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domingo, 3 de enero de 2021

VIAJES POR MAR.

Por frases sueltas escuchadas a mis abuelos y una que otra palabra amarga soltada por mi madre, supe que mi padre nos había abandonado a los dos, antes de que yo naciera.

No hice preguntas y fingí no interesarme por el tema, pero al cumplir los dieciocho años, decidí partir en busca del patán que nos había regalado el portazo del abandono.

Tomé la decisión cuando un día encontré su fotografía olvidada entre unos papeles. Podría haber creído que era yo mismo, si el tipo no hubiera llevado esa ropa pasada de moda ni estuviera apoyado en una palmera de una plaza que yo nunca había visto.

Detrás de la fotografía había una dedicatoria medio borrosa:  " de Facundo, con amor"

Ahí comprendí por qué yo llevaba ese nombre  que sonaba como un trueno en la distancia.

Aparte de la dedicatoria había una fecha de hacía diecinueve años y el nombre de un pueblo desconocido.

-¿Este es mi papá? -le pregunté a ella por pura retórica, porque la respuesta  saltaba a la vista.

Ella rompió a llorar con tanto desconsuelo que parecía que, en cada sollozo, arrojaba por la boca un pedazo del corazón.

Llegó mi abuela corriendo y la abrazó. Por sobre su cabeza me lanzó una mirada de furiosa recriminación.    Al  ver la fotografía en mi mano lo comprendió todo y me echó de la habitación. Sus labios apretados me advertían que no contestaría ninguna pregunta.

Así fue como entendí que las cosas tenía que averiguarlas por mi cuenta.

El pueblo de la fotografía quedaba lejos, en el sur. Una mañana me subí a un tren y no me bajé hasta que leí su nombre en una estación, escrito en un madero carcomido por las lluvias.

Me interné en la calle principal y llegué al correo. En el mesón había un viejo y  pensé que podría ayudarme.

Le alargué la fotografía de mi padre y le pregunté:

-¿ Lo conoce?

Al principio me miró enojado.  Quizás creyó que era una foto mía y que estaba tomándole el pelo. Después reaccionó:

-¡ Ah!  Usted es el hijo...

-¿ Lo conoce?

-Sí, hace clases en la Escuela. Pero hoy es Sábado, así que estará en su casa, allá en la isla.

Me señaló el horizonte, donde solo vi un mar friolento arropado por una frazada de niebla.

-¿ Como llego allá?

-Tiene que arrendar una lancha. Mi compadre Pedro lo puede llevar....

Había neblina y el mar estaba embravecido, a tono con las condiciones metereológicas que llevaba en mi corazón.

Desembarqué medio mareado y preguntando, llegué a una casa humilde en las afueras.

Cuando Facundo me abrió la puerta, le alargué la fotografía con la dedicatoria medio borrada por las lágrimas de mi madre .

El me miró atónito y después se puso a llorar.

Lloraba tanto, que lo empujé hacia el interior de la casa y lo obligué a sentarse en una silla. Cuando me pareció que había llorado lo suficiente, le pregunté :  ¿ Por qué nos abandonaste?

-¡Yo quise volver!- suspiró- ¡ Estaba arrepentido!  Pero ella me cerró la puerta y tu abuela me dijo: ¡ Aquí no lo necesitamos !  

-¿ Y en dieciocho años ni siquiera te picó la curiosidad  ?

Se paró y se acercó a tocarme la cara. Frente a frente, no sabíamos quién de los dos era el que se estaba mirando en un espejo...

Lo ayudé a llenar una maleta. LLoraba tanto que toda la ropa le fue quedando mojada.

Después, sin mediar  palabras, lo llevé al embarcadero donde nos esperaba la lancha.

No sabía qué iba a decir mi mamá cuando se lo pusiera delante, pero eso ya se vería. 

Lo primero era atravesar ese mar bravío y pisar tierra firme de una vez  por todas. 





4 comentarios:

  1. Otro gran relato. Traer al pasado para hacerlo coincidir con el presente para definir un mañana. Eso se llama coraje.

    Me encantó, Lillian. Feliz año.

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  2. Ante todo, Lilly, muchas gracias por visitar mi blog y dejar un comentario tan amable y alentador.

    Este relato con un protagonista de armas tomar y dispuesto a todo, atrapa desde el comienzo, escribes de una manera fluida y agradable. Me alegra conocerte.

    Un abrazo.

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  3. Gran tema este ...u n padre olvidado ...mas bien marginado
    la realidad de muchas que por hacer caso a los padres se quedaron en mares de lloros y después de desgracias...

    Al menos este hijo supo que hacer y como actuar...

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    Respuestas
    1. Me olvidé desear que estés muy bien!

      Un abrazo grande.

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