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lunes, 5 de agosto de 2013

TRES MINUTOS.

Soñó que algo terrible iba a pasar.
Una bomba iba a estallar y alguien le gritaba:
-¡Corre!  ¡Corre!  ¡Tienes tres minutos para salvarte! ¡Tres minutos antes de la explosión!
Y ella corría despavorida por una calle oscura, en la que no veía a nadie.
Despertó gritando y su mamá entró al dormitorio, asustada.
-¡Laura!  ¿Qué tienes? ¿Amaneciste enferma?
Se recuperó con un esfuerzo.
-No, mamá. Fue sólo una pesadilla.
Durante la mañana, en el colegio, las clases trascurrieron monótonas.
Muchos no atendían a lo que decía el profesor y consultaban los libros de Física, que mantenían ocultos sobre las rodillas.
Habría prueba a la quinta hora y todos suponían que sería difícil.
Laura había estudiado. La tarde anterior se sentía segura de dominar la materia. Pero, ahora....No sabía si a consecuencias de la pesadilla, le parecía que tenía la mente en blanco.
Llegado el momento, no pudo contestar nada.
Vio como otros terminaban antes y entregaban la prueba con alivio.
Miró su reloj, preocupada. Ya no quedaba casi nadie escribiendo.
El profesor anunció:
- ¡Se acaba el tiempo! ¡Vayan terminando!  ¡Quedan sólo tres minutos!
Salió a paso lento, después de entregar la prueba.
El profesor la había mirado, sorprendido al ver la hoja en blanco.
-¡Laura!  Tú, que eres tan estudiosa...¿Qué te pasó ahora?
No le respondió e inclinó la cabeza, humillada.
Se fue a caminar por el parque, incapaz de volver a su casa.
No supo cuanto rato estuvo vagando.
Cuando abrió la puerta, su mamá la miró, enojada.
-¡Laura, por Dios!  ¿Dónde estabas?  ¡Me tenías inquieta!
-Pero, mamá...¿Que en esta casa no se almuerza a las dos?  Me atrasé apenas tres minutos...¿Por tres minutos me vas a hacer un escándalo?
Entró a su dormitorio, cerrando la puerta con violencia.
A su mente volvió el grito que había escuchado en la pesadilla:
-¡Corre!   ¡Corre!  ¡Tienes tres minutos para salvarte!
 "A veces, tres minutos pueden ser muy importantes", pensó.
Y se avergonzó de haber sido insolente con su mamá. ¿Qué culpa tenía ella de que le hubiera ido mal en la prueba?
Toda la tarde la pasó encerrada, con dolor de cabeza.
Una y otra vez repasaba las preguntas de Física y se sentía segura de saber las respuestas. ¿Por qué no había podido contestar?
Toda la culpa la había tenido esa pesadilla...
Sacó la bicicleta y se fue pedaleando hasta la avenida.
El aire fresco le aliviaría el dolor de cabeza. ¡No quería seguir pensando en la maldita prueba!
Se lanzó a toda velocidad hacia la boca calle, sin mirar a ningún lado.
Un chirrido de frenos y un golpe brutal.... La bicicleta quedó destrozada, al borde de la acera.
-¡Llamen a una ambulancia!- gritó alguien.
Tardó mucho en llegar.
Cuando se bajaron los enfermeros, con la camilla y el oxígeno, se escuchó una voz acusadora:
- ¡Ya no vale la pena que se apuren!   ¿No ven que la niña está muerta?  Si hubieran llegado sólo tres minutos antes....


1 comentario:

  1. Vaya que sí, pueden ser bien importantes los tres minutos, yo seguía esperando que por esos tres minutos se hubiera salvado, un final trágico.
    Un abrazo
    Ambar

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