una tontería, igual pediría un deseo. Y en silencio repitió la frase: " Quiero que estés siempre a mi lado. Que ni siquiera la Muerte te separe de mí".

Pero se rio y cambió de tema, restándole importancia a lo que él había dicho.

Al despedirse, Diego la besó levemente en los labios y luego se alejó apurado, sin volverse a mirarla. No pudo notar su intenso rubor ni la emoción que la embargaba.

El Domingo en la noche, unos amigos comunes le avisaron que Diego había muerto.

Lo había sepultado un alud de nieve, cuando se fue a esquiar a un lugar no habilitado.

Laura se acostó llorando, sin poder imaginar cómo sería la vida sin  Diego. Se acordó de aquella broma que él  había hecho sobre la hora doble y lo que ella había deseado en silencio: Que  no la dejara nunca, que ni la muerte los pudiera separar... ¡ Y ahora ya no lo vería más!

Se durmió, agotada de tanto llorar y en la madrugada, la despertó el sonido de su celular.

-¡ Laura! ¡ Soy Diego!  Estoy frente a tu edificio , ábreme por favor.

Pensó que era una broma macabra, pero abrió la ventana y miró hacia abajo. Lo vio parado en la vereda. Llevaba su ropa de esquí, sucia y empapada. Cuando levantó la cabeza para mirarla, Laura vio su cara amoratada y deformada y sus ojos sin vida.

Lanzó un grito y retrocedió hacia el interior de su dormitorio. Sin saber por qué, miró el reloj. Eran exactamente las 2 de la mañana con 2 minutos.  ¡Una hora doble! 

-¡ Quiero que te vayas!  ¡ Ándate por favor!- gritó despavorida.

Al cabo de un rato se atrevió a asomarse de nuevo por la ventana.  La calle estaba vacía.




6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el relato, un romanticismo con tintes de historia de horror victoriana.
    Un abrazo.

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  2. Historia de miedo que acaba bien. Tal y como pintaba, me esperaba lo peor.
    Esto de las horas dobles, ¿Sabes si en España tambie funciona? Ahora son las 19:00.
    Me faltan 19 minutos para hscer el ridículo, pero como también cuesta poco.
    BesossLillian

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    1. No sé a quién se le ocurrió eso de las horas dobles. Lo escuché en la TV. Acá son las 16 con cinco y voy a esperar que sean las 16-16 para pedir algún deseo gótico, estilo Poe. ¡ A ver qué pasa!

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  3. Tétrico a la par de romántico. Muy bien logrado, Lillian...

    Abrazo hasta vos.

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    1. Querido Carlos, este cuento está ligeramente inspirado en " La garra del mono", viejo relato de terror, anónimo, en que existía una garra de mono momificada, a la que se le podían pedir tres deseos. Con el último deseo, tú te librabas por un pelo, del terror más descalabrante.

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