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sábado, 1 de julio de 2017

UNA MARCHA ESTUDIANTIL.

Hernán había llegado al Liceo en mitad del primer semestre.
Era alto y buenmozo, con un aire de distinción que lo volvía lejano e impenetrable.
El primer día que entró a la sala, los miró a todos, uno por uno y la boca se le torció en una  sonrisa de desdén.
Pronto se supo por un inspector,  que lo habían expulsado de la Escuela Militar y que la familia lo había mandado al Liceo, para que terminara el año.
Dos niñas del curso se enamoraron de él. Mariela y Sara.
Mariela le mandaba papelitos con declaraciones de amor y se quedaba mirándolo a ver si reaccionaba. Pero él los recibía con aire impávido y se los echaba al bolsillo sin leerlos.
Entonces ella se ponía roja y en su cara se mezclaban la vergüenza y la pena.
Sara en cambio, lo quería en silencio.  Y parecía entender que Hernán pertenecía a otro mundo, que estaba totalmente fuera de su alcance.
Hubo una asamblea estudiantil y acordaron plegarse a la marcha que los trabajadores harían hasta el Palacio de Gobierno.
Sara tenía miedo de ir porque sabía que siempre la cosa terminaba en desórdenes. Pero supo que Hernán iría  y que se había plegado al grupo de los más exaltados, en los que estaba también Mariela.
Al llegar a la Plaza Italia vieron que un cordón policial les cerraba el paso.
Se quedaron gritando consignas contra el Gobierno y exigiendo educación gratuita para todos.  Algunos empezaron a recoger piedras.
Todos vieron cuando Hernán se separó del grupo y avanzó hacia los carabineros.
Pensaron que iba a parlamentar con ellos para que los dejaran pasar, pero vieron que de pronto sacó una pistola del bolsillo y le disparó a uno en el pecho.
El carabinero cayó al suelo sin soltar un grito y  se empezó a formar una laguna de sangre alrededor de su cuerpo.
Se oyeron gritos y se produjo una estampida. Los compañeros cogieron a Hernán de los brazos y lo arrastraron lejos, antes que los otros carabineros pudieran reaccionar.
Sara vio que lo metían al interior de un local comercial que tenía las cortinas a medio bajar.
Sin saber qué hacía, entró tras de ellos y tomó la mano de Hernán, que estaba fría e inerte. El no la retiró ni respondió a la presión de sus dedos.
Estaba pálido y tenía los ojos fijos en la pared, como si viera un espectro.
-¿ Por qué lo hiciste, Hernán?
El la miró sin comprender y ella notó que no la reconocía. Tal vez nunca se había fijado en ella.
Sara se puso a llorar y si poder contenerse, empezó a besar su mano, mojándola de lágrimas.
-¡ Yo te quiero, Hernán!-  gritó, como si su amor pudiera salvarlo.
Uno de los compañeros la tomó del codo y la arrastró fuera del local.
Afuera estaba Mariela que se le acercó y empezó a sacudirla por los hombros, con rabia.
-¿ Qué hablaste con él?  ¿ Qué te dijo?
-¡ Nada! No me dijo nada-   le contestó y se alejó llorando.
-¡ Mentirosa!  ¡ Algo tuvo que decirte cuando estuviste adentro!
No le hizo caso y se afirmó en la muralla.  A lo lejos, se escuchaban los gritos de la marcha que se iba disolviendo sin alcanzar su objetivo.  Y la sirena de la ambulancia.
Al carabinero ya se lo habían llevado. La calle había quedado desierta y todas las cortinas del comercio estaban bajadas. La poza de sangre ya se había coagulado sobre el pavimento.
Sara se preguntaba qué pasaría con Hernán. Pronto llegarían a detenerlo.  O quizás su familia, que era poderosa, lo escondería y lo sacaría del país antes de que eso pasara...
Se fue por las calles, caminando sin rumbo. Todo el tiempo creía ver ante sí la cara de Hernán, tan buenmozo y tan pálido. Con esos ojos vacíos clavados en la muralla.
Pensó como dos vidas habían quedado destruidas en un instante.

Nunca más volvieron a verlo. Y la cosa acabó por olvidarse. 


5 comentarios:

  1. Espero que esto nunca suceda querida Lily, ya sabes que las marchas estudiantiles están cada vez más violentas. Me quedé pensando en la razón que hizo que él disparara, tal vez, lo aprendido en el Ejército fue más poderoso, allí se les enseña a responder con una bala antes que buscar la contención.
    Abrazos para ti.

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  2. Tan entretenida como siempre. Que tenga buena semana, Lily y un enorme abrazo

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  3. Querida Taty, creo que lo que hizo el personaje fue un acto de autodestrucción. Canalizó todo su odio en ese acto, porque se sentía fracasado y rechazado por sus padres y por la sociedad.
    Yo conocí a esa persona y yo fui Sara, la enamorada de él, pero no llegó a esos extremos, afortunadamente.
    Pero todo en él trasmitía desprecio y autodestrucción.

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  4. La juventud se enamora por la farte fisica de una parsona,y a veces les puede ocurrir como a la eroina de tu cuento

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  5. Complejo es entender de verdad lo que se anida en un corazón
    más aún en un joven que se rebela y se desajusta con todo lo que le rodea.

    Sabemos que el odio y el desprecio nunca termina bien
    al fin vives en un eterno calvario.

    Gusto de saludarte amiga
    He estado muy ocupada , ahora ya sali de vacaciones
    y también bastante delicada de salud, que unido todo
    me deja de poco aliento para muchas cosas...

    te dejo un gran abrazo.

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