Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 19 de octubre de 2014

UNA CHARLA EN EL PARQUE.

-¡Tanto tiempo que perdí revisando todos los días el obituario, con la esperanza de encontrar su nombre en él!   No tenía ni idea de lo que haría si sabía que se había muerto...Si me pondría a bailar de pura alegría o sentiría que se me destrozaba la vida al comprender que ya no estaba en este mundo.
La que hablaba se calló un momento para recuperar el aliento y Mariana la miró consternada. No se le ocurrió qué contestarle y se removió incómoda en el banco del parque.
Cuando la vio venir por entre los árboles- una mujer flaca con aspecto de marioneta descoyuntada-y sentarse en el hueco vacío que había a su lado, no pensó que sería una loca. ¡Porque tenía que estar trastornada, para hacerle ese tipo de confidencias a la primera desconocida que encontrara a mano !
Sin notar su desconcierto, la mujer siguió hablando con los ojos fijos en el tronco de un tilo.
-Tampoco pensé nunca que me moriría yo primero y que sería él quién tendría la satisfacción de enterarse por el diario...Una siempre piensa que los que se mueren son los demás. Pero, fue cosa de una noche. Cuando me acosté, sentí algo pesado en la boca del estómago, como un dolor soterrado que me subía hasta el corazón. Creí que era una indigestión, pero se ve que no era eso...Supongo que me morí durmiendo. La gente cree que lo ideal es quedarse en el sueño, pero no crea.... Es bien artero que la Muerte aproveche de llevársela a una sin despertarla primero, para que siquiera se entere de lo que está pasando. Es una jugarreta que le hacen a una y que no se la deseo a nadie.
Mariana, que fingía no escuchar para no darle alas, dio un respingo en el banco y aguzó el oído. Estaba segura de haberle escuchado decir que estaba muerta.
La miró de hito en hito y le encontró razón. Esa palidez de masa cruda no podía ser de este mundo. Se estremeció, como si unos dedos fríos le rascaran la nuca.
La mujer, al notar que le prestaba atención, le sonrió agradecida y continuó su monólogo.
-Usted dirá que qué ando haciendo por aquí... La verdad es que salí a dar una vuelta para serenarme, porque no sé que hacer con esta inquietud que me corroe...Diría que la angustia me está matando, si no resultara algo irónico decirlo...
-¿ Sería una indiscreción si le pregunto qué le pasa?
 -Hoy supe que él murió. Vi su nombre en la lista de los pasajeros que llegan esta tarde...
-Perdone, no le entiendo...
-Todos los días llega un autobús con los nuevos habitantes de nuestra ciudad... Publican la lista temprano, por si alguien reconoce a algún pariente y quiere ir a esperarlo. Y no sé si ir o no....
-Pero, usted lo odiaba - le echó en cara Mariana- ¡Seguro que le encantaría verlo en situación de cadáver!
-¡No, no!  Usted no entiende....¡Yo lo amaba!  El mío era un amor disfrasado de odio. Esos son los que más duelen. Era como tener en el pecho una pantera que afilaba sus garras en mi corazón.
La mujer ahogó un sollozo ronco y Mariana la miró, compadecida.
- Y entonces....¿qué quiere hacer?
-Quiero ir al paradero, estar ahí cuando él baje del autobús. ¡Se sentirá tan perdido, tan desorientado como yo cuando morí !  Uno nunca está preparado. Ya se lo dije, los que se mueren son siempre los demás...
-¿Y qué le dirá cuando lo vea?
- ¡Nada! Lo tomaré del brazo en silencio y le iré mostrando todo...Las calles, la plaza...Quiero que se acostumbre al barrio. ¡Con suerte le toca el mismo en el que vivo, perdón, en el que muero yo!  Podríamos hablar con calma....Allá nadie anda apurado como aquí. ¿Y para qué íbamos a andar apurados, digo yo, si el tiempo se nos terminó a todos, de una vez y para siempre?
Las campanadas de una iglesia cercana parecieron sobresaltarla y contradiciendo lo que acababa de decir,  se levantó del banco, apurada.
-¡Me voy! El autobús donde él viene ya debe estar llegando.
Esbozó un gesto de adiós y se alejó por un sendero. 
El sol del ocaso desdibujaba los árboles del parque. Esa misma bruma dorada envolvió a la mujer como la capa de un mago y en un segundo, la hizo desaparecer.


4 comentarios:

  1. dilema veo....
    no se si será así al fin...espero que cuando trance me espere y abrace mi madre....
    bsss

    ResponderEliminar
  2. Por un momento pensé que Mariana terminaría dándose cuenta que la muerte le había sorprendido también a ella. Que bueno encontrarme con tu blog, Lilly.

    ResponderEliminar
  3. Nadie sabe como será allí. Lo único que tengo claro es que cuando visitas ese sitio, algo ocurre allí. No es tan solo el cuerpo físico el que reposa, algo más se percibe...
    Un abrazo Lily, tus relatos como siempre: notables.

    ResponderEliminar
  4. me ha encantado tu blog
    escribes hermoso

    ResponderEliminar