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miércoles, 22 de mayo de 2013

UN ROMANCE ACCIDENTADO.

Necesitaba tranquilidad para escribir, así es que arrendé una cabaña junto a un lago y me fuí a instalar ahí solo, sin que nadie tratara de sabotear mis planes. Ventajas de ser un solterón...
Aún no empezaba la temporada estival y pensé que las demás cabañas estarían vacías.
Llevaba dos días de prometedora soledad, cuando una noche me sobresaltaron unos golpes en la puerta.  Eran fuertes y urgentes, como presagiadores de una desgracia.
Al abrir, vi en el umbral a un joven desmelenado y con cara de angustia.
-¡Por favor! ¡Ayúdeme!  Creo que Silvia se ha ahogado...
-¡Cálmate por favor y explícame primero: ¿quién es Silvia?
-¡Es mi novia! Tuvimos una pelea y salió corriendo hacia el lago. En la orilla encontré su pañuelo, pero ella no está en ninguna parte....
Lo ví tan desesperado que resolví acompañarlo. Me dijo que se llamaba Lucas.
Caminamos juntos hacia la playa. Cada pocos pasos, Lucas se detenía para llamar a gritos a Silvia y luego continuaba andando, en un silencio lleno de gemidos.
-¡Yo tuve la culpa!- exclamó de pronto- La invité a venir con la esperanza de reconciliarnos. Pero esta noche, nuestro quiebre me llevó a la violencia y le pegué. ¡Le pegué! ¿Se da cuenta?
Estuvimos horas recorriendo la orilla del lago. Yo lo ayudaba a gritar y el nombre de Silvia traspasaba la noche, inútilmente.
Al final, me cansé  y regresé a mi cabaña.
Estaba en la cocina, calentando café para seguir trabajando, cuando escuché unos apremiantes golpes en la puerta.
Pensé que era Lucas de nuevo y resignado, me preparé a soportar otra escena de confesiones y lamentos.
Pero en la puerta estaba una chica rubia y menudita.
-¡Soy su vecina! ¡por favor, déjeme entrar!- me rogó.
Y sin esperar respuesta, pasó por mi lado y se introdujo en la cabaña.
-¡Así que tú eres Silvia!  Lucas anda desesperado buscándote.
-Le ruego que me deje pasar la noche aquí. ¡Necesito darle una lección a ese salvaje!
-Pero, él cree que te ahogaste. ¡No puedes hacerlo sufrir así !
-¡Claro que puedo! ¿Ve esta marca?
Y me mostró una huella roja en un lado de su cara.
-¡Me pegó! ¿ Se da cuenta ?
-Pero, Silvia- le pedí en tono conciliador- No me hagas cómplice de un engaño como ese. Creo que Lucas ya está suficientemente castigado....¡Si hubieras visto lo angustiado que está!
-Sí, sí lo vi. Y me importa un bledo. Mejor dicho, me alegro. Estuve escondida en el bosque y lo escuché llamarme a gritos.
Por más que insistí, no logré convencerla de que se fuera y al fin, cansado de discutir, le permití que se ovillara en un sillón.
Al poco rato, estaba dormida.
¡Harto linda es!- pensé- ¡Qué bruto este Lucas! ¿Cómo pudo pegarle a esta carita de ángel?
Claro que tuve que reconocer que Silvia tenía bien poco de ángel, a juzgar por lo vengativa y manipuladora que demostraba ser.
A la mañana siguiente, cuando entré a la cocina, la encontré tomando café, tranquilamente.
-¿No será hora de que regreses y termines ya con la comedia?
Decidí acompañarla, no fuera cosa que a Lucas todavía le quedaran ganas de pegarle... Con mayor razón, después de la noche infernal que debía haber pasado.
Al llegar a la cabaña, vimos la puerta abierta. En el interior no había nadie.
Sobre la mesa, en lugar bien visible, había una carta. La leí por sobre el hombro de la chica.
"Señor Juez:
Que no se culpe a nadie por mi muerte. Silvia se ha ahogado y me voy al fondo del lago, a reunirme con ella.
Lucas" 
 La encontré demasiado ridícula para tomarla en serio. Era indudable que se trataba de una broma.
Pero Silvia sí la creyó, porque dando un grito se dirigió corriendo hacia el lago. Iba llorando como una Magdalena...
Yo me quedé un poco atrás, pero pude ver que al llegar a la playa, se detuvo estupefacta.
Tendido en una toalla, tomando sol, estaba Lucas.
Al verla llegar, le dijo burlón:
-Ahora estamos a mano. ¿No crees?
Pensé que Silvia se iba a arrojar sobre él, para devolverle con intereses la bofetada de la noche anterior. Pero, en lugar de eso, se lanzó a sus brazos, llorando.
-¡Lucas, mi amor!  ¡Creí que habías muerto!
-Yo también creí anoche que te habías ahogado... Hasta que te vi entrar en la cabaña del vecino.
Lloraban, se besaban y se pedían mutuamente perdón. De mí ya no se acordaba ninguno.
Me pregunté cuánto les duraría la reconciliación... Y esa reflexión me hizo alejarme de ahí rápidamente.
Un perro viejo no debe andar metido en trifulcas de cachorros. 

4 comentarios:

  1. Vaya vecinos que le tocó al protagonista del relato.
    Me quedo entre tus seguidores.
    Saludos, manolo

    Sabes que eso que sale al final, para poder dejarte un Comentario y tienes que probar que no eres un robot, copiando las palabras que te ponen. eso echa para atrás a muchos que van a comentar.

    Se que se puede quitar, pero no se como.

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  2. Lilly marmat: Amigas y amigos del mundo bloguero, tengo el ofrecimiento de parte de una empresa de publicidad para auspiciar mi blog. No estoy seguro de querer hacerlo. Sin embargo, para eso, debo conseguir mil seguidores. Por ahora, he decidido llegar a esos mil seguidores y quisiera contar con ayuda bloguera de ustedes, que se apunten en mi blog como tales. Dado este paso, decidiré si le doy espacio o no a la publicidad (¿qué les parece?). A quienes decidan ayudarme y apuntarse de seguidores o seguidoras en mi blog, de antemano… ¡MUCHAS GRACIAS!

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  3. Vaya
    algo que no es nada de ficticio por desventura Lilian
    de esas situaciones esta llenos los departamentos y casas del mundo...lamentablemente muchos resuelven sus conflictos agrediendose y vengandose ....lo que se transforma en costumbre y ya sabemos que muchas veces termina pesimo ....

    saludos

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