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lunes, 24 de junio de 2013

UNA VISITA INDESEADA.

Paula se había quedado en Santiago, en aquel Verano interminable.
Vio como, de a poco, se iba vaciando el edificio en el que vivía. Y luego la ciudad se fue poniendo grande y desconocida.
Vio por primera vez edificios y plazas en los cuales no había reparado antes, porque se los tapaba la multitud.
Al principio estaba serena y desahogada, como si le correspondiera una cuota mayor de aire para respirar.
Pero, después se fue sintiendo muy sola.
Pensó con tristeza que siempre lo había estado, solo que ahora se notaba más. Le hacía falta aquella muchedumbre anónima que iba junto a ella por la ciudad, convenciéndola, engañosamente, de que caminaba acompañada.
Un día, una señora vestida de gris se sentó a su lado en el Metro.
La miró con familiaridad, como si ya se conocieran.
Al rato, sacó de su anticuado bolso negro un saquito de papel, lleno de caramelos. Le ofreció uno y Paula lo aceptó por compromiso. Lo  halló algo amargo, pero le dio las gracias educadamente y fingió que le gustaba.
La mujer se bajó en la misma estación que ella y se pegó a su codo, como si fueran a la misma parte.
Y en verdad, era así, porque la siguió por las escaleras y se las arregló para entrar al departamento, detrás de Paula.
Sin decir nada, se sentó en un sillón y puso el bolso sobre sus rodillas.
Asombrosamente, el bolso se trasformó en un gato.
La mujer empezó a acariciarlo y en un instante, el gato ronroneaba y se revolvía en su regazo, buscando la mejor postura para echarse a dormir.
Todo eso tenía a Paula estupefacta.
¿Se conocían de antes y ella lo había olvidado?  ¿Era una tía que se había dejado caer de visita sin que nadie la invitara?
Al fin, no pudo soportar más la incertidumbre, y a riesgo de parecer impertinente, le preguntó:
-Señora, perdone, pero...Usted ¿quién es?
- ¡Cómo que quién soy! ¡ Hemos vivido juntas tantos años y no me reconoces ! Yo soy la Soledad.
Paula se quedó muda, mirando esa cara alargada, donde unos ojos oscuros como pozos sin fondo, la miraban con la total convicción de encontrarse en el lugar preciso.
-No habría venido si tú no me hubieras invitado-  le dijo la mujer, con resentimiento.
Luego sacó del bolsillo de su vestido un ovillo de lana gris y se puso a tejer, ensimismada.
Rápidamente, su labor fue aumentando de volumen. Paula advirtió que se trataba de una bufanda que crecía y crecía sobre su regazo, tapando primero al gato y luego sus pies.
-¿Para quién es esa bufanda?- le preguntó.
-Para ti, por supuesto.
-¡Pero si hace calor!
-Tal vez tu corazón tenga frío-le contestó ella, con una sonrisa algo burlona.
En ese momento, sonó el timbre.
-¡Es mi hermano!- exclamó la mujer- Lo invité a venir para que lo conozcas....Aunque creo que  lo conoces muy bien.
Paula abrió la puerta y sin saludarla, entró un hombre muy flaco. Tenía un rostro mezquino e indiferente, que le causó rechazo.
-¡Somos muy unidos!- dijo la mujer, tomándose  de su brazo- Siempre vamos juntos por la Vida. Yo soy la Soledad y él es el Egoísmo... Aunque creo que tú ya lo sabes.
-¿Por qué dice eso?- le preguntó Paula, con enojo.
-Porque si en lugar de vivir pensando en tus carencias, miraras a tu alrededor, verías que hay otra gente que también se siente sola y necesitada de afecto. Creo que es hora de que reflexiones sobre eso y dejes de compadecerte a ti misma.
En ese momento, el gato despertó y se desperezó en sus rodillas.
En una súbita trasformación, recobró su cálida de bolso.
Ella se lo colgó del hombro con naturalidad, y se incorporó para irse.
Cogida del brazo de su hermano, se dirigió hacia la puerta.
Ambos miraron a Paula con un aire de reproche y salieron sin despedirse.
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Me lo contó ella misma, hace un tiempo, cuando le dije que la notaba cambiada.
Al ver mi sonrisa incrédula, agregó:
-Tal vez fue solo un sueño... Pero puedo asegurarte que me hizo meditar.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el trasfondo de tu publicación, a veces nos creemos los mas desgraciados, cuando con solo mirar a nuestro alrededor, nos damos cuenta que no tenemos nada de especial para ser los mas perjudicados.

    un abrazo

    fus

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  2. Cuando la soledad no nos sirve para crecernos como seres íntimos...mejor dejarla fuera de casa y acompañarse ...no se si de lo que sea
    o quien sea...por no estar solos algunos soportan barbaridades
    esa dependencia enfermiza que es tan mala como estar solos por no soportar a otros y menos a uno mismo...
    al fin en de todo hay en la vida...aprender a vivir
    cada día es un eterno aprendizaje.

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  3. Muy buen relato Lilly, sueño o realidad, te pone a pensar y meditar sin darte cuenta, muy directo el consejo, egoísmo y soledad, vaya una pareja, mejor lejos que cerca, eso sí, en ocasiones la soledad y el silencio son necesarios para la Paz del alma.
    Un abrazo.
    Ambar

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