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viernes, 19 de abril de 2013

RECUERDAME OLVIDAR.

Descubrió que lo peor es la esperanza, porque cuando se pierde, se queda  una como desnuda, abandonada en un páramo.
Durante meses esperó que Mario volviera.
Se había ido con una sola maleta.  Su abrigo y una chaqueta raída que despreció, quedaron en un rincón del closet.
Ella sacó el abrigo y lo colgó en el perchero de la entrada.
Así, cuando se levantaba a preparar el desayuno- un único tazón de café que tomaba parada frente a la ventana-podía fantasear con la idea de que él aún vivía ahí.
Estaba en el cuarto de baño y no tardaría en salir, fragante a colonia de afeitar...Se pondría el abrigo y se marcharía apurado, después de robarle algunos sorbos de su tazón de café.
El chasquido de un beso flotaría en el aire...
En las tardes, creía escuchar sus pasos en la escalera.
Vendría cansado y mientras se duchaba, Olivia prepararía un trago que se tomarían juntos.
Llegaba la noche y desvelada en su cama, aún creía escuchar el rumor de sus pasos que se acercaban a la puerta. El ruido de la llave en la cerradura.... ¡Era tan viva la ilusión que aveces lanzaba un grito!
Llegó al Primavera y al salir del trabajo, viendo tantos pájaros y tantas flores, se preguntaba con amargura:
¿Cómo es que vino la Primavera?  ¿Para qué vino, si yo estoy seca por dentro, como un árbol quemado?
No estaba preparada para su abandono.
Aunque muchas señales casi imperceptibles le habían advertido que él se estaba distanciando.
Una pared helada empezó a erguirse entre ambos.
Una sombra empezó a crecer, a expandirse como un agua negra en la que terminarían por ahogarse los dos.
Tal vez, Mario prefirió irse, antes de que eso pasara.
Y Olivia no hizo ningún gesto para retenerlo.
Un ancho hueco de ausencia se abrió a donde había estado su cuerpo.
Ella se sentó al borde de ese lago sombrío y fue arrojando en él las horas, como pequeños guijarros  que se hundían sin dejar huellas.
Pero, detrás del Amor, siempre camina el Olvido.
Al principio, lo sigue a la distancia. Husmeando sus huellas como un perro fiel.
A medida que el Amor hace más cansino su andar, fatigado de la inútil persistencia de su entrega, el Olvido va acortando la distancia.
Y al final, se encuentran.
¡Qué descanso para el corazón!
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 Tiempo después, Olivia se cruzó con Mario en el andén del Metro.
Notó que él palidecía, que se aprestaba a hablarle. Pero, luego se dio cuenta de que ella no iba sola.
Retrocedió  y se saludaron con un gesto evasivo.
El acompañante de Olivia la miró con curiosidad:
-¿Quién era?  ¡Pareció impresionado al verte!
- ¡Te equivocas!  Es sólo un antiguo conocido. Alguien a quién ya olvidé.
 

2 comentarios:

  1. Dice Maria Teresa Gonzalez:
    ¡Qué curioso título: Recuérdame Olvidar! Dos versos que se contraponen. Lindo juego de palabras. Hay una frase que me encantó: "Ella se sentó en el borde de ese lago sombrío...."

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