Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 11 de septiembre de 2016

AMOR SONÁMBULO.

Laura había amado a Renato desde su adolescencia.
Habían tenido un romance corto, lleno de altibajos. Más de bajos que de altis...Cada pelea era una paletada de cenizas con que sepultaban las brasas de su amor. Pero al cabo de un tiempo, se reencontraban y volvían a brotar llamas  que los consumían hasta los huesos...
En los intervalos de su relación, Laura se había enamorado de varios otros, pero sabía que siempre seguía amándolo a él, así como de soslayo. Viéndolo todo el tiempo , con el rabillo del ojo de su corazón.
¿ Qué magia tenía él que lo hacía inolvidable?
Su último reencuentro había durado menos que de costumbre. Y Laura se halló de nuevo sola, caminando por la vida como incompleta. Como si la otra parte de su ser anduviera por ahí, respirando la mitad del oxígeno que ella necesitaba para vivir.
Una noche soñó que le escribía una carta. No un correo electrónico, breve y árido, sino una verdadera carta, de esas antiguas, escritas en papel y enviadas con estampilla.
Como las que se habían mandado cuando eran unos chicos de escuela secundaria.
En esa carta, Laura le decía que lo echaba de menos. Que él era la única persona cuya ausencia le dolía. Que si naufragara en una isla desierta, sólo a él lo querría a su lado. Que no le importaría ser Robinson Crusoe con tal de que él fuera su Viernes... Y que en ese caso, no querría que la rescataran jamás.
Cuando despertó, la asaltó el temor de que fuera verdad que le había escrito.¡ Lo sentía tan real ! Pero después se convenció de que sólo había sido un sueño.
 Días después, le mandó un correo electrónico, contandándole lo que había soñado.
Su impresión fue grande cuando Renato le contestó diciéndole que no había sido un sueño, que ella efectivamente le había mandado una carta.  Su tono era frío y algo burlón.
Laura quedó anonadada. Y de anonadada, pasó a atónita.
¿ En qué momento podía haberlo hecho?  ¿ Era posible que un sueño se volviera realidad?
No sabía qué cosa le escocía más en el alma, si el misterio sin resolver o la frialdad con que Renato le había contestado. Se sentía humillada y ridícula.
Varias semanas después, volvió a soñar que le escribía.  Se veía a sí misma inclinada sobre una hoja en  blanco, pero por más que trazaba letras y frases, tratando de expresar sus sentimientos, no dejaba ninguna huella sobre el papel.
Al final, desistía de su intento y metiendo la hoja en blanco en un sobre, iba en medio de la noche a ponerla en un buzón.
Cuando despertó, pensó que probablemente lo había hecho. Fue a su escritorio y vio restos de una denodada escritura nocturna. Papeles arrugados, un lápiz casi sin tinta...
Y por fin comprendió que era sonámbula.
Para evitar seguir escribiéndole a ese tipo frívolo sin corazón, decidió no dormir más.
Se pasaba las noches en vela, leyendo o viendo películas viejas en la televisión.  Cuando empezaban a cantar los pájaros, sentía que había sorteado el peligro y que la luz del amanecer llegaba en su rescate.
Durante el día, andaba chocando contra los postes  y se quedaba dormida colgada de la barra del Metro, sin que los empujones y pisotones lograran mantenerla despierta.
Aguantó una semana sin acostarse, durmiendo en los cines o en cualquier lugar donde no hubiera cerca ni lápices ni papel que la hicieran recaer en su vicio epistolar.
Hasta que la tarde del Sábado no aguantó más y se echó en el sofá de su casa, envuelta en una manta, como una momia indígena. Cayó en un sueño profundo que la hizo rodar dulcemente hasta el mar del olvido.
La despertó el sonido del timbre de la puerta. Al parecer, llevaba un rato sonando porque su en su sueño, se veía paseando por  la nieve,en un trineo lleno de campanillas...
Arrastrándose, fue a abrir.
En la puerta estaba Renato.
-¿ Por qué no me has seguido escribiendo?- le preguntó con descaro.
-Pero, si me demostraste que te importaba un bledo...
-Reconozco que me porté antipático, pero después sentí que tus cartas me decían tanto...Sobre todo la página en blanco que  me mandaste... Esa fue la que más me habló y me hizo comprender lo importante que eres en mi vida...
Laura apenas lograba tener los ojos abiertos y se balanceaba, envuelta en la manta, segura de que seguía soñando y que Renato no estaba ahí.
Pero él la tomó de los hombros y le miró la cara con preocupación:
-¿ Qué te pasa?  Pareces sonámbula...
-  ¿ Yo sonámbula?  ¡ Como se te ocurre !  Lo que pasa es que tengo unos vecinos ruidosos que hace varias noches que no me dejan dormir...

  
  

9 comentarios:

  1. Lo que hace el enamoramiento no?

    esa llama perpetuo algo?...el signo d ela carta vacía...

    quizás al tiempo una verdad por completar...

    los amores son así...nunca se sabe como se manifiestan en verdad
    ni menos cuanto duran.

    ResponderEliminar
  2. El amor casi todos los hemos sufridos,pero al pasar los años,solo nos queda la nostalgia

    ResponderEliminar
  3. Que bonito es el amor, y que interesante poder rescatar lo que con dolor suponias tenerlo perdido
    un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Tu cultura,y tus sentimientos, vuelan para hacer esa apologia




    ResponderEliminar
  5. Escapó con esa mentirilla? no sé, ser sonánbulo es peligroso.
    Se hace lo que no se piensa y los resusltados salen despues.
    Un abrazo.
    Ambar

    ResponderEliminar
  6. El optimiamo es el mejoe remedio pàra combatir el pesimismo
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  7. Tube la suerte de pasar un dia al lado de unos pastore,y culturalmente gane bastante

    ResponderEliminar
  8. Paso a dejarte un abrazo dieciochero amiga...
    a pasarlo bien en familia...a celebrar la vida que es lo que importa
    a pesar de las cosas negativas
    saquemos la alegría en el corazón

    viva Chilito lindo!

    ResponderEliminar
  9. Hola la literatura me entusiasma por eso Anna de poemias
    http://anna-historias.blogspot.com.es.
    me paso tu blog es fantastico
    Besos.

    ResponderEliminar