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domingo, 31 de marzo de 2019

UN SUEÑO PREMONITORIO.

Julio estaba inquieto por un sueño que había tenido la noche anterior.
Había visto a una mujer desconocida que lo esperaba en la puerta de su casa. Era alta y pálida. Tenía un largo pelo oscuro y llevaba una vestidura extraña,  como una túnica.
Despertó con la seguridad de que se trataba de la Muerte que venía a buscarlo.
Pensó que era un aviso. Y que iba a morir solo, en medio de los escombros de su vida vacía. Alicia, su mujer había muerto hacía unos años y Renato, su único hijo, se había ido a vivir a Italia con su mujer y no tenía planes de regreso.
Pasó una mala noche y en el agitado duerme vela del amanecer, se acordó de Margarita.
Aquella novia que lo había abandonado para casarse con otro...Le había guardado rencor durante mucho tiempo, sintiendo que, a pesar de sus esfuerzos, no podía dejar de amarla.
Luego, se había casado con Alicia. Había tratado honradamente de quererla, pero sabiendo que solo le brindaba apenas tibios, los restos del otro amor...
Recordó que hacía unos meses, había vuelto a encontrar a Margarita. Tan hermosa como siempre. Le contó que vivía en ese mismo barrio y le dio sus señas, para que pasara un día a tomar un café.  Julio no había ido, sintiendo que todavía no podía sacarse del corazón el viejo rencor por su abandono.
Pero, despierto en ese amanecer agitado, pensó que tenía que ir a verla. Que ahora que iba a morir era preciso que hablara con ella de nuevo para cerrar aquella herida que le había dolido tanto...
Al atardecer, se dirigió a su casa.  Temió que  no estuviera, pero aliviado, vió el resplandor de una lámpara, encendida tras los visillos.
-¡ Julio!  ¡ Qué gusto me da que hayas venido!
- Margarita, hace casi un año me invitaste a un café. No sé si es demasiado tarde para aceptar tu invitación...
Lo hizo pasar a un pequeño salón iluminado por una lámpara de sobremesa. Vio un vaso con un ramo de flores frente al retrato de un hombre. Al notar que Margarita vestía de luto, la miró interrogante.
-Sí- respondió ella a su mirada- Yo también estoy sola ahora.
Estuvieron conversando hasta que cayó la noche. Pequeñas gotas golpearon súbitamente los cristales de la ventana. Había empezado a llover.
Julio se despidió después de que quedaron en volver a encontrarse.
Caminaba contento, aliviado de la congoja que antes le había oprimido el corazón.
Pero, al acercarse a su casa, vio que en la puerta lo esperaba una mujer.Era pálida, de cabello oscuro y llevaba una vestidura extraña, larga como una túnica.
Reconoció a la mujer que había visto en su sueño.
-¡ La Muerte!- exclamó, estremeciéndose- ¡ Y justo ahora que he encontrado a Margarita!
Pero al aproximarse más, vio que la mujer no llevaba una túnica, sino un largo impermeable gris, mojado por la lluvia.
 Ella le gritó, riéndose:

-¡ Como, Julio!  ¿ Ya no me reconoce? Soy Elisa, su nuera...Renato y yo volvimos de Italia y ya no nos iremos más.


1 comentario:

  1. Cosas de la imaginación , que bien pueden ser reales
    quizás muchos tengan esa oportunidad de vida, ellos dársela con todo su derecho a deshacer lo que atormenta la vida y no deja vivir en paz
    no es bueno arrastrar pesares que todo lo maltrata en un caminar que puede ser tan diferente.-

    Gusto de leer tus narraciones estimad amiga.
    besos.

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