Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



martes, 21 de agosto de 2012

NOSTALGIA DEL AMOR

-Dicen que hay dos clases de amor: Aquel que obtuvimos y nos desilusionó y el que se nos escapó y que añoramos toda la vida.
-En otras palabras ¿existe realmente el Amor o es el mero preámbulo de una decepción o de una nostalgia incurable?
Estas reflexiones las hacía Lidia mientras Alicia y ella tomaban café bajo la higuera del jardín.
-A fin de cuentas, yo no he conocido ninguno de los dos amores-observó Alicia con amargura. Siempre alrededor mío hay gente partiendo su pan y a mí no me toca ni siquiera una migaja.
-¿Cómo dices eso? ¿Y Eduardo?
-¡Oh! Eduardo no cuenta.
 -¡Eres cruel!- exclamó Lidia- ¿Acaso no te casaste enamorada?
-Creí que lo estaba y me di cuenta de mi error cuando ya era demasiado tarde.
Lidia se sintió incómoda al escuchar esa inesperada confidencia y una dolorosa punzada de agravio atravesó su corazón.
Le pareció insultante para los sentimientos de Eduardo y para el amor en sordina que ella todavía le profesaba.
Lidia lo había conocido primero y había tenido tiempo de enamorarse de él durante su corta relación.
Eduardo siempre le había hecho sentir que lo de ellos era sólo una "amistad amorosa" que no perduraría, pero Lidia se había empecinado en creer que el amor de él estaba en alguna parte de su interior y que si ella se esforzaba en agradarlo, en ser alegre y despreocupada, ocultando sus angustiados sentimientos, terminaría por hacer que ese amor aflorara a la superficie.
Pero nada de eso había pasado.
Tiempo después Eduardo se fue a hacer un reemplazo a una Universidad de provincia y cuando volvió, no la llamó para avisarle de su regreso.
Lo supo por un amigo de ambos.
Siguió riendo y conversando sin evidenciar su pena, pero sentía que su corazón se  resquebrajaba como una hoja seca que alguien aplasta con el pié.
Fiel a su esperanza, pensó que si lo llamaba, aquellos recuerdos que compartían podrían volver a acercarlos.
Pero él había cambiado su número, como si quisiera soltarse de los lastres del pasado.
Tiempo después se casó con Alicia.
 Se hicieron amigas cuando Alicia fue a pedir un carnet  para retirar libros a la Biblioteca Municipal donde Lidia trabajaba.
Pronto se dio cuenta de que no sabía nada de su antigua relación con Eduardo. Y no le extrañó porque, después de todo-pensó con tristeza- él siempre la había considerado como algo sin importancia.
Escuchar a Alicia decir que no lo quería le dolió en lo más profundo de su ser.
Recordó la frívola descripción del Amor que ella misma había hecho aquella tarde en la casa de su amiga y comprendió que el amor de Eduardo estaba a punto de convertirse en desilusión, mientras el de ella hacía tiempo que no era más que una irremediable nostalgia.

1 comentario:

  1. Dide María Teresa Gonzalez:
    Acabo de leer tu cuento y pienso en que muchas veces creemos amar sin que sea real. Sólo una nostalgia de algo que no pasó.¡Y tú eres capaz de hacer de eso un cuento!!

    ResponderEliminar