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lunes, 21 de abril de 2014

LEYENDO A DUO.

En el Día Mundial del Libro. 23 de Abril.

A principios de año, Milly se fijó que en el patio, a la hora del recreo, siempre había un muchacho que leía concentrado, como si nada existiera a su alrededor.
Empezó el Otoño y llegaron días fríos y lluviosos, pero nada parecía acobardarlo y seguía en su sitio, arropado en un viejo chaquetón, siempre leyendo, mientras a su lado los otros alumnos  reían y se empujaban, entregados a sus juegos bullicioso.
A Milly también le gustaba leer y lo miraba de lejos, pensando que eran almas gemelas.
De ahí a enamorarse, había solo un paso y ella lo dio sin vacilar, con el atrevimiento y la confianza de su corazón adolescente.
Se fijó en la portada del libro que él leía y notó que lo había pedido en la Biblioteca del Liceo. Era "Narciso y Goldmundo" de Herman Hesse.
Milly también fue a pedir un libro y de paso se las arregló para averiguar el nombre de su amado. Se llamaba Ramiro.
¡Qué nombre tan lindo, tan especial, tan único!  - pensó ella y lo paladeó largo rato como si fuera un caramelo.
Al siguiente recreo, salió al patio con su libro.
Era "El niño que enloqueció de amor" de Eduardo Barrios. Al pedirlo al bibliotecario había pensado que ella podría comprender muy bien la locura de ese niño...
De a poquito se fue corriendo a lo largo de la pared, hasta quedar a su lado.
El no dio señales de notarlo. Era un libro algo denso y se concentraba obstinadamente para comprenderlo, aunque eso significar aislarse del mundo.
Ella se sentó a leer junto a él, mientras tiritaba heroicamente, en la mañana otoñal.
Sus manos heladas apenas podían sostener el libro, pero su corazón no claudicaba, aunque Ramiro no la miraba. Pero, algo le decía que estaba consciente de su presencia, pero que lo disimulaba muy bien....
A Milly, el libro que había pedido empezó a interesarle desde el principio y al cabo de un rato, le arrancó un suspiro.
El la miró interrogante.
-Lo más triste de que me guste tanto este libro, es que no es mío y voy a tener que devolverlo-dijo ella, suspirando otra vez.
-Lo mismo pienso yo del que estoy leyendo. ¡Cómo me gustaría poder tenerlo para releerlo cuantas veces quisiera!-  comentó Ramiro.
Fue lo único que conversaron en mucho tiempo, pero siguieron leyendo, uno al lado del otro, durante todos los recreos.
La única señal alentadora para Milly fue notar que él  no empezaba a leer hasta que ella aparecía en el patio y al verla llegar, una sonrisa secreta le curvaba los labios.
El profesor de Lenguas les avisó que se acercaba El Día del Libro. Era el 23 de Abril. ¡Faltaban apenas tres días!
Milly decidió jugárselo todo. Fue a la Feria del Libro y compró "Narciso y Goldmundo".  Le costó encontrarlo, porque estaban más de moda las historias de vampiros...
La tarde del 23 fue a la casa de Ramiro y luego de tragarse la angustia, como una bola de plomo, tocó el timbre.
Salió a abrirle una señora bajita y simpática, que la hizo pasar en seguida.
-Ramiro salió, pero estoy segura de que va a volver dentro de un rato.
Había pasado media hora, que para ella fue como un día y una noche de pura ansiedad, cuando sonó su celular. Era su mamá.
-Milly, vente en seguida, que aquí hay un muchacho esperándote desde hace rato. Y te trae un regalo. Parece que es un libro. Yo que tú me apuraba, porque es de lo más buenmozo....


1 comentario:

  1. que nanay...
    el poder d e la palabra...o el poder d e los libros
    de las historias buenas como esta
    y las personas lindas como tú
    hacen que uno a pesar de tantas luchas diarias ...y de días
    siempre venga a recoger el tesoro
    gracias amiga
    y que bello que sea el mundo de las letras donde se encuentre el amor

    eso me falta a mi!!
    jajaja

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