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domingo, 9 de julio de 2017

ERNESTINA.

Te recuerdo como eras en el último Otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
De los  "Veinte poemas de amor"  de Pablo Neruda,  el número seis era el preferido de Mario.
Lo había leído infinidad de veces a lo largo de su adolescencia y la chica de la boina gris, Ernestina, la musa del poeta, había adquirido en su mente una imagen definida .
En el Liceo, la dibujaba una y otra vez en el margen de sus cuadernos. Y siempre, aunque no se esforzara,  le resultaba la misma cara, como si la estuviera copiando de una fotografía.
Una cara  bonita y melancólica... El pelo oscuro rodeando sus mejillas, la boina inclinada sobre una ceja...Le gustaba dibujarla bajo un árbol del parque. Las hojas secas caían a su alrededor y las luces del crepúsculo llameaban en sus ojos, tal como decía el poema.
Estaba enamorado de ella y fantaseaba pensando que con la fuerza de su amor lograría traerla a su vida.
Pero, de todos modos, no estaba preparado para lo que pasó una tarde.
Iba sentado en un vagón del Metro, con la vista fija en la oscuridad, tras el vidrio. De pronto, sintió que alguien se había sentado frente a él y lo estaba mirando.
Al devolver la mirada, creyó soñar. Frente a él estaba sentada Ernestina, tal como él la dibujaba en sus cuadernos.
Ella sonrió un poco irónica al notar su desconcierto.
-¡ Hola!- lo saludó con desplante- Tanto has pensado en mí que no tuve más remedio que venir a encontrarte.
-Pero, entonces, eres realmente...
-Sí, soy la chica de la boina gris, la del Poema Seis. Pero no creas que tengo el corazón tan en calma. Desde que Pablo me dio a conocer en sus versos, he inspirado tantas pasiones que estoy agotada.
Mario la miraba callado, sin saber qué responderle. ¡El, que en secreto le había dirigido tantas palabras de amor!
  - De todas maneras- continuó ella- nunca había tenido un enamorado tan fiel como tú. Ni siquiera el mismo Pablo...Su pasión ardió y se deshizo, igual que las hojas secas.
-¡ Ernestina! - logró articular Mario, con voz apasionada- ¡ Dime que no te irás!  Que te quedarás conmigo...
- Hoy,sí.  Me quedaré contigo. Iremos a ver las hojas de este " último Otoño".
Bajaron juntos en una estación cercana al parque. Caminaron en silencio, envueltos en la bruma. Las hojas caídas parecían crepitar bajo sus pies y los charcos copiaban las luces del crepúsculo.
De pronto, ella lo abrazó y le susurró al oído:
-    ¡ Adiós! ¡ Ahora debo irme!
En la penumbra del anochecer, la vio dirigirse a una callecita corta de veinte casas. Se detuvo frente a la casa que llevaba el número seis y antes de entrar, agitó la mano en señal de despedida.
Mario se alejó preguntándose si todo había sido un sueño, un producto de su imaginación afiebrada.
Regresó al día siguiente a la misma hora y buscó en vano la calle corta y la casa.
Pero siguió abriendo el libro de los veinte poemas en el número seis y recitando sus versos como una invocación:
"Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma"

Estaba seguro que ella, desde algún lugar mágico suspendido en el tiempo, lo escuchaba. Que su nostalgia la llevaría de vuelta a su vida...Y que un día, cuando volviera el Otoño, ella regresaría también.


5 comentarios:

  1. Tus nostalgias,junto a tu buen humor consiguen hacer esos bonitos cuentos

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  2. No intentes cambiar tu forma de escribir,son profundas,da que pensar,y son muy divertidas

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  3. Hermosa manera tuya de evocar a Pablo y sus creaciones que sabemos eran sus propias vivencias...de amores de abandono tuvo mas que de cobijos...asi son los poetas dicen ,algo deschabetados ....
    Como sea al menos tu protagonista tuvo ese amor para vivir enamorado...mejor eso que nada ,tal vez...

    Gracias por estar en mis palabras....besos

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  4. Poema 6 linda elección tuya. Romántica, nostálgica, ese empeño humano de querer revivir, lo que ya fue, esos bellos momentos. Con tu innata imaginación rescatas en Ernestina el pasado. Me gustó hiciste que recordara los amores de l adolescencias. Un abrazo

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  5. Una bella forma de recordarnos el poema seis de Pablo. Tu imaginación no tiene límite querida Lily...El comentario de Magdeli me hizo reír, aquello de que los poetas son algo deschavetados, ja ja. No es tan así, lo que ocurre es que la poesía es territorio abierto para labrar desde la experiencia personal y, algunos tienen mucho que contar.

    Un gran abrazo para ti.

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