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miércoles, 15 de mayo de 2013

VIDA EN PAREJA.

Mientras Julio se arreglaba la corbata frente al espejo, veía tras de sí a Nora, que lo miraba fijamente.
Sus grandes ojos oscuros se destacaban en su cara pálida. Últimamente la había visto pensativa y desganada.
-¿Estás enferma, Nora?
-¡No, Julio!  ¡No es nada!  Solo el cansancio que traigo de la oficina...
Pero Julio temía que hubiera algo más.
Que ella estuviera adivinando el cambio que se había producido en él.
¡Pero, no!  ¿Cómo podría?  ¡Se había preocupado de disimularlo bien!
Ahora la veía tras de él, observándolo mientras se arreglaba para salir.
Se notaba que no quería que fuera a esa comida, pero él, por nada del mundo renunciaría a hacerlo. Porque allí estaría Sandra, la nueva secretaria, de quién se había enamorado.
No, enamorado no. En realidad, la encontraba tonta y desvergonzada. Pero, no podía apartar de su mente las curvas de su cuerpo y su boca roja y provocadora.
¡Llegar a poseerla!  Ese era el deseo que lo atormentaba y llenaba sus horas, desde que la vió entrar por primera vez a su oficina.
Esa noche era la ocasión para insinuarle algo. Para alcanzar una mayor intimidad en sus relaciones.
-¡No vayas!- dijo Nora, de pronto.
Parecía que trataba de probar su amor.
-¡Pero, Nora!  ¡No puedo faltar! Tú sabes que el Gerente toma muy en cuenta la asistencia de los empleados. Y esta noche creo que va a anunciar algunos cambios que serán buenos para mí.
Ella se quedó en silencio y Julio creyó adivinar en sus ojos una humedad de lágrimas.
Sintió vergüenza y remordimientos por sus mentiras. Aún la quería. Al menos, sentía ternura al mirarla, aunque el fuego de su pasión se había extinguido hacía mucho.
En cambio ella seguía queriéndolo con el mismo ardor. ¡Era evidente que su vida giraba en torno a él !
-¡Está bien!  Me quedo- exclamó de pronto.
Pero Nora esbozó una sonrisa animosa, como sobreponiéndose a una momentánea debilidad.
-¡No, Julio!  Yo estaré bien. ¡Perdóname!  Te suplico que vayas.
Y ella misma le puso el abrigo sobre los hombros.
Con alivio, él cerró la puerta a sus espaldas, antes de que ella se arrepintiera.
Sus remordimientos se habían disipado antes de llegar a la esquina.
Toda su mente estaba ocupada por el cuerpo de Sandra, voluptuoso e insinuante. Y por su boca roja, que esa noche esperaba besar...
Mientras, Nora permaneció aún unos segundos parada en medio de la habitación.
Luego sacó el celular de su cartera.
-¡Aló, Pablo!
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- ¿ Estás libre esta noche?
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-¡Qué bueno!  ¡Yo también!
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-¡Voy para allá, entonces!  ¡Estoy loca de ganas de verte! 

2 comentarios:

  1. Hay un refrán que dice: Donde las dan, las tomas.

    Muy Buen Relato, me ha gustado.

    Vi tu Comentario en el Blog de Ambar y me entró curiosidad por visitarte y he tenido suerte, wscribes muy bien.

    Saludos, Manolo .- desde Sevilla - España
    http://marinosinbarco.blogspot.com.es/
    .

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  2. una historia d e nunca acabar
    que desastre vivir asi... si es que eso es vivir en pareja
    menos mal que no tengo semejante preocupaciones ...

    saludos

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