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martes, 24 de julio de 2012

CUANDO BETTY Y NORA FUERON AL CASTING.

Betty entró como una tromba al departamento de Nora:
-¡Acabo de inscribirnos a las dos para el casting de modelaje!
-¿A nosotras? ¡Pero, Betty! ¡Eso es para veinteañeras anoréxicas!
-¡Te equivocas! Habrá casas de moda que exhibirán colecciones para mujeres como nosotras, que ya pasamos los cuarenta...
-¡Ja! ¡Los pasamos hace tanto rato que si miro para atrás, apenas los diviso!
-¡Ya pues, Nora! No seas derrotista. Te digo que el casting incluye a las maduras...¡y a las gorditas también!- agregó esperanzada.
Y se miró de reojo en el espejo de la cómoda.
-¿Y cuándo será?
-Esta tarde. Así es que almuerza temprano y come poco. ¡Una hoja de lechuga bastará!
El desfile de modelos lo auspiciaba el Alcalde, queriendo asegurarse el voto femenino para su reelección, de modo que el castig se efectuaría en uno de los tantos recintos municipales.
Las alumnas de "Tango" se habían inscrito  todas y se pavoneaban encaramadas en sus tacos de quince centímetros.
Al pasar, les echaban una mirada irónica a las del Taller Literario, como queriendo decirles:
-¡Se equivocaron de fecha, gorditas! El concurso de cuentos es en el mes que viene...
Una comentó con aire despectivo:
-¡No hay nada que agrande más el trasero que pasarse el día sentada frente al computador!
Betty se sintió tocada y enrojeció de ira.
Nora la miró preocupada. Comprendió que para ella, ser elegida en el casting se había convertido en un asunto de vida o muerte.
Queriendo llamarla a la cordura, comentó:
-¡No me importa si no quedo! Soy algo más que una percha para colgar ropa...
-¡Ja, ja! -se burló Betty, con un sarcasmo agresivo-¡Esa es una buena forma de asumir de antemano el fracaso! ¡Creí que tenías más confianza en ti misma!
En su fuero interno, Nora rogó que si alguna de las dos resultaba elegida, fuera Betty, porque otra cosa seguramente haría peligrar su amistad.
Todas las postulantes estaban reunidas en el Casino y cuando las dos amigas entraron, por lo menos cincuenta pares de ojos las atravesaron como dagas mortíferas.
Al parecer, no las juzgaron muy peligrosas, porque el ruido de colmena se reinició de inmediato, sin  que nadie las saludara ni les diera alguna información.
El jurado estaba compuesto por una modelo argentina que a todas las llamaba "querida", tres dueñas de boutique, cuyas colecciones serían exhibidas en el futuro desfile y el famosos modisto Luchino Fréscolli, que llegó envuelto en un abrigo de pieles descomunal.
No se supo quién les había avisado, pero rápidamente se juntó en la vereda un grupo de ecologistas premunidos de tarros de pintura. Obviamente, pensaban esperar la salida del modisto, para vaciárselos sobre el abrigo.
Mientras, esgrimían pancartas y gritaban a favor de los animales en peligro de extinción.
Afortunadamente para Luchino, al rato empezó a llover a cántaros y los manifestantes, luego de resistir un rato los embates del chaparrón, acabaron por dispersarse chorreando.
A cada una le dieron un número, le tomaron una foto y la hicieron desfilar por una pasarela, al ritmo de una música pegajosa.
Nora se tentó de la risa y desfiló riéndose, como si acabaran de contarle un chiste.
Betty, queriendo imitar a las modelos que había visto en la televisión, se quitó la chaqueta lentamente y la arrastró por el suelo con displicencia.
La modelo argentina despedía a cada una con una sonrisa:
-¡Nosotros te llamamos, "querida"!
A la salida, las esperaba la jauría de las que ya habían desfilado.
-¿Cómo te fue? ¿Cómo te fue?-preguntaban a gritos, confiando en ver en sus caras algún signo de desaliento.
Nora escuchó a una decirle a otra:
-Tú, siempre con tu melena perfecta....¡Claro, como no tienes a nadie que te despeine!
-Aquí, no hay amistad que sobreviva-pensó con tristeza y temió por Betty y por ella.
Pero, afortunadamente no eligieron a ninguna de las dos, y superada la decepción inicial, siguieron siendo tan amigas como antes.

2 comentarios:

  1. El cuento acaba bien. Más vale conservar la amistad que esa alegría pasajera de la pasarela.
    Y ya se sabe que en los concursos no suele ganar el que más lo merece, sino el que tiene más "padrinos".
    De todas formas, es raro triunfar en el primer intento...
    Muy buena semana, Lillian.

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  2. Dice María Teresa González: Este cuento es muy gracioso. Me reía harto con él. Pero deberías haber dejado ganar a las dos amigas.Habría sido muy converniente para su ego, en especial el de la "ENTRADITA EN CARNES".

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