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lunes, 11 de marzo de 2013

LA FIESTA.

Era una fiesta de matrimonio realmente grandiosa.
Los jardines del Club resplandecían, con guirnaldas de luces engarzadas en los árboles. Bajo un ancho toldo, se habían distribuído pequeñas mesas adornadas con flores blancas.
Comida exquisita, música, baile...
La novia, preciosa con su corona de azahares. El novio, buenmozo y elegante, en su traje oscuro.
¿No era todo perfecto?
Cuando los recién casados ya habían partido hacía rato y los músicos de la orquesta, fatigados, habían hecho un alto, Marina se fijó en un hombre solo, que bebía lentamente, en una mesa apartada.
Se veía pensativo y en su boca había un rictus de amargura que no se avenía con la alegría de la fiesta.
En la pista, las parejas protestaron y el director le hizo una seña a los músicos, para que siguieran tocando.
Marina cruzó por entre los bailarines y se acercó a la mesa a donde se encontraba el hombre.
-¿Te molesto si me siento contigo?  Estoy tan cansada que apenas puedo tenerme en pie.
El le sonrió sin entusiasmo y le acercó una silla.
-Quizás a esta hora sería más conveniente que vaya a la cocina a ver si consigo dos tazas de café. ¿No crees?- le sugirió, tratando de animarlo.
-Te lo agradecería- respondió él-  Sería bueno despabilarse un poco, antes de partir. Creo que esta fiesta ha terminado hace rato, aunque hay algunos que no quieren admitirlo.
Todo lo que decía era con un dejo irónico y triste que a Marina le sorprendió.
Cuando volvió con las tazas de café, le preguntó con franqueza:
-¿De quién eres amigo tú?  ¿Del novio o de la novia?
Se quedó callado un rato y luego dijo:
-De los dos, quizás. O de ninguno. ¿Y tú?
Marina no respondió, pero lentamente las lágrimas inundaron sus ojos y se tapó la cara con las manos.
-¿Qué tienes?  ¿Dije algo que te molestó?
-No, nada. Lo que pasa es que yo era la novia de Pablo, antes de que se casara con Silvia.
El se quedó mudo, mirándola con fijeza.
-Por favor, cuéntame lo que pasó, si es que no te resulta muy penoso. Yo andaba de viaje  y nunca supe los detalles. Cuando volví, Silvia ya había conocido a Pablo. Y después de un tiempo, me contaron que se casaba....
-¡Sí! ¡Fue tan sorpresivo todo!
-"Yo era la mejor amiga de Silvia. Nos queríamos como hermanas.
"- Mi noviazgo con Pablo era la prolongación de un cariño nacido en la infancia. Yo lo quería locamente, pero creo que para él era más una amiga que una amante. Creía estar enamorado de mí. Lo sé. Era sincero. Pero todo terminó cuando le presenté a Silvia.
 "-Cambió su cara al verla, como si una luz se hubiera encendido en su interior. Ella lo miró con esa sonrisa cautivadora que tenía y puso su mano en la de él, como si se entregara.
 "-Para mí fue el final. Lo supe de inmediato.
"- Pablo luchó contra su pasión. Silvia también, me consta. Le dijo con sinceridad que estaba de novia. Pero fue inútil. El amor los empujó a uno en los brazos del otro, como una marea incontenible.
"- El no necesitó decirme nada.  Me saqué el anillo y se lo puse en la palma de la mano. Luego lo besé en la mejilla y le dije adiós sin un reproche. ¿Se puede reprocharle al sol que brille y a la lluvia que caiga?  Así fue el amor de ellos dos, natural y poderoso como la vida misma.
"- A Silvia la seguí queriendo igual que siempre."
Marina terminó su relato y se quedó en silencio, como inmersa en el dolor de sus recuerdos.
Luego pareció reaccionar y miró a su acompañante. Con sorpresa, vio que sus ojos estaban empañados.
-¡Oh, perdona! ¡No quise entristecerte con mis cosas. ¡Cambiemos de tema, mejor!  Cuéntame tú ¿cómo fue que los conociste?
El sonrió con amargura:
-¡Fíjate qué coincidencia!  Yo era el novio de Silvia, antes de que conociera a Pablo.
En un gesto instintivo, se estrecharon la mano por sobre la mesa.
Empezaba a amanecer. Los músicos de la orquesta guardaban sus instrumentos.
Un pálido tinte rosado iba borrando las últimas estrellas.
-¡Vamos! -dijo él, tomándola del brazo- Es hora de irse. ¡No cabe duda de que terminó la fiesta!

2 comentarios:

  1. Interesante, cuantas sorpresas guarda la vida, hay veces que son amargas y otras pueden llegar a tener un final feliz.
    Un abrazo.
    Ambar.

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  2. Vaya
    que dilemas tiene la vida no?
    y que muchos se quedan pegados para siempre en esas relaciones ...seguro que la amistad cuenta, mas no se hasta donde...
    no me gustan las dependencias...no creo actuaría como la protagonista...pero cada quien tiene su forma de enfrentar la vida...

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