Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 14 de enero de 2018

UNA NOCHE EN EL BAR.

-¡ No tienes perdón de Dios!- le gritó ella, llorando.
Su mejilla empezaba a hincharse a causa de la bofetada.
-¡ Que me perdone el Diablo, entonces!- se burló él y salió dando un portazo.
Sabía que era culpable y por lo mismo le pegó, al quedarse sin argumentos.
El sonido del llanto lo persiguió por la vereda. Quiso alejarse rápido para no oírlo. Su rabia se iba apagando y una sensación  de verguenza lo abrumó . ¡ Esta vez le había pegado demasiado fuerte!  Pero, ella lo había provocado con sus reproches...
-¡ Que me perdone el Diablo, entonces! - repitió en voz alta, con terquedad.
Se echó a andar por la calle semidesierta. Había empezado a llover y tiritando, se subió el cuello del abrigo.
En una esquina, unas luces rojas de neón parpadeaban anunciando un Bar. Entró rápidamente. Le hacía falta un buen trago para olvidarse de la escena.
Se sentó en un rincón y pidió una botella de aguardiente.
Había tomado ya dos vasos cuando un hombre se sentó frente a él, sin pedirle permiso.
Levantó la cabeza, molesto:
-Perdón ¿ qué quiere usted?
El hombre se rió y lo miró con familiaridad:
-¿ Que acaso no me andabas buscando?
-¡ Está loco!  Yo a usted no lo conozco...
-Bueno, hace un rato dijiste " Que me perdone el Diablo" . Y aquí estoy, pues amigo. Nunca fallo cuando pronuncian mi nombre...
José miró su cara blanca, sus ojos que brillaban como carbones y se sintió paralizado de espanto.
Quiso pararse y escapar, pero el hombre lo tomó con fuerza del brazo y lo devolvió a su silla.
-¡ Cálmate, José!  Si no te voy a hacer daño...Solo vine a tomar un trago contigo porque creo que necesitas compañía.
José miró a su alrededor y notó que todas las luces del bar eran rojas como el interior de un brasero. Un intenso calor lo hizo abrirse el cuello de la camisa.
Adivinando la loca suposición que se adueñaba de él, su acompañante se rió con ganas.
-Es una mera coincidencia, amigo...No se llega tan rápido al lugar donde vivo.
Le hizo una seña al mozo para que trajera otra botella.
-José, tú me llamaste. Dijiste que quieres que te perdone. Pero siento decepcionarte... Yo no tengo la facultad de perdonar. Eso es cosa del Otro. Yo me encargo de los imperdonables...Así  que tu caso es de mi competencia, pero no para perdonarte, precisamente...¡ A tu salud, amigo!  La noche es larga...
A José le pesaba la cabeza como si fuera de plomo. Cerró los ojos para no ver esa boca roja que se reía burlonamente.
Una mano lo tomó del brazo.
-¡ Vamos!  ¡ Hay que partir...!
-¡ No quiero! ¡ No! ¡ No me lleve!  
-Ya pues, señor  ¿ No ve que tenemos que cerrar?
Era el mozo  que lo tironeaba sin miramientos.
Ya no quedaba nadie  en el Bar y las luces rojas se iban apagando.  Frente a él no había nadie.

Salió dando tumbos, envuelto en la luz grisácea del amanecer.


2 comentarios:

  1. si hay seres que viven infiernos en esta Tierra
    pero provocado por su propia decisión...y a veces el sin sentido.

    un abrazo
    pases buen verano!

    ResponderEliminar
  2. Vivir en pareja es igual al juego de la loteria

    ResponderEliminar