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viernes, 10 de mayo de 2013

DIA DE LA MADRE.

HIJITO.

Hijito, tú duermes y yo velo tu sueño.
Mi corazón de madre se llena de ternura al mirarte, pero mi alma de mujer está sola esta noche. Adormecida en la melancolía, mientras afuera llueve...
¡Nostalgia, nostalgia!  Toca su flauta encantada dentro de mí. Es como un delgado hilo de música, que gira y canta en lo profundo de mi ser.
¿Por qué este afán de recordar, de vivir con los ojos vueltos hacia el pasado?
¡Ay!  Porque no hace mucho yo era una niña y ahora soy una mujer. ¡Cuánto he ganado- te tengo a ti, mi hijito- pero, cuánto he perdido!
¡Cómo quisiera volver a ese tiempo en que el destino era aún un misterio!  En que yo estaba parada en el umbral de la vida, ignorando lo que me aguardaba más allá...
Hoy, ya no espero nada. No existe la palabra "ilusión" en mi vocabulario. Solo me queda recordar.
Los recuerdos son mi jardín escondido, que a menudo riego con lágrimas. Son como azules telarañas que voy tejiendo en los rincones de una pieza vacía.
¿Qué me espera en el futuro?
Tú, mi hijito, crecerás. Encontrarás tu propio camino y las raíces que te sujetan a mi pecho serán arrancadas, una a una. Conoceré el dolor de ese desgarramiento. Y volveré a estar sola.
El viento sopla y gime entre los edificios de esta ciudad extraña. ¿Cuántos habrá que velan, como yo, en esta noche interminable?
Lloro al revivir ese tiempo en que tú eras aún un ovillito de carne acurrucado en mi interior.
Fuiste el no amado, el no deseado. Sólo yo vibré por ti y defendí tu derecho a nacer...
Pero, eso no lo sabrás nunca. Inventaré cualquier cosa para justificar su ausencia. A ti te ocultaré hasta el final la humillación de ese rechazo.
Cuando me dijo que no te quería, le grité que se fuera. Pero luego, llorando, me apreté contra su pecho frío. Me aferré a esos brazos caídos a lo largo de su cuerpo, que nunca se alzaron para estrecharme.
Se fue y me quedé sola, vagando por el departamento oscuro.
Y llegaron días de estupor y de tristeza.
 Apenas veía, casi no escuchaba. La vida me llegaba de lejos, como si me encontrara en el fondo de un pozo en tinieblas. 
Te llevaba dentro de mí y  buscaba a tientas mi ser perdido, mi alma luminosa de niña.
 Pero solo encontraba un cuerpo de mujer, sin alma. Vacío de ese amor no hallado en una infructuosa entrega.
Hubo días en que quise morir. ¡Pero, tú, dentro de mí me lo prohibiste, hijito!
Porque empezaste a moverte, a crecer, causándome dolores tan nuevos y dulces, que eran una orden imperiosa de vivir y de afrontarlo todo.
Tú, tan pequeño y frágil, te habías convertido en mi dueño. Tu existencia nacía en mi interior como un arroyito que brota en el fondo de una gruta.
El volvió a buscarme, porque me amaba a su manera. Y quise creerle, porque necesitaba desesperadamente hacerlo.
Pero, pronto comprendí que para él, seguías siendo un lastre. Evitaba mencionarte y yo veía, con dolor y humillación, sus ojos duros apartarse de mi cintura dilatada....
Por eso  estamos aquí, ahora, en esta ciudad extraña donde siempre llueve. Y donde no sabemos qué destino nos aguarda.
Pero, no tengas miedo, hijito.  Estás en mis brazos y  nada malo te pasará.
Y si ha de llover y tronar ¡no importa!  Mientras estemos juntos ...¡que ruja el huracán!
 

3 comentarios:

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    QUE HAYAS TENIDO UN FELIZ DIA D E LA MADRE

    NO PUDE VENIR ANTES
    MI SINCERO SALUDO...

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  2. ¡Hola Lillian!
    Mira que a mí este tipo de relatos no suelen gustarme pero siempre hay excepciones. Tu escrito te ha quedado muy bien y transmites, sin duda, cariño y pena a la vez en la historia de esa mujer.
    Pero bueno, siempre hay alguien peor... los que no tienen hijos.
    Saludos y a seguir escribiendo.

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  3. Tu escrito rebosa de tristeza y dolor, pero veo que tienes fuerzas para afrontar los sinsabores de que nos va deparando la Vida y te rehaces y sacas tu carácter que veo le plantas cara a las vicisitudes, que vencerás y verás como el horizonte se ilumina.
    Las ilusiones volverán,
    No veo que digas nada de dejar el Blog.

    Saludos, manolo

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