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domingo, 29 de octubre de 2017

NOCHE DE HALLOWEEN.

Rubén y sus amigos no tenían ningún proyecto para la Noche de Halloween.
Año tras año se habían disfrazado de zombies, que era lo más barato, e ido a bailar a la discoteca.
¡ Qué fome!  ¡Esta vez querían probar algo nuevo!
Entonces fue cuando a Nestor, el más ocurrente del grupo, se le ocurrió que hicieran una apuesta. ¡ Y el que perdiera, tendría que pasar la noche en el cementerio!
Cortaron cinco pajitas de distintos largo...y por supuesto, a Rubén le tocó la más corta.  ¡Cuando no!  Si siempre había tenido tan mala suerte...
Se arrepentía amargamente de haber aceptado la idea, pero ya era tarde. Sobre todo porque al notar su vacilación, los demás se pusieron a aletear y a cacarear como gallinas...
¡ Apuesto a que te desmayas de miedo!- lo desafió Nestor con una carcajada.
Lo fueron a dejar a la misma puerta del cementerio, no fuera cosa que se le ocurriera arrepentirse...
A esa hora de la noche, el Camposanto estaba cerrado, pero una parte de la reja estaba corroída por el óxido y faltaban unos cuantos barrotes. Lo hicieron pasar por el agujero, empujándolo hacia adentro con entusiasmo.
-Ya, Rubén!  Nos vamos a quedar aquí afuera, vigilándote. ¡ No creas que vas a poder hacernos tontos!
Rubén se adentró por una avenida que bordeaba las tumbas, bajo la luz de la luna, que se veía amarillenta como una calavera.
Al principio, no sentía tanto miedo, pero, al pasar los minutos, una angustia sorda y unos escalofríos le empezaron a erizar la piel.
Las hileras de lápidas se recortaban blancas a los dos lados del sendero. Un vientecillo frío hacía crujir las ramas de los cipreses y le pareció que la noche se iba poniendo cada vez más oscura. El grito de un pájaro nocturno lo hizo saltar.
-¡ No tengo miedo!- repetía Nestor en voz alta, mientras le temblaban las piernas- ¡ Los fantasmas no existen!  Además, si me encuentro con uno, no podría hacerme nada...Los vivos son los peligrosos y por aquí no se ve a nadie.
Siguió caminando, dándose valor con esas reflexiones. De pronto, vio una figura sentada en una tumba.
Al principio creyó que era una escultura. Eran típicos esos ángeles de yeso que parecen llorar por el difunto...Pero, al acercarse, vio que era un joven.
Estaba encogido y cabizbajo.
-¿ Qué te pasó, amigo?- le preguntó Rubén, aliviado de encontrar compañía- ¿ Tú también hiciste una apuesta?
El muchacho levantó la cabeza y asintió con un murmullo.  Nestor vio que estaba pálido como un cadáver.
Se sentó a su lado en el borde de la tumba y le halló un olor extraño, como a tierra húmeda y a moho.
-  ¡Te pillaron volando bajo, igual que a mí!- bromeó, para darle ánimo- Pero, no te aflijas, conversando se nos va ir la noche sin que nos demos cuenta...Y apenas aclare, nos vamos de aquí.
-Yo tengo que quedarme -suspiró el otro- No me puedo ir...
-Pero ¿ que acaso no apostaste pasar la noche en el cementerio y nada más?
-No. Mi apuesta fue otra...Jugamos a la ruleta rusa y a mí me tocó la bala. ¿ Ves?
Y apartando un mechón de pelo pegajoso de sangre, le mostró en la sien un agujero redondo, ennegrecido de pólvora.
Rubén se paró de un salto y no dejó de correr despavorido hasta que llegó a la reja.
Se deslizó por el agujero y salió a la calle, temblando todavía.  Los dientes se le entrechocaban y sonaban como castañuelas.
Por supuesto, no estaban sus amigos vigilando que no se escapara. Calculó que no se habían demorado nada en partir a la discoteca.

-¡ Traidores!- exclamó rabioso- ¡  Que nadie me venga con apuestas otra vez!


4 comentarios:

  1. Hola Lily!
    Terrible experiencia de aquel joven, pero la cobardia de los amigotes, quedo reflejada.
    Creo que nunca olvidara aquella noche y tambien sabra que hacer apuestas no es lo mejor en esta vida.
    Un beso.

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  2. Muchas veces el temor nos puede hacer ver cosas que solo están en nuestros propios pensamientos

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  3. Los amigos fueron cobardes, pero nunca se debe de apostar no se sabe como puede acabar la apuesta, muy buen relato para estas fechas.
    Un abrazo.
    Ambar

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  4. Por tonto le pasó eso
    no saber ubicarse y creer que la vida
    es un juego ...
    Vaya si se asustó...menos mal que quedó vivo para contarlo...

    una historia que tiene su historia...

    abrazos.

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