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lunes, 6 de mayo de 2013

UNA MODERNA SOLEDAD.

Iba pensando que, seguramente, en ese preciso instante, no había nadie en el mundo que se acordara de mí.
Nadie que tuviera conciencia, pasada o presente, de mi humilde existir.
¿Puede haber mayor soledad que la de no estar en la mente de nadie?  ¿La de ser tan anodino e incoloro que no exista ningún ser humano que te odie siquiera?
¿Nadie que te dedique un pensamiento malévolo, que desee que ojalá estuvieras muerto?
Andar así por las calles, sabiéndose ignorado del mundo, es como caminar envuelto en una niebla algodonosa.
En silencio rogaba :  ¡Alguien conocido, por favor!
Alguien que al verme soltara una exclamación de sorpresa. " ¡Fulanito, cuánto tiempo...!
Pero la muchedumbre anónima me envolvía. Me engullía con su enorme boca y me tragaba sin masticarme siquiera.
A lo lejos vi venir a un joven vecino que conocía de vista.
¡Oh!  ¡Por fin alguien a quién saludar!
Saqué del bolsillo interior del alma mi mejor sonrisa. La de los días Domingo. Dispuesto a brindársela sin escatimar dientes...
Pero, pasó de largo sin mirarme. Iba hablando por celular.
¡Ah! Los celulares. ¡Grandes enemigos de la comunicación!
¡Cuántas veces una charla amena, que llenaba de esperanzas mi pobre corazón, se veía interrumpida por el odiado campanilleo de un celular!
-¡Perdona, un momentito!  Tengo que atender....
Y ahí se acababa todo.   
El cálido hilo que me había atado a mi interlocutor se cortaba con un brusco tijeretazo.
-¡Me había olvidado de este asunto urgente!  Me voy corriendo... ¡Otro día te llamo!
Los muros de mi soledad están construidos con innumerables ladrillos. En cada uno de ellos está escrito:   "¡Otro día te llamo!"
Masticando mis tristes pensamientos, como un chicle amargo, me dirigí sin notarlo, al cementerio.
Acostumbraba ir allá, porque siempre mi tristeza se calmaba en ese ambiente sereno.
Caminar entre gente dormida, que tal vez sueña dulcemente, ajena a las angustias de la tierra... Es algo que apacigua, infaliblemente.
A lo lejos, entre los troncos de los cipreses, divisé a alguien sentado en una tumba.
No podía creer la extraordinaria casualidad, cuando reconocí a mi amigo Jorge.
¡Qué tiempo hacía que no lo veía!
Lleno de vergüenza recordé nuestro último encuentro. Esa vez había sido yo el que había pronunciado la frase aborrecida :  "Otro día te llamo".
Y por supuesto, ese día no llegó.
Noté que me reconocía, porque  una sonrisa melancólica iluminó su cara.
-¡Amigo!  ¡Qué gusto me da verte por acá!
Sin darme cuenta, me senté a su lado, sobre la losa de la tumba. Y hablamos, hablamos hasta que cayó la noche.
Ningún repiqueteo de celular vino a interrumpir nuestra charla. Ni él se acordó de pronto, de alguna diligencia urgente...
Reconfortado, le dije:
-¡Hacía tanto tiempo que no conversaba con nadie así, sin apuros y sin interrupciones!
-Es lo bueno que tiene esto -me respondió con dulzura- Que el paso del tiempo ya no importa...
Me paré, sobresaltado. El se tomó de mi codo, en un leve gesto incorpóreo y también se levantó.
Entonces leí su nombre en la lápida y comprendí que habíamos estado sentados sobre su tumba.

3 comentarios:

  1. Lillian, no puedes poner fin a tu blog. Ya no te pertenece. Es de todos los que lo visitamos, admiramos y gozamos.
    Tu ingenio, creatividad, una redacción envidiablemente buena, tu potente sentido del drama y la gota de humor blanco e ingenuo, son una deseable medicina en estos tiempos de tontera y vulgaridad global. ¡No nos dejes, lillymarmat !

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  2. En este cuento puede interpretarse que el protagonista está vivo o quizá muerto y de ahí su soledad. En todo caso, razón tiene en sus pensamientos sobre la soledad y cómo a veces, uno, en esta sociedad, se puede sentir tan apartado de todos. Vivimos en jaulas junto a millones de personas pero cada vez hay menos comunicación y respeto.

    Leyendo el comentario del 10 de mayo, me pregunto: ¿Acaso has pensado en abandonar el blog? ¿Cómo es eso?

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  3. Interesante Relato.
    Muy Bueno, llevabas razón en lo que decías.

    Está escrito muy ameno de leer y de meterte dentro de los personajes.Me ha gustado y mucho.

    voy a buscar el del 10 de Mayo, donde comentan que puedes dejar de escribir.

    Por favor no lo hagas ahora que te he encontrado.

    Saludos, manolo
    .

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