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domingo, 6 de abril de 2014

UNA TAZA DE CAFÉ.

Casi todos los días se cruzaba con Joel en el centro.  Los dos apurados, rumbo a sus respectivas ocupaciones.
Marcos, concertando citas de negocios por  su celular y Joel, tan flaquito y esmirriado, siempre cargado con su viejo portafolios de cobrador.
-¿ Y cuando nos juntamos a tomar un café?
-¡Un día de éstos, Joel!  Yo te llamo....
Y ese día no llegaba nunca. ¿Acaso Marcos no había aprendido todavía que el muro de la soledad está construido con infinitos ladrillos que dicen "Yo te llamo" ?
-¿Y cuando esa tacita de café?
- Un día de éstos, Joel, me hago un huequito...
Nunca se hizo ese huequito. Y a Joel le hicieron uno en el cementerio.
-Un cáncer fulminante- le informó un amigo común, bajando la voz, por si la Muerte andaba rondando por ahí todavía.
Marcos quedó anonadado.
-¿Y cómo no me avisaron?
-Fue todo muy rápido....Andaba con dolor de espalda y lo atribuía al stress. Cuando fue al médico, ya era muy tarde.
A Marcos lo sumergió la tristeza, como una marea y de sus ojos cayó una gota salada.
Volvió a ver a Joel, tan flaco y encorvado. Caminando siempre con la cabeza gacha, tal vez con la esperanza de encontrar una billetera perdida que lo ayudara a llegar a fin de mes.
Pero parecía presentir su presencia, porque justo antes de cruzarse con Marcos, levantaba la vista y una sonrisa agridulce le iluminaba la cara.
Ya no lo vería más.
La Muerte, de un manotazo lo había sacado de la vereda soleada para arrojarlo a la oscuridad de una fosa.
Un feroz remordimiento lo invadió.  ¡Cuantas veces el amigo le había hablado de aquella taza de café !  Si al menos hubiera tenido el valor heroico de desconectar el celular y apagar el computador para decirle:
-Joel ¿qué te parece si nos juntamos esta tarde en el café de la esquina?
Pasó varias semanas deprimido, dándose cuenta por primera vez como la tiranía de los negocios lo apartaba de la calidez de los afectos.
Averiguó la ubicación de la tumba de Joel y una tarde se dirigió al cementerio llevando un par de tazas y un termos con café.
Se sentó en la lápida y ahí mismo sirvió las dos tazas.
-¡Aquí estoy, amigo, para que nos tomemos ese café que te quedé debiendo!  ¡Sírvete por favor!
Cogiendo el suyo, fue bebiéndolo lentamente. mientras caía la tarde sobre los mausoleos. A lo lejos, el son de una campana desgranaba sus sones, como melancólicas quejas sin respuesta.
Cundían las sombras y Marcos adivinó que pronto cerrarían las rejas.
Dejando la taza de Joel servida sobre su tumba, se alejó acongojado. Al menos le quedaba el consuelo de haber cumplido ese compromiso tantas veces pospuesto.
Había caminado un corto trecho, cuando escuchó a sus espaldas la voz inconfundible de Joel que se quejaba:
-¡Está muy cargado!  ¡Me voy a desvelar! 


10 comentarios:

  1. Bueno, aqui estoy, Lilly.
    Yo también con el tiempo cortado a pedazos y ese mal funcionamiento de bloger, pero he repasado cuanto he podido, y aqui estoy para compartir contigo esos minutos saboreando tus letras.
    El remordimiento, el deseo o quien sabe qué, nos juega esa bromas de escuchar o a ver lo que hay al otro lado, para otros es un DON, especial que les permite tal cosa, No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
    Un gran abrazo.
    Ambar

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  2. Hay veces que para todo es tarde. Besos

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  3. ¡Ojalá que nadie se reuniera en las terrazas de bares y similares! No saben comportarse y solo arman escándalo.
    En tu relato transmites bien la pena por la oportunidad perdida con el amigo pero la broma del final creo que desajusta algo la atmósfera que conseguiste.
    ¡Buen comienzo de semana!

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  4. Que muerto mas poco agradecido.
    A todo por lo visto le encontraba defecto.
    Muy Bueno,

    manolo

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  5. El muerto no tenìa càscara en su sentir....jajja

    un abrazo

    fus

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  6. Tu texto muy logrado escritora me gusta el sabor que le diste al final
    mil besos

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  7. ¡Me ha encantado! Disfruté tus historias y por ello me congratulo de haberte hallado en este vasto océano virtual.
    Un saludo
    Marta

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  8. que lindo amiga
    eso me gustó mucho...
    nadie sabe como de pronto suceden esas cosas ...imaginarias o no
    la vida nos da sendas sorpresas...

    que bueno verte qui Martita...Lillyan es una gran escritora de historias
    de esas que se a ti te gustan!

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  9. Don Memorario decía en una de sus caricaturas: "Antes nos encontrábamos en los malones ahora nos juntamos en los velatorios".
    Así comienza a ser cuando cruzamos cierto número de años.
    Por eso, desde hace un tiempo, cuando veo a alguien le digo mi sentir, porque ya no sé si alguna vez se vuelva a dar la ocasión.

    Y así voy por la vida, despidiéndome. El otro día, me encontré con un amigo de hace mas de medio siglo. Le expliqué mi pensamiento. Le dí un fuerte abrazo y le dije "Te quiero mucho. ¡Ahora puedes morirte!".

    Y nos dió un ataque de risa.

    Aunque eso pudiera parecer cómico, ¿Cuantas veces hemos visto a decenas de desconsolados que sufren hasta el fin de sus días por no haber expresado sus sentimientos?

    Y escuchamos: "¡No le dije que la amaba!." "No le perdoné". "No le pedi perdón". "Negué mi ayuda cuando no me habría costado dársela"."Murió y no alcanzamos a reconciliarnos". Etc. Etc.

    Esta historia de Lillian es un llamado de atención sobre el tema. Y su final, es propio de su genial sentido del humor. Inesperado y preciso.
    Un abrazo, Lillian, para ti mi cariño y admiración de toda una vida...

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  10. Dice José Finkelstein:
    Me gustó mucho. Es estupendo. Tienes una imaginación asombrosa

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