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domingo, 20 de noviembre de 2022

DESENCANTO.

 PRIMER PREMIO CONCURSO PROVIDENCIA 400 PALABRAS 2022.

Había llovido mucho en Providencia. Grandes charcos reflejaban el cielo gris y los árboles de la Avenida Lyon parecían barnizados de vidrio.

Para huir del frío, entré a un café. Ya no recuerdo el nombre. Había muy pocas mesas ocupadas. En una, dos amigas conversando animadamente tras el humo de sus cigarrillos  En otra, un señor maduro hojeaba un periódico vespertino.. Entumecida me senté en un rincón y entonces lo vi a él.

Estaba solo frente a una taza humeante.  ¡ René!  ¡ Cuánto tiempo llevaba recordándolo con desolada nostalgia!  Siempre sintiendo que aunque estuviéramos separados, había una cadena sutil que amarraba nuestros espíritus y que cada movimiento de uno, tiraba de los eslabones que aprisionaban al otro...

Y ahora estaba ahí. Con el pelo casi blanco y una barba gris que ensombrecía sus mejillas. ¡ Tan cambiado!. Pero ¿ cómo no reconocerlo si lo había querido tanto?

Me acerqué a saludarlo y él pareció sorprendido.

-¡ Tanto tiempo!- me dijo- ¡ Estás igual!

Yo sonreí halagada, aunque sabía que no era cierto.

 Llamó al mozo para que nos trajera dos café. Conversamos trivialidades y con tristeza comprobé  que ya no fluía entre nosotros  aquella cálida corriente de antaño. ¡ Ya no éramos los mismos!  Mientras hablábamos, sentía que entre los dos corría un ancho río oscuro y que cada uno caminaba por la ribera opuesta. Era el río del tiempo y de la vida, que nos había  separado irremediablemente.

Aquel encuentro imaginado tantas veces se había convertido en una situación incómoda de la que quería evadirme. Me paré aduciendo no sé qué pretexto. 

-Dame tu número- me pidió  - Un día de éstos te llamo.

 Pero, ambos sabíamos que no lo iba a hacer.  Y ¿ para qué?

Desencantada, me alejé por la vereda brillante de lluvia. En un supremo esfuerzo de la nostalgia, creí volver a verlo viniendo hacia mí, con su pelo oscuro  y su sonrisa de los veinte años. Caminaba presuroso, a grandes zancadas, como ansioso por llegar luego a esa meta  de triunfos que le ofrecía el porvenir.

Luego,  la imagen se desvaneció y solo quedaron los árboles mojados de la Avda Lyon, teñidos por la sombra violeta del atardecer. 


10 comentarios:

  1. Una bonita y triste historia sobre el paso del tiempo. Efectivamente, nunca estamos igual, porque con el tiempo, ya no somos lo que fuimos.
    Abrazos.

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    1. Querida Noelia, este cuento está basado en un amor de juventud, que nunca se hizo realidad. Gracias por leer.

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  2. Que bien hilada historia amiga, lo que fue ya fue y a veces es duro darse cuenta de eso, y lo que es peor se puede comprobar que se ha perdido irremediablemente el tiempo y la vida esperando nada, bueno eso es lo que me dice la historia.
    Espero que te vaya bien en ese concurso.
    Abrazo.

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    1. Sí, querida Meulen, me fue bien. Este cuento ganó el primer premio. Tiene mucho de realidad y el personaje existe.

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  3. Se borran mis comentarios? Blogger sigue haciendo de las suyas? Van a la casilla de spam? Raro porque vi que se publicaba... De todas maneras, me encantó tu texto, sobre todo las metáforas...

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    1. No, querido Carlos. Tus comentarios, muy valiosos para mí, me llegan oportunamente. Gracias por todos.

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  4. El río Mapocho?
    Pensé que era algo francés con Lyon y Rene, pero no.
    Preciosas las metsforas del los reflejas del agua.
    La vida rs cruel y el tiempo más, pero qué vamos a hacer?
    ¡¡Has ganado un premio!!👏👏
    Felicidades Lillian
    Abrazooo

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    1. jaja No, el río Mapocho no, es el río del tiempo. Y mi calle se llama Ricardo Lyon. ¡ Qué bueno que volviste! Un abrazo de Lily

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. A mí me ocurrió algo parecido y, es que encontrarse con personas del pasado nos enseña que no debemos intentar volver porque, nunca es lo mismo.
    ¡Felicitaciones por el concurso Lily!, más que merecido el premio.
    Abrazos

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