Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



jueves, 12 de abril de 2012

VIDAS.

Hay mujeres que viven a merced de su corazón, como un espanta pájaros enfrentado a una ventisca. ¿Los han visto en el campo, retorcerse y casi salir volando cuando el viento sacude el sembrado?
Sí, esas mujeres son las que no piensan. Las que sólo sienten y dejan que los sentimientos les manejen la vida.
Yo soy de las otras, de las cerebrales, y si ustedes quieren, de las frías. De las que razonan su dolor en lugar de llorarlo.
Lo que no quiere decir que no sufra.
Todas sufrimos.
Pero saber mantenerse firme mientras sopla el huracán, eso es lo que cuenta.
Como digo yo, después de cada tropezón, sacudirse el polvo de las rodillas, tragarse las lágrimas y volver a empezar.
Julio y yo trabajábamos en el mismo Hospital. El era cirujano y a mí me nombraron enfermera jefe en Cardiología.
No porque fuera su mujer, se los aclaro en seguida, sino por mis propios méritos.
Yo vivía estudiando, perfeccionándome, presentando trabajos en  los Seminarios. No quería quedarme atrás, y sobre todo, quería sacudirme el estigma de ser "sólo" enfermera.. Claro, porque se supone que el médico es la Biblia y la enfermera nada más que el catecismo...
Se notaba en el trato de los médicos y de los pacientes. Uno de éstos últimos me preguntó una vez si yo sabía poner inyecciones. A esas alturas, perdón, quizás ya lo había olvidado, pero estaba al tanto de los últimos adelantos en cirugía cardio vascular.
Julio empezó a distanciarse de mí y noté que eso coincidió con la llegada de la Doctora X... Una mujer hermosa y brillante profesional, no podía negarlo. Y más joven que yo, eso tampoco  iba a pasarlo por alto.
Me callé, esperando.
Fingí ignorar su frialdad y sus continuas ausencias. Me paré de cara a la ventisca, esperando que amainara.
Pero se convirtió en un aguacero helado que me caló hasta los huesos cuando él me dijo que se había enamorado de otra y que quería separarse.
Quién era ella, yo lo tenía claro, así es que no dije nada.
No lloré. Lo que hice fue sentarme a pensar.
Llegué a la conclusión de que no podía hacer nada.
¿Acaso iba a ir donde la hermosa doctora a sacarle los ojos? ¿Armarle un escándalo porque me había robado al marido?
En algo tenía que haber fallado yo también para llegar a ese desenlace. El amor muere, tarde o temprano, pero siempre se necesitan dos para quitarle la vida.
Quizás en mí también la rutina había reemplazado a la ilusión de los primeros años.
Nadie tenía la culpa. Pero, seguramente ambos éramos responsables.
Así es que me fui. Tomé en arriendo un pequeño departamento cerca del Hospital y me aboqué a mi profesión como nunca. Llené el vacío de mi vida estudiando y perfeccionándome en mi carrera.
Julio, mientras, cumplió su sueño adolescente de volver a enamorarse. ¿Cómo le fue? Lo ignoro. Seguí viendo su cara, pero no su corazón.
Se casó con ella, pero se fue opacando en su profesión y con el tiempo, en el Hospital lo conocían como "el ex marido de la enfermera K..." más que por su propio nombre.
Un amargo triunfo, una leve sonrisa en mi máscara eficiente y fría, en la que nunca se movió un músculo que pudiera traicionar una emoción.
Algunos me tenían por engreída y distante, pero no  me importaba. Era mi forma de protegerme.
Pero, por más que mi mente dominara mis sentimientos, me pesaba la soledad. Y al cabo de un tiempo encontré un nuevo amor.
Mejor dicho, él me encontró a mí.
 Otro corazón traicionado llegó a unirse al mío. Alguien menos fuerte que yo buscó mi hombro para apoyar su cabeza.
Y ahora vamos juntos. No importa quién de los dos vaya sosteniendo al otro. Lo que cuenta es mantenerse firmes.
 ¡Y que ruja el huracán!

1 comentario:

  1. Maria Teresa Gonzalez19 de abril de 2012, 5:15

    Da gusto leer un cuento corto que abarque tantos aspectos de la vida de cualquier persona, hombre o mujer, enfrentado a la experiencia del amor, su conquista, la pérdida, el duelo y el renacer. Es una mirada tan humana acerca de todos los involucrados. Tienes una capacidad para pensar por otros, ser empática, para mostrar las actitudes de cada cual y expresar sus sentimientos. Me encantó.

    ResponderEliminar