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domingo, 30 de agosto de 2020

PINTURAS.

Pablo estaba en su taller, mezclando  colores en su paleta. No tenía dinero para contratar una modelo y lo que él quería era pintar a  una mujer.

A través de la ventana, vio pasar a una joven vestida en forma extraña. Iba caminando despacio, como si buscara a alguien.

Pablo salió a la puerta y la llamó:

-¿ Puedo ayudarte en algo?

-Busco a mi maestro, pero no sé a donde dirigirme...¡ esta ciudad es tan grande!

Pablo la miró con detenimiento y le pareció una cara conocida.

-Perdón ¿ como te llamas?

-Mona Lisa, o Gioconda, si tú prefieres...

-¡ Bah!  Yo creía que tú eras un cuadro.

-Bueno, soy un cuadro, pero también soy una mujer. ¿ Tienes idea de donde puedo encontrar a Leonardo?

-Uh...Tendrías que ir al Pasado, varios siglos más atrás.

-¿ Y como se va al Pasado?

-No estoy seguro...Pero, toma esta calle, camina hasta la línea del horizonte y después doblas a la izquierda.

La Gioconda lo  miró desalentada. Se la veía cansada, seguro que llevaba mucho tiempo andando.

Entonces, Pablo la invitó a pasar y le ofreció un vaso de agua.

-¿ Te importaría posar para mí?  No tengo dinero para contratar una modelo.

-¿ Y piensas pagarme con un vaso de agua?

-Tú no necesitas dinero. Eres rica. Tu cuadro vale tantos millones de dólares que nadie lo podría comprar.

-¿ De veras?- preguntó ella, dudosa, mirando su vestido desteñido y sus zapatitos gastados.

Se sentó en un taburete y se dispuso a modelar. Sus labios se rizaron hacia arriba en una sonrisa enigmática. 

Pablo arremetió contra la tela, salpicándola de colores, como un perro mojado que se sacude al salir del agua.

Poco a poco, fueron apareciendo en la tela unas figuras asomadas a un balcón. Eran todas mujeres, pero ninguna se parecía a la Gioconda.

-Y tu cuadro ¿ como se va a llamar?- preguntó ella, mirando con el rabillo del ojo.

-Se llamará " Las señoritas de Avignon"  y te aseguro que será famoso...

La Gioconda se acercó y se quedó sin habla. Todas las caras estaban distorsionadas. Un ojo sobre la frente y el otro bajo la oreja. Las bocas parecían tajadas de sandía sobre un aparador.

-¡ Ay! ¿ Qué es esto?- gritó ella, rompiendo a reír a carcajadas.

-¡ Esto es Cubismo, mujer retrógrada!- exclamó Pablo Picasso, furibundo.

Pero ella no paraba de reír. Entonces Pablo vio sus dientes. que eran negros y torcidos.

-¡ Con razón Leonardo la pintó con la boca cerrada!- razonó decepcionado- ¡ Y pensar que esa sonrisa tiene hechizada a la humanidad!   




3 comentarios:

  1. De cuando la obra busca al autor en quien busca inspiración... Gran inventiva, Lillian.

    Abrazo.

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  2. Jajajajaja
    Me gustó mucho y me imagino a Pablo montado en enojo que decían no era muy gentil en eso...y descubrió asi su talento.

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  3. Agregar que me gusta mucho esa forma de dibujar, es algo que practico a veces y pinto...
    Me declaro seguidora del estilo de Pablo...gran pintor.

    Estés muy bien.

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