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jueves, 13 de febrero de 2014

LA ROSA.

(En el Día de los Enamorados.)
Sin empleo, sin un peso en los bolsillos, sin amigos...¡Claro! Porque cuando uno no tiene dinero con qué  invitar, los amigos desaparecen. Por eso y también porque tu cara de fracasado y deprimido los ahuyenta...¡A nadie le gustan las personas tristes!
Así pensaba Julio, haciendo un inventario de sus desgracias.
Y a esas había que agregarle los insistentes llamados del propietario para que le pagara el arriendo atrasado...Uno, dos, tres, cuatro golpes seguidos. Pero, a pesar de todo, se proponía continuar resistiendo. ¡A ver quién se cansaba primero, si la Mala Suerte o él !
Se levantó dándose ánimo y su mirada se fijó sin querer en el calendario. ¡14 de Febrero!
Se sorprendió, pues desde que se quedara cesante, había perdido la noción del tiempo. No sabía qué día era, si Martes o si Sábado...¡Total! Daba lo mismo, en una vida sin proyectos...
¡14 de Febrero!  Día de los Enamorados.
Automáticamente pensó en Chabela y vio frente a él su carita sonriente y sus ojos oscuros. ¡Ay!  ¡Cómo había soñado regalarle un ramo de rosas rojas  y con suerte, lograr que le aceptara una invitación!
Pero, lo habían despedido y junto con perder de vista el futuro, la había perdido a ella.
Cuando se despidió, lo había mirado con tristeza, como si lamentara su partida. Pero, a estas alturas ya no se acordaría de él, con todos esos tipos libidinosos disputándose su atención.
Revisó sus bolsillos con pesimismo y como era de esperar,sólo encontró unas pocas monedas. Pero, al menos le alcanzaban para una rosa.
¡Una sola rosa era muy poco!  Pero, si Chabela correspondía a sus sentimientos, si era sencilla y dulce como parecía serlo, sabría apreciarla en su justo valor.
La florista le vio una cara de enamorado sin esperanzas y, compadecida, le agregó a la flor unas ramas verdes y un envoltorio de celofán atado con una cinta.
Al atardecer, Julio fue a esperarla a la salida de la oficina.
No quiso entrar porque no quería que nadie lo viera. ¡Aún no se recuperaba de la humillación de su despido!
Se refugió junto al kiosko de diarios y vio salir, uno a uno a sus antiguos compañeros. Al final, salió ella, más linda que nunca.
Llevaba en sus brazos un inmenso ramo de rosas rojas. Ruborizada y feliz, corrió al encuentro de su enamorado, que no era otro que el Cachalote Fernández, el tipo más pesado de la oficina....
Julio retrocedió bruscamente para que no lo vieran y los miró alejarse, mientras sentía que un engranaje de hierro le trituraba el corazón.
¡Qué tonto había sido!  ¿Cómo pudo pensar alguna vez que ella le correspondería?  ¡ Y que el elegido para  traicionarlo fuera  precisamente  el Cachalote Fernández, era algo que no podía tolerar!
Miró la rosa envuelta en celofán y con rabia la arrojó a un basurero.
El muchacho de los mandados, que salía en aquel instante, lo había visto todo.
Esperó que Julio se alejara y rescató la rosa de entre los desperdicios. ¿Cómo una flor tan
linda iba a acabar en un basurero, sin haber trasmitido su mensaje de amor?
El muchacho no tenía novia, así es que, mientras se encaminaba a su casa, iba pensando qué hacer con la rosa.
   Entonces se acordó de su vecina, una mujer solitaria con quién se encontraba a menudo en el ascensor.
Tenía unos grandes ojos tristes que parecían estar diciéndole adiós a los últimos restos de juventud que le quedaban...
Con la inconsciencia de sus pocos años, el muchacho pensó en darle una alegría y depositó la rosa en el felpudo de su puerta.
La mujer triste llegó cansada después de un día de trabajo agobiador y sin esperanzas.
Todo el día había visto a sus compañeras de oficina recibir flores, entre risas y gritos de satisfacción.
Todas, menos ella.
Entonces vio la rosa sobre el felpudo. La tomó con delicadeza y luego la apretó contra su corazón.
-¡Alguien me quiere!  ¡Alguien piensa en mí ! - se dijo, emocionada.
Recordó un amor que había tenido hacía tiempo. ¡Es él!- pensó, sin dudarlo- ¡El, que ha querido que yo sepa que no me ha olvidado!  
  Sintió que la ilusión regresaba a su vida y que la noche, de súbito, se llenaba de estrellas.
¿Qué importa que no fuera cierto?  ¿Acaso no vivimos engañándonos a nosotros mismos?
¿Y acaso el mismo Amor no es una dulce mentira?


5 comentarios:

  1. tienes mucha razón...
    que el amor a veces es más una imaginación de nuestra mente
    para dar motivo a algo...o sentir un placentero estado de emoción...
    como sea creo en el amor que sigue prendido en mi corazón
    y que nunca se morirá...

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  2. Preciosa tu rosa y letras, Lily, y nunca pierdas esa ilusión de conservar el amor en tu corazón.
    Todos los días de la vida
    Son propios para celebrar
    La amistad y el amor sincero
    Que nace y crece en el alma
    Se sienten en el corazón
    Adornado, de suave sonrisa
    Y amable mirada, tierna y dulce
    Que dice a todo ser vivo
    En su entorno, cerca o lejos
    Te respeto, valoro, admiro y aprecio
    Pero sobre todo te Amo
    Si a ti, no supiera amarte
    De nada me serviría amar el mundo
    Pues al faltar esa pequeña partícula
    Que eres Tú…
    Nunca el amor sería completo
    Feliz seas, hoy y siempre.
    Ambar

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  3. Las ilusiones nos ayudan a poder traspasar el umbral del amor.

    un abrazo

    fus

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  4. Gracias mil Lilly por tu visita.
    Hay dos regalitos, en mi espacio para ti, corazón con poema y rosa blanca, el resto de los regalos también si te apetece traerlos contigo.
    Un abrazo y un buen domingo.
    Ambar

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